Capitulo 31 "anillo de fuego"

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- Jackie?....Si que eres todo un papasito durmiente, pero no te dejare dormir solo en este incómodo sofá, vamos a la recámara chico bonito. - tomándolo entre sus brazos llevaba al pelinegro escalera arriba hasta su habitación, Jack había quedado profundamente dormido después de aquel agotador día, su sueño era tan pesado que ni siquiera el hecho de que el rubio lo llevará hasta su habitación lo había despertado. Este con sutileza le quitó las botas que llevaba puestas, le cubrió con la manta para al final soltar su hermoso cabello. - así dormirás más cómodo, se que dije que te mudarias a mi habitación y aunque esté muriendo de ganas por poder tenerte en la cama conmigo está vez voy a esperar a que estés despierto, descansa bombónsito durmiente. - el rubio se acercaba hasta una de sus mejillas besándola para así retirarse a su habitación. Johnny se preparó pronto para poderse meter a la cama, tenía una sonrisa dibujada en su rostro, el echo de tener a Jack era lo que le tenía así, colocando los brazos bajo su nuca pensaba una y otra vez en la noche anterior, aquella en la que el pelinegro se le entregó y el lo tomó volviendo ese uno de los mejores momentos de su vida.

- woow mamá!! Sigo sin creerlo, de verdad estuve con él, en verdad pude estar con Jackie... - el tono de su voz era con total emoción y bajo esas gafas oscuras era probable ver unos ojos brillantes y enamorados, porque si así era, Johnny Bravo no cabía de la felicidad, nunca en su vida se había sentido así, amaba a Jack y era un hecho que no podía ocultar.
- talvez sea el momento adecuado, el ideal para comprarlo, mami decía que si tenía algo realmente importante no lo dejara ir y este hombre bonito no dejará ir a su chico bonito. - tomando el dije que tenía sobre su pecho observaba el nombre de "Jack" grabado en él. - mañana mismo a primera hora regresaré a esa joyería vi exactamente el indicado, lo tenía justo enfrente y cuando te lo entregue bombónsito se que me darás un "si" de inmediato, quien podría decirle no a Johnny Bravo jum haa humm!!. - el rubio apagaba la luz de su habitación para así poder descansar, tenía que levantarse a primera hora si quería tener listo en lo que tanto pensaba con emoción.

Mientras tanto el joven guerrero aún atrapado en sus sueños, veía en ellos un sendero bastante bello, se encontraba cubierto por árboles de cerezo, este caminaba con gran calma admirando la belleza del paisaje, las flores rosadas del sitio caían a los pies del samurai marcando así un camino de ellas a cada paso que daba, parecía poder oler la fragancia de aquellas flores que rozaban su rostro al caer  de los frondosos árboles, su sonrisa era tranquila se sentía con total plenitud en aquel lugar era como estar de vuelta en casa. En aquella caminata una imagen le impresionó, ante el se mostraban sus padres parados frente a una gran estatua, el guerrero no lo pensó dos veces de inmediato comenzó a correr hacia ellos, con gran felicidad gritaba " padre.. madre!!" Sin embargo ellos no le hacían el menor caso, algo andaba mal pero rápidamente obtuvo respuesta, la gran estatua que ellos contemplaban era en honor a su memoria.
El samurai no lo podía creer aunque lo tuviera frente a él no le quería dar crédito a lo que sus ojos veían, aquel monumento tenía abajo una pequeña inscripción que decía " en memoria del guerrero que acabo con la oscuridad de este mundo, siempre te recordaremos como samurai Jack", al leer esto daba unos cuantos pasos hacia atrás, podía ver cómo su madre rompía en llanto dejando un ramo de flores blancas a los pies de esa gran estatua, el emperador abrazaba a su esposa intentando darle consuelo, comenzando a caminar de regreso a su hogar. El pelinegro dejo de caminar hacia atrás corriendo en dirección a sus padres, estando a punto de alcanzarlos alzaba sus brazos hacía ellos sin embargo como si se tratase de un fantasma este no podía tocarlos cayendo así de rodillas al suelo, el samurái tansolo se quedó ahí viendo como ambos se alejaba hasta desaparecer de su vista, su agitado corazón sentía salirse de su pecho, acaso desde que se fue en su mundo era como si ya hubiese muerto?. Apretando sus puños golpeaba contra la tierra con cierta tristeza, amaba a sus padres y le dolía el hecho de no poderles dar consuelo, le hacía sufrir ver las lágrimas de su madre, el dolor de una mujer que creía haber perdido a su hijo, aunque de inmediato una delicada caricia lo saco de sus pensamientos, este elevó la vista limpiando las lágrimas de sus ojos tomo la mano de aquella dama, aquella mujer se inclinó hasta la altura del pelinegro abrazándose a el como si no hubiese un mañana.

Samurái Bravo// Soñando con mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora