•Epilogo•

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Marinette estaba en la borda del barco, observando la luna en el horizonte oscurecido

-¿En que piensas, mi hermosa sirena?- Le  Preguntó amado en el oído mientras rodeaba su cintura con sus manos y posaba su mentón sobre su hombro

-En lo feliz que soy por tenerte a mi lado- Respondió ella sin dejar de mirar el horizonte oscurecido hacia donde se extendía el mar

-¿Segura que es solo eso, Mari?- Cuestionó el príncipe

-Pensaba en mi familia- Soltó de golpe para girarse y hacer contacto con esas esmeraldas que la habían cautivado la primera vez- Los extraño demasiado

El rubio acarició la mejilla de su prometida, Mirándola con tristeza. Se sentía culpable ya que por él, ella había renunciado a su familia, lo más sagrado que puede existir

-Aunque...- Comenzó a pesar Marinette- Tal vez haya una manera de poder verlos- Dijo ella tocando sus aretes y comenzando a pronunciar unas palabras incomprensibles para su amado

Adrien miró a su prometida confundido

En cuanto ella terminó de recitar aquel "Mantra" aparecieron frente al barco su padre, su abuela y sus hermanas. Toda su familia

-¡Mi pequeña sirena!- Gritó el rey del mar con regocijo en sus palabras extendiendo su mano para que sus dedos hicieran contacto con los de su hija, a lo cual ella estiró su cuerpo por encima de la borda del barco para finalizar el contacto

-¡Mi adorada niña!- Gritó la soberana Gina con regocijo al ver a la princesa del mar con vida

-¡Hermana, hermanita!- Gritaron las princesas del mar con alegría al ver a la menor de todas ellas aún con vida

Marinette no podía hacer que las lágrimas dejaran de fluir de sus ojos, estaba feliz. Feliz por que al tener nuevamente a su familia a su lado, ahora estaba totalmente plena

-Mi niña, ¿Por qué nos abandonaste?- Cuestionó el rey del mar con dolor en sus palabras mientras apretaba con aún más fuerza la mano de su hija menor

-Padre- Comenzó a decir Marinette con lágrimas en los ojos- De verdad lo lamento, nunca quise que las cosas se dieran de esta manera. Jamás quise lastimarlos

-Entonces, ¿Por qué, Marinette?- Cuestionó Gina de manera severa

-Me enamoré de un humano- Soltó la peliazul sin más

Hubo un gran silencio. Solo se escuchaba el murmuro de las olas

Adrien, quien hasta ese momento había permanecido en silencio detrás de su prometida mientras ella se reunía con su familia, se acercó a la borda, a la par de Marinette entrando en el campo visual de las sirenas y tritones

-Buenas noches, majestades- Saludó Adrien con cortesía a la familia de su prometida- Lamento que nuestro encuentro se diera de esta manera pero yo puedo explicarles cómo se dieron las cosas entre Marinette y yo

-Te escuchamos, humano- Dijo el soberano del mar cruzado sus brazos sobre su pecho

Adrien y Marinette le explicaron a la familia real cómo se había dado la situación entre ellos y que había incentivando a la azabache a convertirse en humana

El soberano del mar dirigió su furiosa mirada hacia su hija menor

-Salvaste a un hombre en tu cumpleaños, te enamoraste de él a tal grado que hiciste el más despreciable de los actos asociándote con quien sabías perfectamente que toda la familia real tenía prohibido tratar, tu vida estuvo a punto de terminar cuando él se casó y cuando tenías la oportunidad de salvarte, tu preferiste morir en su lugar. Lo cual solo me confirma una cosa: Tú eres la joven más pura de corazón para poder amar. Por que de eso se trata el amor: "Dar todo lo que tienes a esa persona y estar para ella aunque las circunstancias no lo permitan" Estoy muy orgulloso de ti, Marinette

𝐿𝒶 𝓅𝑒𝓉𝒾𝓉𝑒 𝓈𝒾𝓇𝑒̀𝓃𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora