A Marcos le cambió la vida, la tarde en la que ella se sentó a su lado, en medio de encuentros casuales y buscados, surge un amor dulce y puro, que transforma la manera en la que mira el mundo. Todo esto sucedió en la oscuridad.
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Me despido de Wattpad por este año, con está historia que nació inesperadamente, de corazón gracias por haber estado aqui, leyendo y comentando. Ojalá se hayan enamorado como yo de Marcos, que no me dejaba tranquila y ahora que ya terminé, entiendo porque.
Disfruten la lectura, gracias por siempre estar, las amo. Feliz año nuevo, nos leemos en el 2020 con el nuevo capítulo de El desastre del que me enamoré.
La amistad de Sandy y Marcos se afianzaba con el paso del tiempo, aunque sus encuentros eran esporádicos, hablar e intercambiar mensajes era algo habitual. Marcos había aprendido a conocerla, descubrió que no mintió cuando le habló de sus cincos personalidades, Sandy era una caja de sorpresas, había días donde la escuchaba feliz, otros donde lo llamaba llorando, era divertida cuando se lo proponía y sobre todo muy lista.
Él había descubierto que a ella le gustaba escribir, ella conoció su interés por litigar en una corte, en un futuro cercano. Marcos le habló de su pequeño hermana, y lo mucho que le dolía no conocer su rostro, puesto nació después del accidente, Sandy le confesó que se sentía muy sola, sin temor a ser juzgada le contó que aún lloraba por su mamá todas las noches antes de dormir. Los dos revelaron secretos, los dos eran honestos.
Él se estaba enamorando, ella reconocía la atracción, por ello mantenía una distancia física con él. Estaba convencida de que amaba a Fernando, no podía fallarle de esa manera.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
Marcos se sobresaltó al escuchar la voz de su papá, dejó el teléfono sobre la mesa para hacer sonar su reloj, aunque apenas eran las nueve de la noche, era normal que su papá se sorprendiera de encontrarlo en la cocina, Marcos acostumbraba a encerrarse en su cuarto temprano, para estudiar o hablar con Sandy.
—Sandy no me responde, estoy un poco preocupado.
—Tal vez salió con sus amigos —comentó.
—No, ella me avisa primero.
Antonio sonrió al escuchar a su hijo, jamás imaginó verlo tan entusiasmado con una muchacha, lo maravilloso de la situación, es que ella también parecía estar entusiasmada con él, convenció a su hijo de irse a recostar, lo acompañó hasta su cuarto aprovechando la oportunidad para saber más de la causante de esa alegría contagiante.
Sandy lloraba abrazada a una de sus almohadas, no recordaba haberse sentido así de mal, estaba triste, dolida y avergonzada a la vez, estaba viviendo la peor noche de su vida, Fernando la había engañado, su hermano mayor estaba furioso con ella, su papá comenzaba a sospechar que algo pasaba; su cuerpo temblaba por el llanto incontrolable, sentía que no había nada que la hiciera sentir mejor, hasta que su teléfono sonó y el nombre de Marcos, apareció en su pantalla.
En medio de sollozos le explicó lo que había ocurrido, aunque Marcos no entendió del todo, lo que decía, no pudo evitar sentirse mal al escucharla así de afectada, nervioso y sin soltar el teléfono se quitó el pijama, caminó sin problema alguno hasta el closet, de donde sacó un jeans y una camiseta, buscó los zapatos que estaban en el mismo sitio de siempre sin pensar mucho, en lo que estaba a punto de hacer.
