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— ¿Están listas las cabras para el sacrificio?— pregunto el rubio mirando las tablillas en sus manos.
— Si, su majestad.— afirmó su asistente.
— ¿Y el banquete?— desvío su mirada hacia ella y levantó una ceja.
— Lo están preparando, estará justo a tiempo en el templo del gran Marduk— contestó Siduri firmemente.
— ¿Ya se organizaron a los guardias en las calles para asegurar que todo esté bien durante la procesión?— el semidiós entre cerro los ojos, tratando de fijarse en el más mínimo detalle, quería que todo saliera bien.
— Si, desde está mañana están todos en sus puestos—esbozo una pequeña sonrisa tratando de animarlo —. No tiene de que preocuparse, todo va a salir bien.
— Está bien— coloca la tablilla en el suelo y suelta un suspiro.
Con todo el trabajo que ha tenido gracias al Akitu, el año nuevo babilónico ha estado muy estresado últimamente. Lo único que lo salva de su ajetreada agenda es Shamat, con quién ha tenido la costumbre de comer en su jardín personal todas las mañanas.
Tenía que admitirlo, se la pasaba muy bien a su lado, durante el día a pesar de no poder hablar se le notaba muy animada y no dejaba de sonreír, incluso cuando al principio era un poco tímida. Pero al anochecer, se le pasaban horas hablando sin parar en la terraza de los aposentos del rey, ya era normal encontrarla en su habitación, incluso para las sirvientas, quienes tenían por sentado que se trataba de la nueva amante de su majestad, pero en realidad era mucho más que eso, las ocurrencias que solía decir le sacaban una que otra carcajada, sentía una paz interior cada vez que estaban juntos. Poco a poco iba sintiendo algo que nunca había experimentado. Shamat se estaba volviendo alguien importante en su vida, y de cierta manera, eso le provocaba miedo.
— ¿Y Shamat?— ya que la peliverde no dejaba de rondar por su mente, se comenzó a preguntar por su paradero.
— Está en su alcoba preparándose para la festividad— respondió la castaña.
— ¿Le diste el regaló?— pregunto tratando de sonar desinteresado, pero en realidad, le rezaba a los dioses para que le gustará, cosa que no hacia nunca.
— Sí, se notaba muy contenta cuando lo recibió, no dejaba de sonreír.— dijo Siduri, notandose animada.
— ¿En serio?— se notaba curioso por sus palabras.
Asintió la joven, Gilgamesh se levantó de su trono y se encamino a la salida, tenía que dirigir la procesión hasta el templo del dios Marduk, iba a empezar en la entrada de la ciudad, por las personas danzando en las calles y la música, podía retrasarse así que decidió salir antes, esperaba que la peliverde llegara a tiempo al festival.
..
¿Le gustará como me veo?
Esa era la pregunta que se hacía Shamat mientras se mirada al espejo. Esa misma mañana Siduri se había encargado de levantarla desde muy temprano para prepararla para la celebración, aún que fue un poco vergonzoso, le tallo el cuerpo con una esponja y ciertas piedras raras que desprendían espuma al contacto con el agua, también la hizo meterse a una tina llena de flores aromáticas, además de lavarle el cabello con una crema que se lo dejaba oliendo a café. Pareciera que nunca había estado tan limpia en su vida.
Después de bañarla Siduri la dejo sola para que se pudiera poner la ropa interior tranquila pero cuando terminó, se asomo y no había nadie en la habitación pero pudo notar una pequeña caja mediana de madera sobre la cama, sobre está había una nota.
“Estoy seguro que te verás hermosa usándolo.”
Comenzó a sentir como se enrrojecia al leer esas simples palabras. Y no aguanto más, así que abrió la caja llevándose una gran sorpresa.
..
— ¿Dónde estará?— murmuró para si mismo, sin dejar de dar pequeños golpes en el piso con el pie derecho.
La ceremonia había comenzado hace unos cuantos minutos, pero para Gilgamesh parecían horas, Shamat le había prometido la noche anterior que sería puntual, sin embargo incluso las bailarinas habían empezado su espectáculo y ella todavía no aparecía.... ¿O es que comenzaba a ser un poco paranoico?
— Ya llegará.— comento Siduri sin despegar la vista del espectáculo.
— ¿Por qué tarda tanto? ¿Seguro que le explicaste bien el camino al templo de Marduk?— el rubio interrogó a su asistente tratando de encontrar una respuesta.
— Claro que sí, su majestad— dijo un poco irritada por el comportamiento un tanto exagerado de su rey —. Además no es tan difícil llegar aquí, ya la había traído cuando le hice un recurrido por el palacio.
— ¿Qué tal si no lo recuerda y se perdió?—pregunto, pensándolo un momento —. Por ser muda no va a poder pedir ayuda a nadie para llegar.... Siduri, es mejor que vayas por ella.
— Tranquilícese, mi rey. Ella va a estar bien.— dijo cálidamente tratando de calmarlo, mientras observaba a las bailarinas realizar su danza.
— Pero Siduri, por....— estaba a punto de terminar la palabra cuando fue interrumpido.
— ¡Ahí está!
Y ahí fue cuando la vio, bailando en en el centro de templo junto con las demás bailarinas, usando el vestido que le había regalado. Un crop top negro con adornos de oro y un pantalón abombado blanco con aberturas a los lados, en su cadera un cinturón de oro la adornada, acompañado de unos guantes negros que llegaban hasta su brazo y unas arracadas doradas, su cabello verde suelto y liso, mientras su cuerpo danzaba al compás de la música. Simplemente quedó hipnotizado ante su belleza.
Incluso Siduri se dio cuenta de eso pero simplemente decidió no hacer ningún comentario y retirarse lentamente. Gilgamesh no dejaba de ver nada movimiento que hacía, era como una droga, no podía dejarla.
Shamat pudo notarlo entre el público, y le sonrió, acercándose a él e invitándolo a bailar, cosa que Gilgamesh acepto tomando a todos por sorpresa, ninguna nadie en la ciudad había vista al rey bailar en las festividades o banquetes, así que una chiquilla lo haya convencido de hacerlo tan fácilmente resultaba un poco sorprendente.
No era algo complicado, solo estaban agarrados de las manos mientras daban pequeños movimientos a los lados y una que otra vuelta de vez en cuando. Pero había algo raro, ella no dejaba de sonreír y eso le provocaba un extraño sentimiento, ganas de abrazarla y no dejarla nunca, bailar con ella toda la noche e incluso hacerla suya, era un sentimiento fuerte, intenso, que lo atormentada desde hace un tiempo y no lo dejaba dormir pero no podía más.
Ese maldito sentimiento tonto lo había consumido por completo, era un echo, estaba enamorado.
Y la beso, se dejó llevar por su corazón. Acariciando suavemente su cabellera verde mientras juntaba sus labios con su amada, está no se negó, al instante lo siguió, mostrando una pequeña sonrisa en los labios, confirmando que ambos sentían el mismo sentimiento de amor.~•~
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Shamat |☆| Fate/ Grand Order: Babylonia [Gilgamesh]
Conto❝Hasta entonces, disfrutemos de los dolores y las alegrías de la vida a nuestro antojo.❞ - Gilgamesh x Fem!OC Bonita portada hecha por: -minyeol -PercyMiAmor