Ese día me encontraba en la salida de clases, como ese año nos tocaba a los de tercero pasar hasta las 11:40; por coincidencia Pedro pasaba Educación Física a partir de esa hora; decidí quedarme a ver lo que hacía y, sorprendentemente sólo se daba la vuelta para verme. De alguna manera me sentía feliz por ello.
Las clases en la tarde eran pesadas por el calor, por esa razón decidí comprarme una botella de aquarius después de una agotadora clase de Educación Física.
La siguiente clase era Religión, yo esperaba ansiosamente a que Papi Cameron nos haga hacer dinámica al igual que el resto y así fue.
-Vámonos a sala de tulipanes- Papi Cameron dio media vuelta y nosotros lo seguimos mientras el movía las llaves de la sala.
Una vez adentro, nos dijo que una mitad se siente en fila a un lado de la sala y la otra mitad al otro lado. Yo seguí a Diana hacia el lado derecho quedando yo como la última de la fila. Justamente al frente mio se sentó Eduardo, con el cual cruzamos un par de miradas.
Papi Cameron empezó a indicar en qué consistía el juego, enumeró a cada fila quedando yo como número 17 y Eduardo también. Papi Cameron llamaría un número y a los que correspondían ese número se paran a recoger el balón pasandoselo al último hasta que llegue al primero y este se paraba y tenía que hacer pasar el balón por debajo de la silla, ganaba el primero en hacer pasar el balón.
-Valen, ¿me invitas Aquarius?- Eduardo me pregunto mientras los demás jugaban.
Yo agarre la botella y la hice rodar hasta que él logró agarrarla, destapó la botella e hizo cascadita para que el líquido caiga en su boca. Entonces lo hizo rodar.
-Gracias.
Rato después, sin darme cuenta, yo ya estaba adelante juntamente con Eduardo, cuando el balón llegó a mis manos, me pare lo más rápido que pude, pero llegué al mismo tiempo que Eduardo. De todas maneras, él me cedió paso para que yo tire primero.
-Uuuuu- se dedicaban a gritar todos mis compañeros.
Tiraba y tiraba, pero no lograba meter el balón, él tampoco y eso me sorprendió por lo extraordinario que era jugando fútbol. Finalmente metí el balón antes que él y me fui atrás sorprendida por lo ocurrido.
Este tipo de cosas pasaron justo cuando pensé que realmente no debería darle importancia y aún creía que debería no hacerlo. También me llegaron ideas de que Pedro era una mejor opción que Eduardo. Pensé en darle una chance más, pero lo peor de todo era que estaba hablando en serio.
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Going Down
RomanceValentine logró lo que tanto habia soñado su madre y lo que significaba un gran mérito para ella: ingresar al gran colegio Aindorfinn, el mejor de todo el país. Esto significaba que le esperaban 7 años de esfuerzo y dedicación entera al estudio. Tam...