𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 #2

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El chico logró ver una figura femenina literalmente tirándose al piso luego de escuchar un celular sonando, miró ceñudo la escena en realidad nunca se había fijado en la vecina de enfrente, sonrió ladino mientras miraba y se imaginaba la situación...

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El chico logró ver una figura femenina literalmente tirándose al piso luego de escuchar un celular sonando, miró ceñudo la escena en realidad nunca se había fijado en la vecina de enfrente, sonrió ladino mientras miraba y se imaginaba la situación ¿Qué es lo que hacia ella ahí?

Mientras tanto la señorita Yeih estaba acostada en el piso cubriendo su rostro con sus manos (como si el rubor se pudiera ver a kilómetros).

Pasaron unos segundos antes de que un papel arrugado y enrollado cayera un poco lejos de la chica del café, miro el papel y estiro la mano para alcanzarlo (aún estaba tirada en el piso, y no pensaba ni sentarse aunque en su balcón pudiera ocultarse)

Hola desconocida, vi el café sobre el borde de tu balcón, "La chica del café", puedes salir de tu escondite (prometo no mirar), voy a entrar a dormir, tranquila no quiero que sientas incomodidad, ni siquiera vi tu rostro, pero fue un placer verte fugazmente, buenas noches.
Con amor, tu vecino.

El chico dio un último vistazo, y luego entro tal cual lo dijo, no quería incomodar a la chica ni menos intimidarla, y la única forma de comunicarse con ella era quizás "a la antigua", sonrió recordando la escena antes de dormir.

A Yeih le pareció tierno el gesto, y lentamente levanto su cabeza solo para mirar un poco, y al percatarse de que no estaba se levantó y también fue a dormir.

A la mañana siguiente Yeih fue puntual a la parada de taxi, miraba su celular esperando que llegara uno.

En cambio Nate, seguía en la cama y se levantó solo por no oír a Ethan, reviso el celular y se dio cuenta de que tenía trece llamadas perdidas y un mensaje:

Amigo, no iré hoy al trabajo, lo siento, despierta solo y ve.

Era muy tarde, demasiado tarde para llegar a su trabajo, e incluso el arrepentimiento por no tener un auto propio, llego rápidamente se puso su traje un tanto desaliñado y llegó a la estación de taxi.

La muchacha al contrario, ya subió al taxi, debido al frio, se colocó su capucha a pesar de estar dentro del vehículo, antes de que el chofer arrancará un chico llego a golpeando la ventanilla, ella volteó y bajo la cabeza al instante.

—No, no, no por favor. —pensaba, mientras el rubor quedó esparcido en su pálido rostro.

—Porfavor, ¿Puedo compartir el taxi con usted?, necesito llegar al trabajo. —suplicó Nate seguido de un jadeo ya que había llegado corriendo al lugar.

Yeih solo movió la cabeza asintiendo y queriendo volver a escuchar la voz del chico.

—Gracias. —susurró al subirse al taxi.

El camino en sí, fue silente y pacífico, aunque en ningún momento se miraron mutuamente.

Ella lo miraba cuando él estaba distraído, él intentaba no reír, le gustaba fingir estar distraído y mirar su celular solo moviendo aplicaciones, al voltear la chica, los roles cambiaban.

La chica del café y el chico del cóctel. © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora