Cap. 2: Forastero.

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Un forastero mal herido llegaba al pueblo de Labret en el planeta desertico de Chadhel. El ocaso rojo fulminaba el horizonte con sus dos soles muriendo tras las montañas del oeste. La vida del pueblo parecía hacer lo mismo, a esos últimos minutos con luz de sol no había demasiados habitantes en las calles era un alivio para cualquiera que se dignara a entrar a ese sitio. Una de las peores tierras para vivir sin duda, pero para quien no sabía a donde más ir Labret es un buen lugar.

El forastero caminaba con su sordida presencia, de haber más gente, con sus miradas lo hubieran juzgado sin dudarlo. Solo basto con una mirada. Unos ojos grises que observaban desde un rostro viejo y arrugado cubierto por una frondosa barba blanca y que no se dignaba a dejar de ver al forastero de camisa blanca y pantalones negros grito:

- ¡Eh, tu! ¿Quién eres?

 El forastero no quiso voltear, debía continuar su camino sin mirar atrás.

- ¡Te he hablado! - grito de nuevo el anciano.

El forastero se conocía bien así mismo. De tener la oportunidad hasta hubiera charlado con el viejo y quizá, se hubieran hecho buenos amigos. Pero este no era el momento, ni el donde, ni el cuando.

- ¿De donde vienes? - dijo el viejo.

En ese momento el forastero se giro hacia la dirección del anciano y este pudo apreciar como el hombre que recién había llegado al pueblo tenía una enorme cortada en la sien izquierda. Al viejo no le sorprendió, mucho menos lo asusto, lo que le resulto curioso fue la respuesta del forastero.

- De ningún lado.

Al viejo le pareció graciosa esa respuesta que una sonrisa se dibujo en su cara.

- ¿A donde vas? - inquirió el anciano.

El forastero no tenía idea a donde tenía que ir, solo escapaba. Jamás se le paso por la mente algún lugar al que ir. Solo planeaba desaparecer.

-A ningún lado - esa fue su repuesta, tan honesta como tonta, sin duda.

El viejo sonrió más, golpeo su rodilla con la palma de su mano y luego se burlo a carcajadas del forastero.

- Te tragaras tus palabras amigo - le dijo -. En este pueblo, cualquiera con esas ideas siempre lo hacen.

"No lo dudo", pensó el recién llegado, pero era real, que le diría a alguien: "Voy a tal o cual lado", cuando ni el mismo sabía a donde ir.

- ¿Qué me sugiere? - pregunto el forastero.

- Que comas algo - el viejo le lanzo una moneda dorada, pero no era oro -. Con eso ve a la posada, dile a Whostak que vas de mi parte. Tal vez te haga descuento... y si no lo hace dile que necesitas trabajo para salir de está posilga de planeta.

- Gracias - el forastero asintió con la cabeza y dejo atrás al viejo encaminándose a la posada.

El ambiente caluroso de fuera era extraño dentro de la posada. Era asqueroso el bochorno que se formaba dentro con el olor a alcohol y ebrios mal olientes, pero el forastero dejo pasar todo eso. Acercándose a la barra el posadero un alienigena bastante gordo de piel verde y con cara parecida a la un manatí lo saludo en un idioma extraño que el forastero apenas y entendía. Para no entrar más en conflicto el mismo forastero le extendió su mano con la moneda que el viejo le había dado. Whostak lo entedio en cuanto vio el pago. Le enseño una lista de comidas extrañas y el forastero eligió una sopa de saldru verde. Era la comida que parecía menos asquerosa. 

Whostak trajo la sopa y una bebida a base de frutas frescas que según el forastero logro entender sabía muy dulce y además era saludable.

Whostak le hizo platica en su idioma y puesto que el forastero apenas le entendía y podía responder le conto algunas cosas. El resto se lo guardaría para si mismo. Solo un trabajo, solo eso quería, pero no cualquier trabajo. Uno que lo llevara de un planeta otro y así mantenerse alejado de los cazarrecompensas. El alienigena gordo y de piel verde que resulto ser el posadero le dio las indicaciones de a quienes debería acudir señalandole un par de comerciantes de la raza de los greecor, humanoides azules con narices definidas y orejas puntiagudas como un elfo y tan altos como un arbol de 2 a 3 metros. Los reconocío al instante por su pasado en la academia militar. Su capitan era de la misma raza y tenía una aptitud bastante violenta. Pero se decidio al instante, iria con ellos.

Se puso de pie y camino hacia su mesa. Nadie al rededor le prestaba atención - por suerte - los greecors se percataron de su presencia al instante.

- ¿Quieres trabajo? - pregunto uno de ellos.

El forastero asintió.

- Toma asiento y lo discutiremos - dijo el que estaba sentado a la derecha.

El forastero tomo una silla y se sentó a horcajadas. 

La platica duró mucho tiempo, más de lo que al forastero le hubiera gustado. Descubrió que sus jefes se llamaban Glann y Jiff. Él se hizo llamar Maximilian Van Taller. Sus jefes se sorprendieron al descubrir que tenía un nombre tan parecido al de un antiguo personaje de una vieja religión.

- Bien Max, solo te podremos llevar a entregar mercancía a dos planetas, Yubap y Qeslak, te dejaríamos ahí. No podríamos seguir empleandote después de eso. Venderemos la nave después de eso.

Al forastero le pareció una buen trato.

-¡Esta bien! - dijo con mucha seguridad.

- Bien, vamonos ahora, partiremos en una hora así que...

Una banda de cazarrecompensas entro por la puerta pricipal vitoreando y alardeando de una victoria que solo ellos sabían. Whostak intento calmarlos, no sirvió de nada, fue intento inútil. 

"Mierda" dijo el forastero para si mismo "¿Como pueden estar aquí?", no es a mi a quien buscan, han capturado a alguien y celebran su victoria."

Los greecors salieron sin tomar mayor importancia, por su lado el forastero tomo su tiempo y no trato de llamar la atención como lo estaba haciendo todo el día. Las cosas salen mal cuando uno menos quiere. Uno de los cazarrecompensas  pareció reconocerlo.

El forastero salió de la posada sin mirar atrás, no se dio cuenta que alguien le seguía ya los pasos. frente a la posada se encontraba una chica de ojos verdes y cabello azabache, esposada contra un poste con varios golpes en la cara, el hilillo de sangre aún era reconocible junto a sus comisuras. "Ella debe ser la que han capturado". 

Paso junto a ella y en su interior le causo un poco de pena. No dudo en preguntarle si estaba bien a pesar de que era claro que no lo estaba. Ella lo miro, sus ojos transmitían enojo, desesperación y muy en el fondo tristeza. Esa fue la mejor respuesta que el forastero pudo recibir. "Pocas palabras más acciones" era la frase que le gustaba repetir a su padre y era perfectamente lo que aquella chica transmitía con su mirada.

El forastero paso de largo y la dejo a ella. 

- Oye tienes que darte prisa si quieres conservar el empleo - apresuro Glann.

Cuando el forastero lo alcanzo una voz proveniente de la posada lo detuvo.

- ¡No eres tu el que violo y asesino a un niño en Baltmer!

El forastero solo sintió como la sangre le hervía ante tal acusación de un crimen que el jamás cometió. Se dio la media vuelta y contesto:

- ¿Me estas hablando a mi?

- ¿Ves a otro violador por aquí? - el cazarrecompesas quería hacerlo enfadar. 

Era claro que el forastero no podría pelear contra él. Aquel sujeto que lo acusaba traía una armadura que le cubría el pecho y los hombros, además el forastero no contaba con ningún arma. Parecía su perdición.

- Oye amigo, este chico es nuestro trabajador y no nos gusta que acusen a los nues... - La voz de Glann se volvió un susurro cuando un disparo laser atravesó su pecho. El forastero logro tomarlo entre sus brazos antes de que cayera. Jiff corrió hacia ellos desesperado. No podía creer que su hermano con el que hace un momento compartía la mesa ahora estuviese muriendo.

Jiff miro hacia el cazarrecompesas quien aún mantenía su pistola apuntando hacia ellos.

- Maldito eres escor... - Jiff tambien cayo, el disparo le perforo el corazón.

- Así que ellos te ayudarían a salir de este planeta, es una pena.

Los compañeros del cazarrecompesas salieron empuñando sus armas listos para cualquier combate. Pero solo vieron a un chico en medio de dos cuerpos azules. 

- No me van a atrapar - les dijo. 

Nadie hubiera esperado que usara una bomba de humo para salir huyendo de ahí. La única arma que había tomado de Glann antes de que muriera. Y la misma que hizo que aquella chica atada a un poste tambien escapara.

STARS RAIN...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora