¿ᵠᵘᶤéⁿ ᵈᶤʳᶤᵃ?

ᴱˢᵖᵉᶜᶤᵃˡ ᵈᵉ ᵃñᵒ ⁿᵘᵉᵛᵒ.

En las calles no paraban de oírse gritos de todos los demonios que eran heridos y masacrados, por los ángeles, Charlie estaba en su cuarto escondida ¿cómo los ángeles podían ser tan crueles como para hacer eso? ¿No había otras formas? Oía por el pasillo a su padre pasar una y otra vez maldiciendo a los ángeles, sobretodo a Miguel Ángel, diciendo que eran unos hijos de puta. Lilith buscaba calmarlo pero no lo lograba, Charlie solo dejo caer lágrimas abrazando su peluche de conejo buscando un poco de calma en esa horrible noche.

Pero de pronto un brillo azulado apareció alredor de la pequeña Charlie, era un pentagrama, Charlie no entendía que sucedía, cerro los ojos fuertemente dejando caer más lágrimas hasta que sintió un suave viento, abrió los ojos para mirar un cielo azul obscuro iluminado con estrellas, la luna era tan clara, y debajo de ella había pasto verde que acariciaba sus pies, solo lleva un camisón de princesa. Volteo a ver a todos lados hasta ver a un hombre de cabellos castaños con lentes que la miraba fijamente.

—— ¡Oh por Satán! ¡Funcionó un demonio! Aunque. . . Bastante pequeño a decir verdad. —— Se acerco a Charlie mirandola fijamente.

Charlie no entendía que pasaba hasta que oyó como unas explosiones apareciera en el cielo volteando a ver asustada para ver destellos de colores, hermosos colores blancos, azules, morados, rojizos, amarillos, todos brillaban en aquel cielo obscuro. Eran tan hermosos ¿dónde estaba? ¿Quién era aquel hombre?

—— ¿Quién eres. . .? —— La voz se Charlie se oía asustada pero a la vez era tranquila.

—— ¡Oh cierto me llamo Alastor! ¿Cuál es tu nombre cariño? —— Se desconcertó un poco al notar la pregunta de la menor, la cargo suavemente en sus brazos alejándola de lo que alguna vez fue un pentagrama.

—— Charlie Magne, soy hija de Lucifer. —— La niña escondía su rostro entre el peluche.

Alastor se quedo impactado, no solo había salido bien la invocación también había logrado traer a la hija de Lucifer, aunque noto algo, había lágrimas frescas en sus mejillas. Parecer una niña e hija del mayor demonio del infierno parecía una pequeña e inocente niña del mundo mortal.

—— ¿Estas asustada Charlie? ——

—— Es que en casa hay una guerra. . . Los ángeles son malos, atacan a los demonios. . . ——

—— Bueno cuando yo muera, te protegeré Charlie, te protegeré de esos malvados ángeles. ——

Charlie apenas sintió un leve beso en su frente haciendo que esta sonriera, paso la noche en los brazos de Alastor siendo arullada hasta que cayo dormida, apenas abrió los ojos estaba en su cama, la purga había terminado aquella noche, volteo a todos lados, ya no estaba en aquel lugar, no más, no había nada más que silencio en todo su cuarto.

———————

Charlie de nuevo estaba tapándose sus oidos, incluso siendo ya mayor, no aguantan los gritos de los demonios al ser masacrados, cerraba los ojos con fuerza dejando caer miles de lágrimas, solo una noche pudo descansar de aquellos gritos, el día que conoció aquel extraño nombre, del cual los años se habían encargado de borrar el nombre de este mismo, ya no lo recordaba, no sabia quien era y si volvería, o si al menos seguía con vida. Solo tenia aquella promesa.

Solo pudo sentir como algo la tomaba en sus brazos, abrió los ojos poco a poco para notar era Alastor que la cargaba como princesa, acercando su cabeza a su pecho, aquella sensación de protección, de seguridad, le hizo sentir tanta calma que termino dormida nuevamente en aquellos brazos, el oji-carmesi sonrió levemente para acercar su rostro a la frente de Charlie para depositar un beso.

—— Yo siempre te protegeré Charlie. . . Siempre lo haré aunque tenga que tomar el camino largo, lo haré, protegeré a esta pequeña princesa que aun le aterra la oscuridad. ——

La noche pasaría como siempre cada 31 de diciembre, llena de gritos de agonía, excepto por Alastor y Charlie que se refugiaban en el Hazbin Hotel junto a los demás, Alastor se sentó en uno de los sofás cerca de los ventanales aun cargando a Charlie, extrañamente aun recordaba aquella sensación, de cuando aun estaba vivo, Charlie no necesitaba desnudarse o hacer algo indebido, solo sonreír y Alastor caía ante sus encantos.

Pero aquella noche que la conoció por primera vez, supo que haría todo para cumplir aquella promesa, de ahí que ahora este ahí, en el infierno, en el lugar más aterrador para cualquier demonio, Alastor iría cerrando los ojos poco a poco acercando más a Charlie a ella, tenia aun aquella sonrisa, daría todo por seguir protegiéndola, por seguir cuidándola, había tomado el camino largo, y vaya que fue largo llegar hasta los brazos de su amada, pero lo había logrado, aquella sonrisa que vio ese día en televisión, le hizo saber que lo que tanto había buscado lo había encontrado ya, y ahora estaba entre sus brazos cada noche.

El día llegaría, Charlie solo abriría poco a poco sus ojos notando la cantidad de muertos, esta solo volvió a cerrar los ojos fuertemente hasta volverlos abrir poco a poco notando que el escenario había cambiado notando que estaba en los brazos de Alastor, sonrió levemente para llevar una de sus manos a su rostro acariciando su mejilla con su pulgar, estaba feliz, Alastor aun trataba de protegerla, trataba de dar lo mejor de el aunque fuera duro, aunque fuera difícil seguía dando lo mejor de el para proteger a Charlie.

—— Feliz año nuevo Alastor. . . Aunque creo que me he atrasado un poquito. ——

Charlie sonrió para acercarse a su rostro estaba sonrojada llevo si otra mano a su mejilla para acariciarla también, si sentía sus mejillas cálidas con sus manos.

—— Mereces una recompensa por haber cuidado a la princesa, mi caballero obscuro. ——

Charlie se acerco a sus labios para darle un beso en sus labios, estaban algo fríos, pero eso no importo, acariciaba aun sus mejillas, para separase después de un rato y volver a acomodarse en el pecho de Alastor, oyendo sus latidos poco a poco había terminado al fin la pesadilla.