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'Si quieres la piedra, ven a Privet Drive, Surrey'

Acariciando el costado del búho blanco, Lord Voldemort sonríe.

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Una semana antes de la partida de los Malfoy a sus vacaciones en Francia, Daphne es invitada a una cena informal con la familia.

Durante la velada, Draco expresa lo emocionado que está de visitar a sus primos y primas de diferentes ramas familiares mientras sus padres asienten e intervienen en los momentos adecuados.

En el momento que Lady Narcissa le cuenta a la mesa una anécdota de lo que sucedió la última vez que tomó el té con Lady Abbot y Lady Zabini, un elfo doméstico hace aparición y anuncia que la presencia de Lucius es requerida y que el paquete debe ser devuelto.

El hombre bebe de su vino, su expresión serena titubeando apenas un milisegundo antes de asentarse en una de falsa frialdad.

Lady Narcissa mira al elfo, sus ojos brillando de reconocimiento al curvar sus labios en una sonrisa. —Dile a tu señor que mi esposo estará allí. Puedes irte.

El elfo doméstico desaparece.

—Daphne—dice la mujer—, sé lo abrupto que es esto pero me temo que debes retirarte. Draco, ve a tu habitación. Ven, querida, te acompañaré a la chimenea.

Cuando ella regresa a su casa, la oficina vacía de su padre le da la bienvenida.

En el comedor encuentra a su hermana pequeña masticando un ala de pollo. Astoria está descalza, lleva su camisón de pijama puesto y hay salsa manchando su mejilla izquierda cuando la niña de casi once años le sonríe. A su madre le daría un ataque al corazón si la encontrara así.

No está sorprendida de ver a Daphne, lo que significa que uno de sus propios elfos domésticos debió avisarle su llegada.

—No le diré a mamá que volviste temprano si no le dices lo que acabas de ver—asegura Astoria, dándole a Daphne una clara mirada a la comida aún en su boca. Asqueroso.

—Sólo si me das un poco. Y prometes no hacerlo frente a nadie más.

—Trato.

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'Solicito tu asistencia', llega alrededor de las siete de la mañana envuelto en el pico de una lechuza en su ventana. Daphne suspira cuando ve la firma, preguntándose para qué en el nombre de Merlín su futuro suegro necesita la ayuda de una niña de doce años.

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Harry está sentado en un banco de madera chirriante en el parque, cuestionando sus decisiones de vida al apretar entre sus manos el calcetín que contiene la piedra filósofal mientras trata de evitar las miradas extrañas que le envían las señoras de Privet Drive.

Apenas logró escapar de sus tíos al mentirles sobre un supuesto proyecto que les habían dado en Hogwarts como tarea de verano y sobre cómo debía encontrarse a alguien del colegio ese día o sino un hombre muy grande y barbudo vendría a asegurarse del bienestar de Harry. No tuvo que siquiera pronunciar el nombre de Hagrid para que el rostro de los Dursley se coloreara de rojo, Dudley chillara el nombre de su madre y le gritaran que no podía regresar por el resto del día.

Ahora, Harry se halla en el parque, su estómago retorciéndose por el enfrentamiento que se avecina cuando un acento suave y elegante, femenino, dice:—El niño que vivió, no eres lo que esperaba.

La niña se sienta a su lado y Harry se dice que no está decepcionado. Por supuesto que no lo está. ¿Por qué se miente a sí mismo? Él estaba tan esperanzado de volver a hablar con su alma gemela.

Soulmates - |TOMARRY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora