Capitulo 3

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Noah Wayne

—¡Noah!

Escuche a Margaret gritarme. Pero no podía dejarla ir, ya había perdido tiempo por estar en shock al verla de nuevo y reconocer que ella era real y no una mala jugada de mi cerebro.

Mi corazón salto de inmediato como la primera vez que la vi en medio de la peor noche de mi vida ella apareció caminando por el puente. Me encontraba destrozado por la muerte de mis padres y lo que implicaba para mi futuro. No estaba listo para hacerme cargo por completo de la empresa y de Margaret incluso de Marshall que parecía nunca madurar.

Después de su funeral comencé a manejar sin rumbo, hasta que llegué al puente. Nunca pensé en saltar, pero me quedé en el bastante tiempo mirando hacia abajo, agarrando firmemente la barandilla. Realizando en mi cabeza un plan para los tres, organizar y planear era lo fundamental en mi vida.

Entonces escuché un sollozo proveniente de la chica más hermosa que había visto. Mis piernas se movieron solas hasta ella y sin decir nada la abracé. Ella parecía necesitar consuelo. Lloró sobre mi pecho un tiempo, cuando me miro finalmente tenía tanta tristeza en esos profundos ojos azules.

Quise arrancarle de alguna manera ese tormento.

"Llévame contigo"

Su súplica hizo volar los planes que tenía ya en mi mente, todo lo que quería era irme con ella lejos y olvidarnos de todo, solamente ser ella y yo. Así que lo hice. La subí a mi auto, por primera vez sin un plan a seguir, solo el sentimiento de pertenecía. No permitiría que se alejara de mí, así que tuve que conducir con ella sobre mi regazo. No llegamos tan lejos como pensé, paré en un motel. No era un tipo que se aprovecharía de su estado destrozado. Así que cuando la acosté en la cama, solo lo hice para dormir y calmar su llanto. Sin embargo, ella me beso con tanta desesperación y necesidad que lo siguiente que pasó resultó inevitable. Aunque por la mañana me encontré con una cama vacía y fría.

Pero como buscar a alguien del que no sabes su nombre siquiera.

Cada noche recordaba sus labios, su aroma a durazno, su piel suave, el calor de su cuerpo bajo el mío y nuestros corazones latiendo al mismo ritmo. Toda una tortura por querer salir a buscarla.

Ahora la había visto de nuevo pero esta vez no se iría de mi lado, no cuando mi corazón, mi cabeza y mi alma me decían que ella era mía por siempre.

Mi madre creía en el amor a primera vista, porque con mi padre fue de esa manera. Solo una mirada les bastó para ir a casarse al ayuntamiento. Y yo también creí en ello después de ver a esa chica.

Jhon no estaba al frente del edificio cuando salí, saqué mi móvil.

Jhon: ENFRENTÉ AHORA!! !

Escribí rápidamente para él.

—Maldita sea Noah— Margaret me tomó del brazo. — ¿Que sucede contigo?

— Tengo que irme.

—¿A dónde?

Su pregunta fue un golpe de realidad, ¿a dónde? No lo sabía.

—Necesito tú ayuda.

—Noah estas actuando extraño, ¿qué es lo que tienes?

—Te lo diré solo si vas allá dentro y averiguas todo sobre la mujer que salió corriendo. — me miro extrañada — por favor Maggie.

—Vale.

Suspiré y la vi regresar al refugio mientras Jhon llegaba, sólo era cuestión de esperar.

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—Me estás diciendo que te enamoraste de Elisabeth hace tres años con sólo mirarla.

—Puedes creerme o no Maggi, pero también hay algo aquí — pinche mi dedo sobre mi pecho — que me dice que me estoy perdiendo de algo importante, no sé exactamente que es, pero lo voy a averiguar cuando este con Beth.

—Estas en el fondo— sonrió. Yo gire los ojos, aunque seguía agradecido con ella por conseguir la dirección de Elisabeth.

Elisabeth Winter

Ahora ya tenía un nombre y un lugar a donde ir por ella y no dejarla escapar.

—Estamos aquí, Lincoln 789— dijo Maggi, mirando por la ventana mientras el auto se detenía. Elisabeth vivía en una casa pequeña, que en sus buenos años debió ser hermosa. La pintura desgastada dejaba ver el mal Estado de la madera y ni hablar del techo.

Margaret bajo primero del auto, sabía que no debía traerla conmigo. Baje rápido para detenerla, nos encontramos a medio camino cuando la puerta de la vivienda se abrió.

Vimos salir a una jovencita rubia, seguida de Elisabeth.

—Oh por Dios— dijo Margaret, sabía lo que sus ojos miraban. Al pequeño de ojos lilas que tenía Elisabeth en sus brazos.

Mi bebé.

Christmas Love- Amor de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora