Capitulo 4

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Elisabeth Winter

Me despedí de Kara, ya no era necesario que cuidara de Matthew esta noche, así que la mandé de regreso a casa. Entonces los vi parados en medio del camino a mi puerta, Kara los saludo al pasar a su lado. Ninguno respondió, tenían fija la mirada en mi pequeño.

Trague duro y apreté el pequeño cuerpo de Matt contra el mío. ¿Qué hacia él aquí?

Él dio un paso adelante yo de inmediato di uno atrás.

—Espera — la mujer que posiblemente era la tía de Matt detuvo a su padre— la estas asustando.

Él miro la mano de su hermana en su pecho, luego volvió a mirar a Matthew. Suspiro pesadamente y luego dijo mirándome.

—Por favor, déjame hablar contigo.

Mordí mi labio inferior nerviosa, ese hombre era su padre. No podía negarle a Matthew el derecho de conocerle, no ahora que podía decirle quien era y de dónde venía. Finalmente, asentí, abrazando a mi hijo entre por completo en mi casa seguida por ellos.

Coloque a Matt en la manta con sus juguetes mientras escuchaba la puerta cerrarse.

—Hola soy Margaret y este es mi hermano Noah— habló rápidamente la mujer castaña, luego miro a Matt soñadora. —¿Puedo?

—Sí. —Mi susurro fue lo suficientemente alto para que ella lo escuchará, sin pensarlo se arrodilló sobre la manta.

—Hola pequeño... — buscó una respuesta en mí.

—Matthew.

—Pequeño Matt, me gustan tus ojos.

—Toc Toc ruun— respondió él dándole su carrito rojo a Margaret.

—¿Podemos hablar? — pregunto Noah a mi lado viendo a Matthew con tanta intensidad. Mire insegura a Matt y Margaret — ella no se lo llevará lo prometo.

Dijo Noah calmando el miedo silencioso en mi interior.

—Está bien, sígueme.

Mi casa solo consistía en la cocina, sala de estar, baño y una habitación así que no había mucho a donde ir. Entró en mi habitación con pasos lentos, cerré la puerta. Respiré profundamente, finalmente lo enfrenté.

Noah estaba sentado en mi cama, mirando sus manos. Ahora no llevaba el gorro ni la barba así que podía ver su cara. Tenía el aspecto rudo y a la vez suave como lo recordaba.

Entonces escuché un sollozo salir de él, seguido del hundimiento de sus hombros. Noah un hombre grande y al parecer de carácter fuerte estaba llorando desconsolado. No me di cuenta de mis pasos hasta que estuve con él, tomó mi cintura y continuó llorando. Mis manos subieron y bajaron por su espalda.

—Es mío, mi bebé, mi hijo— dijo alejando su cabeza de mi vientre, derramando lágrimas de aquellos maravillosos y encantadores ojos. —Perdóname, debí cuidarte no...

—No— le interrumpí colocando un dedo sobre sus labios— todo lo que pasó me dio a Matthew. No me arrepiento de nuestra noche juntos.

—Pero te fuiste.

Debía confesarle el por qué me aleje de la poca felicidad que había experimentado a su lado.

—Yo tuve un hermano, Matthew, nueve meses menor— recordarlo dolía— sufría de esquizofrenia, esa día él se encerró en su habitación colocando una barricada— ahora eran las manos de Noah subiendo y bajando por mi espalda— intente que me abriera antes de que mis padres llegarán, lo amaban pero a veces era demasiado. Entonces él me grito "las voces van a apagarse Beth, te quiero", luego escuché el disparó. Aún recuerdo mi grito sobre su puerta, mis padres llegaron al poco tiempo. Veía sus rostros borrosos, luego llegó la policía. Yo solo quería salir de ahí, así que camine sin parar. Entonces tú apareciste, en medio de la nada. Pensé que eras un Ángel, uno con hermosos ojos. Y después de una noche maravillosa en la cual me olvidé de mi tristeza, el sol apareció, entonces sentí la culpa por experimentar esa felicidad.

—Elisabeth no fue tú culpa.

—Lo sé, pero en aquella mañana se sintió de esa manera. Volví a casa, tiempo después me enteré de mi embarazo. Mis padres tenían demasiado en su plato así que me fui sin decir nada. Así llegué a el refugio San Nicolás, y conocí a Clarie.

—¿Cuantos años tenías?

— Diecinueve.

—Tan joven, debí buscarte.

—¿Como hacerlo? Ninguno sabía nada del otro.

—Y está noche, ¿por qué saliste corriendo?

—Tenía miedo, me hice a la idea de que Matt nunca te conocería. Así que cuando te vi solo quería correr de vuelta con él.

—He perdido demasiado tiempo.

Él estaba hablando del tiempo con Matthew.

—Lo siento yo...

—Shhh... — fue su turno de parar mis palabras, Noah se paró de la cama. Levante mi cabeza para mirarle, me sentía tan pequeña a su lado. — como dijiste antes no teníamos un indicio suficiente para buscarnos. No te culpó nunca lo haré, pero ahora que se dé su existencia quiero ser parte de su vida.

—Por supuesto, puedes venir las veces que quieras.

—Creo que no lo entiendes—lo mire confundida— Quiero ser parte de su vida como su padre y como tu esposo. Elisabeth, ¿te casarías conmigo?

Acaso había escuchado bien, Noah se quería casar.

—No es necesario casarnos por nuestro hijo, eres el padre de Matthew.

—Cuando vine tras de ti no sabía de nuestro hijo, te perseguí porque después que te vi mi corazón te perteneció. No hubo día que no te recordará. Al verte de nuevo tenía claro una cosa, no dejarte ir nunca. Porque te amo.

—Yo... No sé.

Su palma subió a mi cara, su pulgar dio movimientos suaves sobre mi mejilla.

—Cree en lo que siento por ti, por favor. — tomó mi boca, solté un jadeo permitiendo que su lengua llegará hasta la mía. Su sabor a menta combinado con cacao eran el cielo. Mi cuerpo se calentó a una velocidad descomunal. Fue el sonido de mi puerta el cual nos separó, sus ojos nublados por el deseo me provoco escalofríos.

—Si ya terminaron ahí, Matt necesita un cambio de pañal— escuchamos la voz de Margaret al otro lado.

—Enseguida vamos— respondió Noah, su mirada no abandono la mía— yo creo en el amor a primera vista, y lucharé para que tú también lo hagas. Ahora que tal si me das mi primera lección de cambio de pañal.

Mi corazón saltaba salvaje de nuevo al tener sus labios de vuelta a los míos antes de salir de la habitación. Con nuestras manos entrelazadas. Algo me decía que Noah me haría una devota del amor a primera vista.

Christmas Love- Amor de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora