Cap. 1: El renacer

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Izuku Midoriya, un nuevo aliado y compañero de la irreconocible organización de la revolución, o como se hacen llamar, la Liga de villanos, era alguien un poco antipático con las personas que mostraban crueldad hacia otros y, aunque no existan héroes, la maldad estará presente aunque no la veas e Izuku, siendo parte de la liga, sabía mejor que nadie que no todo era color rosa.

Luego de cuatro días de haber muerto, Izuku fue a su  funeral para ver cómo era enterrado un cuerpo que ahora mismo debía estar derritiéndose. No todos los días podrás ver tu entierro con un ataúd lleno de falsedad por el egoísmo de alguien. Con hitoshi fue la misma situación, con la diferencia de que sería al día siguiente.

—Me siento mal por ver a la tía Mitsuki así —escondidos detrás de un árbol, vió como la mejor amiga de su madre lloraba desconsoladamente por un cuerpo falso.

—Es la señora de pelo rubio, ¿Cierto? —Shinsō entrecerró los ojos, juzgando silenciosamente la escena.

—Si, el señor Masaru la está abrazando —el hombre también parecía estar llorando, y eso entristeció más a Izuku.

Shinsō tarareó y luego apunto a Katsuki —¿Y quien es ese chico? Es muy parecido a la señora Mitsuki —el rubio estaba parado unos pasos más lejos de sus padres, mirando fijamente como el ataúd iba descendiendo lentamente.

—¿Él? Es Bakugō Katsuki, el fue quien me entregó —Izuku sentía resentimiento hacia el rubio, todo de él lo enojaba, su carácter, su siempre fruncido selo, y sus mabos en los bolsillos como si siempre estuviera desinteresado por todo.

Se dió la vuelta, se apoyo en el árbol y suspiro. Las acciones de Katsuki eran imperdonables, nada de lo que digan cambiará su forma de pensar, para el rubio, Izuku solo era una piedra en el camino, tan insignificante que podría patear tantas veces como quisiera, pero ahora podía deleitarse con el rostro de remordimiento que Bakugō mostraba a esa tumba vacía.

—¿Ese bastardo? —su voz sonó ronca, con un tono de desprecio. Sus ojos fijos en el rubio, analizando todo de él.

—Si... —se dejó caer y oculto su rostro entre sus brazos.

—Yo lo mato —se arremango el suéter mientras daba unos pasos hacía la familia.

—¡No! Si lo haces, habrá una investigación y terminaremos como ratas otra vez —Izuku agarró a su amigo del brazo para evitar que haga una estupidez que los perjudique.

—Bien, bien, solo porque necesitamos está oportunidad de empezar de nuevo —levanto las manos en rendición y se apoyó en el árbol.

—Será mejor que nos vayamos —Izuku se levantó y camino en dirección contraria a dónde estaba la familia, Shinsō está detrás de él, a veces dando miradas feroces hacia Katsuki.

...

—Hey, Bakubro, ¿Quienes son esos sujetos de allá? —susurro Kirishima. Él fue uno de los compañeros de clase de Izuku que pudieron asistir al funeral.

—No lo sé y me importa una mierda —Katsuki no quería estar en éste lugar, pero no pudo evadir a su madre, así que aquí lo ven.

Hubiera preferido que nadie más viniera, si de todos modos lo iban a obligar, pero algunos de sus compañeros de clase debían arruinar todo, incluído el mitad idiota.

—pero nos han estado observando desde hace rato — ¿Que acaso el dientes de tiburón no tenía otra cosa que hacer que no sea preocuparse de estupidos extras?.

Bakugō giró su cabeza a donde Kirishima estaba mirando y ahí estaban, dos desconocidos que ya se estaban llendo del lugar. Estaban encapuchados y con el rostro cubierto con una mascarilla negra.

Después de la muerte [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora