Miss me more...

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Hay que ser muy imbécil para romper en mil pedazos la sonrisa a quien ha hecho hasta lo imposible por armartela a ti.

—Oh vamos... Mi casa está a veinte minutos de camino.

—Qué pena...

—Puedo ocupar la habitación de al lado, es muy linda ¿Es de...?

—No. No es de nadie. Ve a casa Sally, se te hará aún más tarde; mañana tienes trabajo ¿no?

La chica hizo un puchero y se levantó de la cama, cogió su ropa y salió de la habitación mientras se vestía. Dejó las gafas en la mesa de noche y masajeó el puente de la nariz con agotamiento. Son apenas las doce de la madrugada y ya siente que podría dormir doce horas enteras a pesar de que no hizo demasiado está noche. Si, Sally consumía su energía tanto como consumía comida dietética, pero honestamente las ganas morían muy pronto y ella satisfecha. Conclusión: Mujeres...

Vio el reloj, luego su closet. Con paso lento cogió el suéter felpudo y negro en una de las repisas más altas para que Sally no lo alcance. Es el suéter de Lightning... a quien no ve desde hace casi dos años. No tiene la cuenta exacta, tan solo que está próximo el día en que cumplirá veinticuatro años. Suele jugar con el suéter en sus manos antes de ponerlo nuevamente en donde lo dejo la última vez que repitió este proceso de añoranza.

Se siente estúpido; agotado; ansioso y frustrado. Va a perderse su cumpleaños de nuevo. El pasado pasó de largo con él buscando al rubio casi hasta debajo de las piedras y este va por el mismo camino. Necesita verlo, abrazarlo, saber cuánto ha cambiado en todo este tiempo en que se esfumó, pero no hay ni rastro. Preguntó a Raoul primero... el cual fue tan amable de decirle que aun siendo su amigo, no pensaba ayudarlo en nada concerniente a Lightning.

«Es tu culpa que se fuera. Él te dijo lo que sentía y tú fuiste quien lo lanzó lejos. Vive con ello.»

Luego le preguntó a Shuu, este le respondió tan frío como el hielo que tampoco pensaba brindarle ninguna ayuda aun si pudiera hacerlo. Sea por haber preguntado casi tres meses respuesta o por el hecho de saber lo que ocurrió y sentir casi odio infinito por él. A final de cuentas, el albino siente que por su culpa Lightning ya no está ni para hablar con él por mensaje de texto.

«Fuiste un cobarde. Actuaste como un niño y ahora que te das cuenta de lo arruinado que estás vienes en busca de un perdón a quienes no son los heridos.»

Mate y Holley no le dirigen la mirada siquiera y no le extraña. No tiene ningún otro tipo de conexión con él y aunque pagó por buscarlo no hubo resultado. Parecía que la tierra se lo trago dejando el recuerdo muy a duras penas. Recuerda muy bien cuando se desapareció de su vida de manera muy parcial: Le dio plazo de una semana para llevarse sus cosas, él lo hizo en dos días dejando más de la mitad de su closet, el maquillaje; bolsos; absolutamente todo lo que es producto del tiempo juntos. En su estudio yace la caja con la gargantilla y brazalete de oro blanco con Lapis Lazuli. Le produjo un muy mal sabor de boca ver todo esto.

Su estudio también está vacío a excepción de los muebles. Hay algunos lienzos en blanco y otros con apenas trazos perceptibles. Fue extraño comer solo las tres comidas del día y el silencio tan sepulcral en la mansión no parece natural. Casi como un golpe se aseguró de tener aun el cuadro que Lightning le hizo. Sigue perfectamente puesto en la pared de la sala y aun hoy en día sigue ahí... como un recuerdo bello de como apuñalar por la espalda a quien hace de todo por ti.

Supo que se graduó con honores de la universidad al menos unos par de meses después. Vio las fotos donde sostenía su título, la toga, birrete y un atuendo bastante sencillo y elegante de falda, tacones y una blusa. El cabello perfectamente recorrido y una sonrisa de alivio única. Raoul y Shuu estuvieron ahí, lo llevaron a un almuerzo de lo más extravagante para celebrarlo.

Carpe Díem || FranQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora