Después de la muerte [Editando]

Cap. 5: Llamada

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Ahora Katsuki Bakugō es un asesino.

Se detuvo por un momento y su mente comenzó a divagar alrededor de ese pensamiento. Él mismo se proclamaba asesino de Izuku Midoriya, pero ¿Que hay de los demás? ¿También piensan lo mismo?. Katsuki sabía que sus compañeros sabían que él fue quien delató al pecoso.

Su cabeza comenzó a doler por pasar tanto tiempo pensando en todo eso, si en verdad era un asesino ¿Por qué nadie lo culpaba de eso?, todos lo saben, entonces ¿Por qué nadie lo apunta? Deberían estar susurrando, señalando, incluso atormentadolo por sus crimenes, pero, en lugar de eso, su vida escolar y personal sigue igual.

No entendía del todo la situación, luego de escuchar la noticia de que Izuku Midoriya estaba muerto, su mente tuvo un pequeño bloqueo, no lo asimilaba. Quería creer que solo fue un error de los forenses, pero él vió su cuerpo, su ataúd y la tierra que lo cubría. Pero ahora que su mente aceptó que el pecoso ya no estaba, se sentía culpable, ahora realmente la familia Midoriya no existía.

A la madre del pecoso, Inko, le prometió que cuidaría de él, pero tras tantos años, su mente lo olvidó por completo dejándolo en el fondo de la papelera para que fuera difícil de desenterrar. Pero justo en este momento, en el que ni la madre ni el hijo están lo recordó.

Aquellos días en los que aún eran niños, sin preocupaciones, donde sólo se reían y divertían jugando a ser héroes, como en sus comics favoritos juro proteger a Izuku frente a Inko. Él era débil, al contrario de Katsuki, que siempre fue de carácter fuerte y de mecha corta.

¿Como pudo ser tan tonto como para olvidar aquella promesa? ¿Aquellos días?

Se golpeaba mentalmente por su idiotez, él siempre fue de los listos de su salón, pero ¿Por qué ahora se sentía un completo idiota que no tiene ni el más mínimo conocimiento?

Al estar tan sumergido en sus pensamientos no notó que ya estaba frente a su casa, parado con la vista perdida en algún lugar del suelo.

Su madre, que estaba a punto de salir de compras por víveres, lo vió parado inmóvil y con la cabeza gacha.

—Katsuki, hijo, ¿Que haces? —. El rubio salió de su trance y miró a su madre, había preocupación en sus ojos y se odió aún más.

—Nada —. Rodeó a su madre, ignorando sus ojos que cuestionaban su compartimiento y entró en la casa.

...

Los días pasaron realmente lentos, sus pensamientos lo envolvían y lo hacían perder la noción del tiempo, creía que la noche jamás llegaría. El día esperado había llegado, la salida al cine con sus amigos sería un buen distractor.

Estaba esperando en el área de alimentos a que Denki y Kirishima llegarán para entrar y ver la película de una buena vez. No dirá que llegó treinta minutos antes de la hora acordada por orgullo, pero los bastardos incluso se demoraron una hora más en llegar. Se estaba cabreando.

—¡Hey Bakugō! —. Se giró con el ceño fruncido para mirar al pelirrojo. Se estaba acercando con una sonrisa mientras saludaba con la mano, ignorando lo tarde que llega.

—Maldito pelos parados, ¡Llegas tarde! —. Kirishima río nervioso, alzando sus manos para apaciguar la ira del rubio.

—Lo siento amigo, me perdí en el camino de la vida —. Denki se rió mientras aún seguía escondido detrás de Kirishima.

—A mi no me importa si te pierdes o que mierda, sólo llega a la hora que dices o si no para la próxima no vendré  —. Se cruzó de brazos, chasqueo los dientes y comenzó a caminar a la boletería del cine.