Cap. 3: Los mejores amigos

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—En todo caso ¿Por que no elegiste algo mejor que solo Shō? —. La rubia lo miro, y por primera vez, no tenía esa sonrisa molesta en el rostro.

—No soy bueno con los nombres —. Se encogió de hombros y volvió a mirar hacia su funeral.

—Que aburrido y simple —. Hizo un puchero y luego sonrió —¡Me gusta! —. Levantó su pulgar en forma de aprobación, pero Shō lo ignoró.

—Vámonos —. Toga se iluminó cuando Shō se comenzó a alejar.

Habían estado escondidos por casi media hora, y solo fue al cementerio para ver a sus hermanos una última vez. Toga lo siguió saltando alegre mientras tarareaba una canción extraña.

...

Días ya habían pasado desde la muerte de Shō, y éste mismo se encontraba ordenando su armario con ropa que anteriormente había comprado luego de cambiar su apariencia. Tomó prestado el maquillaje de Toga y le pidió ayuda a Magne para tapar su cicatriz, luego, con ayuda de Shinsō y Toga, cambio la mitad de su cabello de color; ahora, el rojo brillante de su mitad izquierda, es de un negro bastante parecido al de su profesor Aizawa. En cambio, su otra mitad, conserva el blanco parecido al cabello de su madre, de todos modos, si alguien preguntaba, él diría que es un lunar.

Se miró en el espejo un par de segundos, analizando el maquillaje para comprobar si no había rastro de su cicatriz. Bajó al bar cuando no notó nada anormal, pero antes de abrir la puerta, escuchó voces del otro lado, podía reconocer a tres de ellas.

—Yami-kun, ¿No quieres conocer al nuevo? —. La voz de Toga, siempre alegre, hizo detener la mano de Shō unos centímetros antes de tocar la puerta.

—No tengo ganas de esa mierda —. Respondió el desconocido Yami, pero su voz le resultaba familiar.

El tono cansado y monótono era extrañamente nostálgico, y cree haber escuchado esa voz antes, pero no recuerda muy bien en dónde o cuándo. Decide dejar esas preguntas para más tarde y abre la puerta.

—Vaya, Shō-chan, ¿Que haces aquí? —. Toga muestra sus dientes en una sonrisa mientras corre en su dirección con un cuchillo —Mira, Yami-chan, ¡Es el nuevo! —El chico de cabello negro y alborotado dió un suspiro. Shō no podía ver su cara porque estaba de espaldas.

—Toga, realmente no me impor... —. Al dar vuelta su cabeza, posó sus ojos en el bicolor —¿T-todoroki? —. El asombro en su rostro no tardo en llegar, Shō jamás vio a Izuku con esa expresión antes. Siempre fue reservado, distante e inexpresivo, pero ahora, cuando vió que Shōto estaba delante de él luego de estar muerto durante más de un mes, los recuerdos en U.A llegan como una avalancha —¿Que haces aquí? —. Su voz temblaba en cada palabra.

Shō también estaba sorprendido, ver a su mejor amigo vivito y coleando frente de él fue un gran shock. Ambos se miraron a los ojos, creyendo que eran un espejismo, una ilusión o, simplemente, perdieron la cabeza y la cordura.

Los demás miraban la escena con confusión, incapaces de comprender lo que sucedía. Toga, por su parte, ya tenía un vaso con jugo de fresa en las manos, disfrutando el espectáculo.

—Izuku, sigues con vida —. Shō comenzó a dar pasos lentos y torpes, mientras avanzaba en dirección al pecoso —¿Pero como? Yo te vi ahí, sin vid... —. De pronto recordó lo que Himiko le dijo "primero tienes que morir", ahora todo cuadraba —¿Estuviste aquí todo el tiempo? —. Se quedó quieto, solo a unos pocos centímetros de Izuku, mirándolo fijamente.

Después de la muerte [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora