En el futuro...
La aventura de dos extraños comienza en una huída por salvar sus vidas para intentar limpiar sus nombres y demostrar quien en verdad son descubriendo sus propositos para vivir.
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El Air-blest, la nave en que Rain y Harlan habían escapado estaba fuera del hiperespacio. El combustible era escaso y aún quedaba un buen trayecto hasta llegar al planeta Clauron. Eso no supondría un problema una vez que aterrizaran.
Yuko se tomo el tiempo de explicarle a Harlan los controles de la nave y como funcionaban - al menos como controlarla y como aterrizar sin tantas dificultades, sobre despegar, no aprendió muy bien - Harlan asentía a todo lo que ella le decía, pero no estaba entendiendo mucho, y siempre la detenía para que le explicase una y otra vez, por suerte a Rain no le molestaba. Pasaron de la lección de pilotaje a conocerse. Ninguno sabía nada del otro, hasta el momento habían combatido codo a codo, pero nada más, nada realmente. Rain era demasiado extrovertida, no era el típico "bandido" misterioso, incluso muchos podrían asegurar donde estaría en la siguiente ocasión que la vieran, eso sí, tenía pocos amigos.
- Dime... Harlan, ¿cierto? - Yuko no despegaba la mirada de la consola de mando - ¿De donde vienes?
Aquella fue la misma pregunta que el viejo le hizo y que lamentablemente jamás le respondería, y aún así extrañamente se vio obligado a responder de manera honesta a Rain.
- De Taldeniis - contesto a secas -. Fuí cadete militar en ese planeta - su rostro se torno tenso y su mirada se desvío hacia las estrellas.
- Escuche que tu planeta fue invadido hace unos meses, ¿eso es cierto?
- No lo sé realmente, una vez que me vi obligado a dejar el servicio abandone el planeta.
Un desagradable recuerdo surco la mente de Harlan como un rayo, aquello le hizo soltar un suspiro triste. Rain no lo noto.
- ¿Tienes familia Harlan?
- Si, mis padres, ellos estan viviendo pacificamente en una granja a las afueras de otro sistema.
- Y, ¿Por qué te persiguen Harl?
No quería hablar sobre aquello, Harlan no tenía muchos animos de hacerlo, pero acepto hacerlo.
- Yo... - suspiró una vez más - mate a un importante general, uno que violó y asesino a un pobre niño, y, el me terminó culpando a mí. Yo ví como arrojaba su cuerpo de aquel chiquillo en una manta al río, el me vió a mí. Yo no le tome importancia en aquella ocasión. Un par de días después me entere de la desaparición de uno de los hijos de un sargento que había visitado la base. Tres días más tarde el sargento y su guardia aparecen frente a mi en la biblioteca de la base y me llevaron a la prisión del lugar donde me torturan de las formas más violentas. No me mataron porque querían que experimentará lo que el niño. Entre en conciencia que el General que arrojo el bulto al río fue el asesino. El Sargento lo confirma y dice que encontraron a su hijo río abajo y me explica lo que ya te dije con mayores detalles que yo prefiero omitir. Salvo los últimos dos. Me cuenta como su hijo fue torturado con los mismos métodos que me han estado aplicando a mí, sentí el terror que experimento el niño y aún faltaba algo más me iban hacer lo que el niño sufrió en sus últimos momentos.
