¡¿Cómo te fue?!, ¡¿Que viste?!, ¡¿Estuvo nevando?! Estás y más eran las preguntas de las hermanas de Marinette en cuanto la vieron llegar, sin embargo, ella no respondió nada y las evadió yendo directo hacia su jardín para sentarse sobre la estatua que tenía y llorar sobre ella
Después de unos instantes Marinette sintió todos los brazos de sus hermanas rodeándola con infinito amor
-¿Qué pasó, hermanita?- Preguntó Mylene con dulzura mientras le acariciaba el cabello a la azabache
Después de unos minutos, Marinette se calmó y optó por contarle lo ocurrido con el príncipe a sus hermanas quienes escucharon la historia entre sorprendidas y entristecidas
-Es la historia de amor más triste que eh oído nunca- Comentó Juleka bajando la mirada tristemente
-Yo conozco donde vive tu príncipe -Comentó de la nada Alix- Puedo llevarte hasta allí y ahora que eres mayor puedes observarlo el tiempo que desees desde lejos
-¡Muchas gracias!- Dijo Marinette mientras abrazaba a su hermana y una sonrisa iluminaba su rostro
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Ahí estaba ella. Delante del hogar de su amado príncipe con sus hermanas a su lado. Apoyándola
Agradeció infinitamente una vez más a sus hermanas antes de nadar a paso apresado hacia las escalinatas del palacio y sentarse en el primer peldaño para observar a su amado príncipe de cerca
-¿Estás segura de que no debemos ir con ella?- Preguntó Alix con evidente preocupación hacia Alya mientras observaban a Marinette mirar el palacio con gran ilusión
-Ya es bastante mayor- Dijo Alya con una sonrisa- Debe tomar sus propias decisiones y aprender de los errores que cometa
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Desde esa tarde en adelante la sirena azabache iba cada día a sentarse en el primer peldaño de la escalinata del palacio desde el amanecer hasta el anochecer para ver a su príncipe desde la lejanía. Pero llegó un punto en donde esto ya no era suficiente
El deseo de poder estar con su amado. Tocarlo, acariciarlo y compartir su vida con él era un deseo más fuerte que su razón y cordura. Un dolor tan profundo como el mar
-Marinette, por favor no llores más- Suplicó Tikki- Sabes que no me gusta verte sufrir
Marinette levantó su cabeza que hasta ese momento tenía apoyada en la basa de la estatua de su jardín mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas con sus manos
-Tienes razón Tikki- Dijo ella simulando una media sonrisa- Debo dejar de llorar y encontrar una solución para poder estar con él
-¿Que harás, Marinette?- Preguntó Tikki sintiendo una angustia crecer en su pecho
-Iré con el hechicero del mar- Dijo la azabache firme en su decisión
-¡¿Qué?!, ¡¿Con el hechicero del mar?!, ¡Debes estar loca, Marinette!- Gritó Tikki exaltada
-Es la única solución para estar con él- Dijo la azabache aferrándose con fuerza a la estatua de su príncipe
-¡Pero sabes perfectamente que él te exigirá un precio muy alto a cambio de lo que le pidas!- Gritó Tikki totalmente alterada
-Lo sé- Respondió Marinette con seguridad y serenidad
-¡No pienso ser parte de esta estúpidez!- Dijo la pequeña criatura
-No te estoy pidiendo tu aprobación, te estoy informando que voy a ir- Le dijo Marinette mientras comenzaba a nadar hacia las profundidades más oscuras del océano
A Tikki, evidentemente le preocupaba demasiado la idea, pero no podía hacer otra cosa. Su obligación era estar cerca de Marinette en todo momento sin importar nada y eso es precisamente lo que haría aunque se le desgarrara el alma
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𝐿𝒶 𝓅𝑒𝓉𝒾𝓉𝑒 𝓈𝒾𝓇𝑒̀𝓃𝑒
FanfictionTítulo Original: Den lille havfrue Autor: Hans Chistian Andersen Fecha de publicación: 7 de Abril de 1837 Lugar de publicación: Copenhague, Dinámica Idioma de publicación: Danés