we made it; l.t

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inspirado en we made it by louis tomlinson.

Abrí los ojos pesadamente. Miré a mi alrededor y los rayos del sol nublaron mi vista. Me vi obligada a taparme con el dorso de mi mano. Todo estaba tan tranquilo. Solamente podía escuchar los autos circulando por la ciudad y los pájaros. Suspiré. Me levanté de la cama y, al instante, me inundó el olor a hot cakes. Escuchaba música también. Sonreí. Salí de la habitación y bajé las escaleras sintiéndome muy alegre. Al llegar a la cocina, me encontré con una imagen tan tierna. Estaba Timotheé con su cabello revuelto, su playera blanca holgada y usaba un pantalón de deporte. Sostenía en sus manos un sartén con un hot cake y bailaba levemente al compás de la música. Estaba de espaldas, así que no podía verme. Me quedé ahí, admirando lo perfecto que era y tenía una sonrisa grande en mi cara. A veces me pregunta qué había hecho para que una persona como él se fijara en mí, y en momentos como este, me sentía tan agradecida de que amaneciera todos los días a mi lado.

Decidí acercarme. Así que eso hice y lo abracé por la espalda. Se sorprendió.

—Oh, me asustaste —dijo, mientras dejaba el sarten, se daba la vuelta y depositaba un beso pequeño en mis labios—. ¿Dormiste bien?

—Sí. ¿Y tú? —dije con mi sonrisa más amplia.

—Igual. Hubiera preferido que siguieras durmiendo, se supone que esto sería una sorpresa —menciona, mientras suelta una sonrisa nerviosa.

—Oh, lo siento, Timotheé. ¿Prefieres que vuelva a la cama y finja estar dormida? —pregunté. Él rió. No quería que se sintiera mal por haberle arruinado su sorpresa.

—No, está bien así, pequeña —contestó. Adoraba cuando me llamaba así. Me tomó por la cintura y dejó otro beso pero esta vez en mi mejilla.

Sonreí aún más ampliamente. Lo ayudé a terminar de cocinar. Colocamos los hot cakes en unos platos, servimos un poco de café y nos dirigimos al sofá. Pusimos todo en la mesita de estar y decidimos mirar una película. Él me abrazaba mientras comíamos. En ese momento, me sentí más que feliz. No había nada que me hiciera sentir mejor que estar de esa forma con él, mi persona favorita. De vez en cuando lo miraba y me perdía en sus preciosos ojos, atentos a la pantalla, o la manera en que reía cuando pasaba algo gracioso. Era algo maravilloso.

Cuando terminó la película, me miró.

—¿Qué te ha parecido? —preguntó, mientras dejaba su plato en la mesa.

—Ha sido graciosa —contesté—. Sobre todo la escena donde ambos son descubiertos y caen —añadí y él echó una carcajada.

No pude apartar mis ojos de él. Echó su cabeza hacia atras y una gran sonrisa asomó en sus labios. Me sentí morir. Bajé mi mirada mientras sentía mis mejillas sonrojarse.

—¿En qué piensas, Grace? —me preguntó. Yo me quedé callada, pero sonreí.

—Sólo en que, estoy muy feliz aquí. Contigo —respondí. Se acercó más a mí.

—Yo también lo soy. Siempre lo he sido —dijo. Seguía sonriendo. Cuando hacia eso, sus ojos se arrugaban y yo sentía que en serio podía morir por lo lindo que era.

Tomé mi taza de café y le di un sorbo.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? Esa vez estaba llorando y tú te acercaste conmigo, me dijiste que todo estaría bien. Yo no supe qué responder, sólo me quedé callada intentando no llorar. Aunque no lo creas, tus palabras significaron mucho para mí —dije. Mientras lo contaba, todo lo sucedido pasaba por mi cabeza. Era cierto que me ayudó, pues estuve recordando sus palabras y el hecho de que fue el único que se había preocupado por mí ese día, lo hizo aún más especial. Asintió.

—Lo recuerdo muy bien —pasó un brazo detrás de mi hombro—. Si te soy sincero, tenía muchas ganas de acercarme y hablarte desde antes, pero cuando te vi llorar, no pude resistirme y lo hice. No supe qué decir tampoco, pero me alegro de que te haya ayudado.

Me sonrojé aún más. Todo esto ya nos lo habíamos dicho muchísimas veces, pero cada vez que lo hacíamos de nuevo, mi corazón se aceleraba al recordarlo. Tapé mi cara con una mano. Él besó mi frente.

—Y sí, lo hiciste —comenté, después de mentalizarme y traté de no llorar. Porque me hacía aún más feliz el que lo recordara con el mismo cariño que yo—. Aunque no puedo creer que hemos llegado hasta aquí.

—Yo tampoco, pero sé que valió la pena todo el esfuerzo —me dijo, mirándome directo a los ojos. Yo tenía los ojos llorosos—. Y lo sigue valiendo, pequeña. Porque cuando todos me dicen que debe ser aburrido gastar tu tiempo en estar con alguien, yo sé que no es así. Y muchos otros dicen que algún día tendremos que terminar, pero también sé que no será así —hizo una pausa. La primera lágrima cae sobre mi mejilla y él la limpia con su pulgar—. Solamente me siento orgulloso de estar aquí, y de todo lo que hemos hecho, juntos.

Asentí con mi cabeza y, entre susurros, contesté: —Yo también lo hago, Timotheé —acerqué nuestras frentes—. Quiero estar siempre contigo.

—Y yo contigo —besó mis labios tiernamente—. Hey, ¡pero ya no llores! ¿Te parece bien si vamos al ensayo de la obra? Sé que te sentirás mejor.

—No estoy triste —respondí, dándole una sonrisa—. Pero sí, me parece bien.

Timotheé me regresa la sonrisa. Y mi sentimiento de felicidad crece cada vez más.

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Espero que les haya gustado el capítulo

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Espero que les haya gustado el capítulo. Disculpen si fue un poco corto, me dedicaré a uno un poco más largo próximamente. Siento que esta vez lo hice más romántico, es el género que más me gusta escribir, jaja. Pero pronto tendrán muchos más géneros.

¡Les deseo un feliz año nuevo! Seguiré continuando estos one shots. Si son de su agrado, no olviden votar.

¡Gracias por leerme!

C.

one shots; t.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora