Primer asesinato

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- ¿Servicio? - Pregunto Incrédulo por séptima vez ya, con mí expediente en mano examinandolo.

- Si, así es - Respondí nuevamente ya un poco irritada.

- Es solo que, bueno, es la primera vez que un ángel pequeña ejecuta servicio ¿Que hiciste Gela? Por favor no me digas lo que estoy pensando - Azrael siempre tan dudativo.

- Intenté ir a ver a Luzbel - Recordarlo me hacía querer sollozar pero me contuve para no preocuparlo más.

- Gela, no puedo creerlo, lo entiendo, sabes yo también lo extraño, quisiera ir y abrazarlo, pero, él eligió esa vida, hermanita, no podemos hacer ya nada, ir a ese lugar solo implica problemas para ambos lo sabes - Se veía enojado y preocupado a la vez, era cierto, pero, yo ya no quería escuchar más, ya me habían recriminado suficiente.

- Lo siento - Realmente estaba arrepentida, jamás quise herir a nadie, y sin embargo Miguel y Rafael salieron afectados por mí berrinche.

- Conmigo no tienes que disculparte, pero vamos, debemos hacer nuestro trabajo - Cuando mí señor menciono que haría servicio no entendí nada ahora que me lo pregunto ¿Cuál es el trabajo de Azrael?

- ¿A dónde vamos? - No dude en preguntar al darme cuenta que nos dirigíamos a la Tierra.

- Vamos a guiar un alma hacia nuestro señor, luego el elegirá su destino - Me explicaba mientras bajábamos.

- ¿Que es un alma? ¿Acaso nosotros somos almas? ¿Que no éramos ángeles? - ¿De que hablaba? Hay cosas que no sé al parecer, mientras yo me llenaba de dudas el solo río melancólico.

- Jejeje, te pareces demasiado a Luzbel, mira las almas son la parte astral de cada individuo, en la Tierra los humanos poseen cuerpos pero aquí no, lo que queda después de la vida es el alma, solo eso, nada más - Azrael parecía un verdadero maestro cuando hablaba, parecía saberlo todo, sin embargo sabía que no era así.

Cuando me di cuenta llegamos, vi dos hombres fornidos y toscamente vestidos, barbudos, despeinados y con porte varonil y amenazante, parecían ¿Odiarse? No lo entendía, ambos estaban sujetados tratando de azotar al contrario contra el suelo, creí que jugaban, parecían hermanos esa fue mí primer idea, pues a mis hermanos yo los amo, no entendía nada, ¿Acaso alguien puede sentir odio por su propia sangre?

- Gela si quieres cubrete los ojos, por favor, cubrete - Sus ojos ni siquiera me vieron, yo lo vi por un momento y luego volví mí vista a los dos hombres ¿A qué se refería? Uno de ellos parecía haber ganado ya que había logrado tumbar a su hermano al suelo, creí que le daría la mano para pararse y se irían, pero, no fue así.

Tomo una piedra y con violencia nunca antes vista golpeó el cráneo del contrario causando un horripilante crujido que me hizo caer sentada, ahora entendía más o menos, pero ahí no paro, la sangre corría y el no se detuvo en un rato, mí mente pura, se corrompió en un solo segundo.

Visualice a su hermano parado encima de su cadáver, supuse que la vida se le había ido de su cuerpo, pero no quería pararme, ¿Cómo pudo hacerle eso a su propio hermano?¿Cómo? Mis lágrimas salieron sin poder detenerse, lloraba y lloraba mientras Azrael me trataba de tranquilizar, yo me aferre a su traje militar dorado queriendo parar de llorar, era imposible, sabía que debíamos llevar al muchacho con nuestro señor pero no podía evitar sentirme tan hostigada, era un horrible sentimiento de lástima.


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