Nate Brown, un empresario millonario marcado por la soledad y un pasado de lucha y cicatrices, encuentra un inesperado contrapunto en Yeih Coffie, una escritora valiente y dueña de una editorial, cuyo optimismo y perseverancia la han definido.
Él es...
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Me haz robado el corazón, metafóricamente, porque de ser así, me moriría.
El chico del cóctel a esas alturas ya había perdido la cuenta de cuantos capítulos de The Big Bang theory habían visto, las horas pasaron y ya era muy tarde.
La chica del café por su parte estaba tranquila aunque con una sensación de extrañeza total, disfrutaba de esas cosas sola, pero esto era mejor.
—Ya se hace tarde, debo trabajar mañana ¿Nos vemos?
Nate hace un puchero con los labios, y le responde:
—Pues no hay otra opción.
—O sea, ¿ya no quieres verme? —dijo bromeando, sabía a lo que se refería el chico pero queria confirmarlo.
—No quiero que te vayas, pero bueno.
—Adiós, querido nuevo amigo. —se despidió la chica del café un instante antes de cerrar la puerta y marcharse.
Nate por su parte se queda mirando el techo fijamente y apaga la tv, su celular en la mesita empieza a vibrar y contesta la llamada.
—Brown, ya lleve a Star a mi casa, tu apartamento sigue limpiándose, Y tú ¿Qué haces? —cuestiona Ethan del otro lado, la amistad de ellos ya llevaba años, la confianza a tope y era la única persona que sabía todo el lío en el que el chico del cóctel estaba metido.
—Gracias, yo pues no estoy dormido, por eso respondí, ¿Me pasas el número de Yeih?
—¿Qué te traes con ella? Es mi jefa hombre, no me causes problemas.
—Dime que le gusta leer, y luego pásame su número. —recalcó Nate, estaba interesado, realmente interesado en conocerla.
—Está bien, ya, ya, no andes de intenso y pues lee de todo, pero te doy un consejo: poesía si ella es tu musa merece versos.
—No es mi musa, solo quiero darle las gracias por acompañarme hoy.
