inspirada en style by taylor swift.
Mi pulso es acelerado. Mis manos tiemblan y las piernas me fallan. Estoy totalmente sentada en silencio, tratando de calmarme. "No tienes por qué estar así", me digo a mí misma. Mis pensamientos me atormentan cada vez. No veo la hora de que suene el timbre. Miro la hora en el reloj de pared y marca las 12:41 am. Suspiro. Para mí es cada vez más difícil conciliar el sueño, así que realmente no me interesa si es muy tarde o es temprano. Acomodo mi falda plisada de cuadros blancos y negro en un intento por sacarme los malos pensamientos. Pero de pronto, escucho lo que tanto he estado esperando. El timbre retumba por todo mi departamento silencioso. Mis nervios aumentan. Tomo mi chamarra de cuero negra y me acerco a la puerta. Respiro hondo antes de abrir. Y cuando lo hago, todo se vuelve aún más difícil. Ahí está él, apoyado frente a su auto, con un saco negro largo y un pantalón igualmente negro. Debo decir que me ha dejado deslumbrada. Lo he visto muchísimas veces a través de las fotos en redes sociales, pero es completamente diferente verlo en persona. Se ve más imponente, con esa mirada suya tan profunda. Y me mira fijamente. Yo cierro la puerta tras de mí. Trato de no parecer nerviosa. Finalmente, llego frente a él.
—Ponte tu chamarra, hace frío —dice, sin ninguna expresión en su rostro. Lo hago y me mira mientras lo hace. Me siento aún más vulnerable que momentos atrás. Y a pesar de que me había preparado para esto, olvido todo cuando lo tengo en frente. En seguida, me abre la puerta de su auto.
Cuando entro, realmente me empiezo a preguntar el por qué acepté que esto pase. ¿En qué mundo esto es una buena idea? En el nuestro, tal vez. Quizá, gracias a los sentimientos por él que están floreciendo desde lo más profundo de mí, esto me pareció algo bueno. En cierta parte, lo es. Hace mucho tiempo que no lo veo. Desde que habíamos terminado todo. Mantenía el contacto, pero era casi nulo.
Él sube y empieza a conducir. Quiero preguntarle a dónde iremos, pues a esta hora ya no hay nada abierto, aunque no quiero arruinar lo que sea que estemos haciendo. El silencio no es incómodo, solamente me siento nerviosa por no haberlo visto, y eso es todo. Lo miro de reojo, mueve sus dedos sobre el volante. Me pregunto si está igual de ansioso que yo. Probablemente no, pues su semblante todavía es serio. Intento concentrarme en el camino. La ciudad está totalmente iluminada y no hay ninguna persona en las calles. Hace frío y no sé si eso es lo que me hace temblar o son mis nervios.
—¿Has estado bien? —pregunta, mirándome de vez en cuando. No sé a qué se refiere con ello. ¿Lo estoy ahora o lo he estado? Me sorprendo a mí misma analizando su pregunta, así que me limito a asentir—. Me alegro mucho.
Mi corazón se acelera aún más de lo que ya estaba. Ya no quiero pensar en lo que ha pasado todo este tiempo. Quiero que lo que vaya a pasar, pase y podamos dejar los sentimientos de lado. Porque no quiero volver a enamorarme de Timothée. Vuelvo a fijar mi vista en el camino y me percato de que estamos en carretera, todo está completamente oscuro y lo único que ilumina son las luces del auto. Y es aquí donde me doy cuenta de que realmente no fue una buena idea.
—¿A dónde vamos? —pregunto por fin. Me mira y sonríe a la vez. No puede hacerme esto. Él sabe cuánto adoro su maldita sonrisa, sólo está haciendo que yo vuelva a preguntarme lo que siento. No me contesta. En su lugar, coloca una mano en mi muslo. Me digo a mí misma que no debo maldecirlo.
Ya no está poniendo atención al camino, ahora me mira a mí. El agarre en mi muslo se ha intensificando, al punto que se está poniendo rojo y sus dedos han quedado marcados. Yo me muerdo el interior de mi mejilla para no soltar un gemido o algo que le de indicaciones de que me gusta lo que está haciendo. Su mirada no ayuda con esto. Ya no puede mantener la mirada en el camino, así que da vuelta y vamos de regreso. Entonces comprendo. Timothée tiene esa mirada soñadora, que te hace sentir nerviosa en cuanto lo miras a los ojos. Yo tengo el labial rojo que tanto le gusta y que siempre se cuela en su ropa o cuando nos besamos. Adoro su cabello, su forma de vestir y él adora mis faldas. Lo sabe y sonríe porque sabe en lo que estoy pensando. Por eso no podemos dejarnos atrás, por eso siempre estoy pensando en él, por eso es que estamos aquí. No tardo mucho en darme cuenta de que ya hemos llegado. El camino no fue tan largo. Él me abre la puerta y yo salgo. Espera a que abra la puerta de la departamento. Lo hago y tan pronto como entramos, se quita el abrigo. Sin previo aviso, estamos besándonos. Y los nervios, los sentimientos reprimidos y la incomodidad se fue. Sus labios me hacían más falta de lo que había detenido a pensar. Y sin pensar, empiezo a decir entre besos:
—He escuchado que has estado con otra chica —digo. Él se detiene, pero el agarre en mi cintura se fortalece.
—Lo que has escuchado es cierto, pero no puedo parar de pensar en nosotros —responde, seguido con un beso en mi cuello, provocando que el dolor de lo antes dicho sea menor. Suelto una risa.
—Me ha pasado un par de veces —Timothée me sonríe en medio del beso, pero no deja de hacerlo.
Y es que es así. No puedo simplemente eliminar mis sentimientos de un año para otro. No puedo ni por lo que más quiera, dejar de amarlo. Después de todo, realmente me alegro de haber aceptado su invitación.
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one shots; t.c
FanfictionSoy de las personas que creen que cada canción cuenta una historia. A veces de amor, inseguridad, depresión y otras de desamor, amistades, etc. He decidido contar esas historias inspirandas en canciones que me gustan mucho y en donde Timothée es el...