No lo hagas

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Todo paso tan rápido y lento a la vez, no puedo aún entender cómo fue exactamente, solo recuerdo la sangre derramada en toda mí ropa ¿Cómo pudo pasar aquello? Yo fui la que lo ocasionó pero parece todo tan irreal que no lo quiero creer, pero el arma está en mí mano, su sangre en mis mejillas, sus gritos en mis oídos, no lo entiendo, simplemente es tan bizarro que no lo asimiló.

- Suelta la daga Gela - ¿Miguel? No, no por favor no quiero que nadie me vea así, tan miserablemente culpable sin entenderlo totalmente - Gela, sueltála, por favor, no lo compliques - Entiende que no lo quiero hacer, vete, no quiero mostrarte mí cara de vergüenza - Gela, estoy realmente decepcionado, de verdad creía en que serías un ángel merecedor de gloria, pero la sangre en tus manos te ha condenado por toda tu existencia - Lo sé, es lo único que tengo claro en todo este caos mental - Gela, entregáme la daga y mírame a los ojos, quiero contemplarte por última vez - No puedo, mí corazón se romperá si veo tu rostro de decepción dirigido hacia mí, negué sutilmente extendiendo la daga hacia él, el la tomo aún viéndome sin decir nada más, por instinto mis manos quedaron postradas en el suelo esperando ser sometidas a las cadenas que merecía por tal atrocidad.

- Espósame - Declaré rendida, fui una completa decepción para todos los ángeles, le he fallado a todos, con esto perdí ahora a Azrael, ya había perdido a Luzbel y ahora perdí a ambos.

Delante mío Miguel se arrodilló apresando mis manos, luego me ayudó a pararme y con toda la vergüenza contenida, marche a su lado hacia donde mí señor descansa.

Todo el camino fue silencio absoluto, sentía como si fuera a mí propia ejecución a manos de mí verdugo.

Al llegar todos estaban reunidos en silencio, cuando ingresé a la habitación todos me clavaron su mirada en mí, las sentía en mí nuca pero no pensaba levantar mí cabeza en presencia de tantos seres, Miguel me soltó en la entrada y yo simplemente camine sin vida hacia el frente quedando en medio de todos, al llegar deje caer mí cuerpo en señal de derrota y humillación, mis rodillas quedaron sosteniendo mí cuerpo con desociego vi los pies de mí señor sin poder subir más la mirada.

- ¿Estás enterada de lo que pasó en la Tierra? ¿Has sido tú? - No, señor, no me des el beneficio de la duda, solo dicta mí castigo, por favor.

- He sido yo quien portó el arma, soy yo quien posee la exsulferante sangre en sus ropajes, sin embargo no poseo el claro recuerdo de haber asesinado a aquel hombre, mí vergüenza es por no conocer con exactitud que pasó, mí sosiego es simplemente por mí notoria ignorancia ¿Que ha pasado? ¿Acaso lo asesine sin tener conciencia de ello? ¿He sido yo acaso? ¿Soy culpable aún sin saber que hice exactamente? - No pensaba levantar mí mirada con todo aquello que había pasado.

- Efectivamente, todos los que hoy se encuentran aquí te han visto, incluyéndome, Gela, debo tomar una decisión, tu sabes cómo va esto, conoces las reglas, así que por último ¿Tienes algo más que decir? - Por supuesto que no, no entiendo ni que pasó, tampoco se que decir ante aquello.

- No... Solo dicta mí castigo - Solo acaba con esto.




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