Cap. 4: Escape parte 2.

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El marchar de las botas por las calles comenzaba a repiquetear los oidos de Yuko y Harlan

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El marchar de las botas por las calles comenzaba a repiquetear los oidos de Yuko y Harlan. Preparandose para un segundo combate Harlan le aconsejo a su compañera que tomara un arma de los cazadores, después de todo a ella le parecían más comodas y además aprendía ausarlas más rápido, era de esperarse que fuera mejor usandolas. Harlan conservo las que le había dado de regalo Venggi, una razón es porque para él eran geniales, y otra, quizá era por respeto a su memoria.

Rain hecho un vistazo por la ranura de una de las ventanas. Su corazón casi se salió del pecho cuando vio a una docena de hombres (posiblemente más) parados apuntando frente a la fachada de la destartalada tienda, el resto, supuso llegarían por atrás. La sospecha se comprobo cuando Harlan le dio el aviso de cinco sujetos caminando con paso seguro acercandose por la retaguardia.

- Necesitaremos un milagro si queremos salir de está amigo - dijo Yuko sin despegar la vista del frente.

Harlan pensaba lo mismo, pero él no esperaba por milagros, era difícil que los esperara. Desabrocho su cinturon con granadas retiro dos y el resto se las arrojo a Yuko.
Los cinco hombres de la retaguardia esperaban la señal para entrar, al frente, las posiciones no se rompian.

- Contare hasta tres y arrojaras una contra ellos - le explico a Yuko - necesitamos desconcertarlos lo más que podamos, sino, seguiremos corriendo demasiado peligro.

La cuenta inicio.

1...

Los cazadores de la entrada avanzaron un par de metros más, de modo sigiloso preparaban un lanzacohetes.

2...

Detrás de la tienda dos hombres avanzaron inspeccionando el área.

3...

Harlan y Yuko jalaron con sus pulgares los seguros de las granadas. Los cinco intrusos se aproximaron sigilosos, lo último que pudieron escuchar fue la orden de su cápitan diciendo: ¡Retrocedan!. Luego. Todo estalló envolviendolos en una enorme bola de fuego que calcino hasta las partes ciberneticas de sus cuerpos. Harlan se cubrio tras una esquina apreciando el espectaculo desde su imaginación. Yuko hizo lo mismo. La formación se había roto. Los gritos de los cazadores fueron lamentos de terror, entre las voces de agonía se encontaba un sujeto que gritaba por sus piernas, otro que maldecía y recordaba a sus presas por el mal del que iban a morir. Aquellos que no habían muerto aún, abrieron fuego.

Por un pequeño orificio de la pared Harlan logro contar a siete cazadores disparando desde diferentes posiciones, tres por los tejados y cuatro por tierra. El resto si no habían tenido su final, lo tendrían pronto.

Yuko disparaba estando a cubierto, suposo ser demasiado complicado hacerlo sin poder ver a sus enemigos en un intercambio de fuego.

- ¡Lanza otra granada! - le ordeno Harlan - necesitamos quitarnos al resto.

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