Adán y Eva

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Dios se encontraba parado viendo sus creaciones jugar a las escondidas, estaba tan orgulloso, ellos eran simplemente perfectos, a su lado Miguel solo tenía su mirada en la naturaleza contemplando con temple cada criatura con una sonrisa cargada de dulce ternura.

- ¿Señor cree que estarán bien cuando crezcan? - A los ojos del ángel eran niños indefensos que apenas estaban empezando a conocer el mundo.

- Si, así lo creo - pero para los ojos de Dios eran adultos listos para cuidar del mundo, una gran responsabilidad si se lo preguntan a la escritora.

- Espero así sea, me preocupan - Realmente el ángel temía.

- ¡Mí señor! - Otro ángel hizo aparición atrayendo la atención de ambos - Encontré una tarantula escondida en las cuevas, ¿No es preciosa? Parece poder ver a todas partes a la vez con sus ojos y esa maravillosa mandíbula es enorme - Al llegar donde ellos se hallaban hablando comenzó a contar entusiasmado su hallazgo.

- Luzbel, vas a asustar a la pobre si la sacas de su hogar - Indicó suave Dios a su hijo.

- Tienes razón - Dijo rápidamente mientras se teñía de la vergüenza.

- Vamos yo te acompaño a devolverla, pero tienes razón es una criatura magnífica - Menciono Miguel tocando su hombro mientras le otorgaba una sonrisa simpática.


Simplemente todo era perfecto.

El Día A Día De DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora