•Parte 8: Oportunidad de vida•

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Las campanas de la iglesia sonaban, el pueblo se regocijaba y el país celebraba

<<Si él llegara a casarse con otra mujer, un día después de contraídas las nupcias tú corazón se romperá en mil pedazos y morirás en el mar convirtiéndote en parte de la espuma que lo conforma>>

Las palabras del hechicero golpeaban con un inmenso dolor en el corazón de Marinette mientras ella sostenía el velo de la ahora esposa del príncipe y veía entre lágrimas como el sacerdote los declaraba marido y mujer

Al término de la ceremonia, todos salieron de la iglesia con los novios por enfrente y Marinette detrás sin dejar de soltar el velo de la novia con lágrimas en los ojos

Cuando la pareja de novios y la azabache abordaron el barco nupcial, todos se despidieron de ellos y comenzaron a zarpar con la tripulación también a bordo. En la cubierta y el centro se había dispuesto una majestuosa e imponente tienda llena de cojines, edredones y mantas. Ahí dormiría la feliz pareja en la tranquila noche

La de ojos azules, no podía más que pensar en su próximo final, no podía más que recordar a todo lo que había renunciado por un amor no correspondido. Aun así, con ese dolor desgarrando su alma, decidió unirse a la celebración por la felicidad de los recién casados  en aquel barco bailando con una gracia que jamás se había visto a pesar de que ella sentía como mil cristales en los pies y sangre escurriendo por sus piernas dejando admirados a la pareja de novios y la tripulación

Cuando el sol cayó en el horizonte la pareja de novios decidió descansar, así que Adrien besando los labios de su esposa y ella acariciando las hebras doradas de su marido se tomaron de la mano y se retiraron a su tienda

Todo lucía en calma, a excepción del timonero que permanecía en su puesto

La ex sirena azabache permanecía en la borda del barco con sus blancos brazos en la madera y la vista fija en el horizonte, esperando el primer rayo de la aurora que pondría fin a su vida

-¡Hermana!, ¡Hermanita!- Exclamaron desde el mar las hermanas de Marinette haciendo que ella bajara la mirada y se sorprendiera al verlas a ellas con el cabello corto

-Tikki fue con nosotras y hemos ido con el hechicero del mar para que te perdonara la vida. Nos a dado esta daga a cambio de nuestro cabello ¡Mira que afilado es!- Habló esta vez Alya con la filosa daga en mano mostrándosela a su hermana menor unos segundos para después lanzarla hacia la madera del barco haciendo que por el filo quedara incrustada en ésta

-¡Clavasela al príncipe en el corazón antes de que salga el sol, deja que su sangre se derrame por tus piernas y así volverás a ser una sirena!-Agregó Alix con desesperación mientras su hermana menor tomaba de la madera del barco la filosa daga con sus manos y la acercaba a su rostro mirándola con atención

-¡Solo así podrás volver a casa y continuaremos con nuestra vida como siempre!- Gritó Rose con lágrimas en los ojos

-¡Padre y la abuela están muy preocupados por ti!- Gritó Juleka

-¡O mueres tú o muere él!- Gritó Mylene por última vez antes de que todas las sirenas volvieran a hundir sus cabezas en las olas del mar perdiéndose en él

Marinette con la daga en mano y una mirada oscura que jamás se había visto en ella avanzó con pasos firmes hacia la tienda donde el recién formado matrimonio descansaba. Corriendo el telón de seda y entrando en el interior pudiendo ver cómo la cabeza de la princesa Kagami descansaba sobre el pecho de Adrien, mientras que él susurraba en sueños el nombre de su esposa

Marinette se colocó al lado del joven de cabello rubio y cuando quedó lo bastante cerca de él, levantó la daga con ambas manos, miró como la aurora empezaba a iluminar el cielo y después miró a su amado príncipe. Ella con las manos temblorosas comenzó a dirigir la filosa daga hasta el pecho del susodicho, pero antes de que el filoso metal del arma atravesara su pecho, Marinette bajo las manos tirando aquel objeto puntiagudo al suelo de madera de la tienda produciendo un estrepitoso ruido que logró despertar de golpe a Adrien y Kagami

<<Aunque tu amor no sea para mi, solo deseo verte feliz, mi amado Adrien. Adiós para siempre>> Pensó ella

Marinette salió corriendo de la tienda, dirigiéndose a la borda del barco y dando una mirada del mar estaba dispuesta a lanzarse en él

-¡Marinette, no lo hagas!- Escuchó la voz de Adrien en un grito que la hizo frenarse. Ella volteó hacia él y lo vio tomado del brazo con su esposa con una expresión de puro horror en el rostro

La azabache le dedicó una última triste sonrisa a su amado príncipe rubio mientras unas finas lágrimas se deslizan por sus mejillas y volvió a girar el rostro. Mantenido la vista fija en el mar, ella subió los pies a la borda del barco y con un último suspiro, dió un salto que la hizo caer en el mar, hundiéndose y perdiéndose en el por completo

-¡No!- Fue el ultimo grito desgarrador que Marinette oyó de los labios de Adrien

𝐿𝒶 𝓅𝑒𝓉𝒾𝓉𝑒 𝓈𝒾𝓇𝑒̀𝓃𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora