𝐿𝒶 𝓅𝑒𝓉𝒾𝓉𝑒 𝓈𝒾𝓇𝑒̀𝓃𝑒

•Parte 2: Un accidente marino•

Por fin había llegado el día. Por fin Marinette había cumplido quince años y por fin vería el mundo humano como tanto había deseado

-Bueno, querida- Habló Gina dirigiéndose hacia su nieta- ¿Que tal te sienta tener por fin quince años?- pregunto mientras incrustaba una concha en la aleta de su pequeña nieta

-Que causa mucho dolor- Respondió la azabache al sentir en su aleta la pequeña molestia de la mordedura de la concha

-Discúlpame, cariño- Dijo la anciana- Pero si hacerse mayor no doliera a veces, nunca aprenderíamos nada

-Ya lo sé, abuela- Dijo ella con un pequeño toque de fastidio mientras su abuela le terminó de colocar la última orquídea en el cabello

-Listo. Ahora eres una verdadera princesa del mar- Dijo la vieja al observar que su nieta ya estaba lista para recibir su ceremonia de honores

-¡Por fin lo soy!- Gritó Marinette con júbilo- ¡Desde ahora podré ver la puesta de sol con mis ojos desde la cima de las olas!

Gina soltó una pequeña risa

-Vámonos ya, tu padre nos está esperando- Dijo la vieja nadando hacia el salón del trono seguida por Tikki y su nieta

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-Siempre le eh dicho esto a tus hermanas y ahora te lo digo a ti- Dijo Tom terminando de poner el par de aretes rojos con puntos negros en las orejas de su hija, las cuales indicaban que ya era una adulta- Es un orgullo ver como la más pequeña y última de mis hijas a madurado, haz que siempre me sienta orgulloso de ti

-Gracias, padre- Dijo Marinette haciendo una reverencia ante él

-Tienes hasta el día de mañana para visitar la superficie y cuando vuelvas, tendrás que contarnos a todos cómo te a ido. Pero procura que ningún humano te vea, hazlo por nuestro pueblo

-Gracias, prometo ser cuidadosa- dijo la sirena azabache comenzando a nadar hacia la superficie acompañada de Tikki

-Pásala muy bien, hermanita- Dijo Rose despidiéndose de su hermana

-Y tráenos un zapato- Dijo Alix con aire de burla, pues sabía perfectamente que su hermana no tenía ni idea de que era eso

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Cuando la sirena azabache logró sacar por primera vez la cabeza del mar, no podía creer lo que estaba viendo ¡Su sueño se había hecho realidad!

Estaba tan pasmada observando la hermosa puesta de sol que se observaba desde el horizonte, que dió un brinco de sorpresa al escuchar un fuerte estruendo que la hizo girar el rostro para ver de donde provenía ese sonido

En cuanto Marinette logró fijar su vista en la fuente de aquel ruido se sorprendió, pues había un barco surcando muy cerca de donde ella se encontraba con su kwami lanzando mucho humo de distintos colores al cielo (fuegos artificiales) y al parecer, estaban celebrando una gran fiesta, ya que los humanos a bordo bailaban y reían sin control

-¡Vamos Tikki!- Exclamó Marinette emocionada comenzando a acercarse al barco

Tikki sabía que no era buena idea acercarse al barco. Podían ver a su pequeña sirena y eso sería sin duda un gran riesgo para el mundo marino. Pero no le quedó otra opción más que seguirla. Después de todo, su obligación era estar al lado de ella sin importar las circunstancias