ᶜᵃᵖ. ¹²: ᴸᵒˢ ʰᵉʳᵐᵃⁿᵒˢ ᵈᵉ ᴸᵘᶜᶤᶠᵉʳ.

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Lucifer se encontraba en aquella mansión en su despacho, los libros estaban en el suelo las pinturas rasgadas, quisiera o no debía pedir su ayuda a “ellos” sus hermanos, necesitaba la ayuda de estos, ¿por qué debía recurrir a ellos? ¿Por qué ahora? Miro el teléfono, no, se negaba a llamar no deseaba verlos, soltó un suspiro, abría uno de los cajones del escritorio dejando a ver a 4 personas una de ellas era el, una joven chica de cabellos rubios largos con ojos violetas, otro de cabellos rubios también de ojos azules y por ultimo otro rubio de ojos carmesí.

Conocidos también como Uriel, Miguel Ángel y Rafael, Uriel aquel chico de cabellos rubios y ojos azules como dos bellos zafiros, Rafael, si bien en la biblia era sacado como mujer, realmente era una bella mujer de ojos violetas como amastistas de cabellos largos y rubios, por ultimo quien lo desterró, su hermano mayor Miguel Ángel, un joven de cabellos rubios de ojos rojizos como dos rubis.

Podía recordarlo aquellos días de felicidad cuando jugaba con Miguel, Uriel y Rafael, sus demás hermanos siempre solían estar ocupados menos ellos, recordaba aun la mirada triste y de decepción de su hermano Miguel Ángel al arrojarlo del paraíso, Lucifer cerro los ojos fuertemente y se dejo caer al suelo cayendo sentado, podía aun recordar aquellas palabras que le perforaban la mente y el corazón.

—— Lucifer. . . Tu no eres así, este no es mi hermano menor, por favor vuelve con nosotros, con Uriel, Rafael y conmigo. . . —— Extendía su mano hacia Lucifer esperando que la tomara.

—— ¡No! ¡Estoy harto de ser la sombra de el! ¡No lo seré más Miguel! ¡Estoy cansado! —— Las lágrimas caían por sus mejillas junto a la sangre de sus heridas.

—— ¡Entonces perdoname hermano por esto! —

Las lágrimas de Miguel bajaron por sus mejillas rápidamente, sacando su espada y dejando ver un enorme rayo rojizo que tiro a Lucifer junto a los demás ángeles que se revelaron hacia el abismo, cuando menos lo noto Lucifer había caído al lado de una bella mujer con cuernos en su cabeza, nunca había oído de aquella mujer, esta era Lilith, quien lo cuido hasta el día de hoy.

Incluso aunque Lucifer lo ocultara, no podía borrar de su cabeza las lágrimas de Miguel Ángel al hacer eso, lleva años sin verlo, incluso cuando era la depuración anual, nunca le vio a bajar a ninguno de sus hermanos, solo ángeles de rangos más bajos, incluso uno que otro arcangel, pero ninguno de sus hermanos, a veces el quería creer que un día bajarían, bajarían a verle, aunque fuera a matarlo, pero podría volver a verlos, pero nunca los había vuelto a ver ¿qué era de sus hermanos? Aunque deseaba recuperar a su hija, aun no sabia si pedir la ayuda es estos, ¿qué le dirían después de tantos siglos? ¿Era bueno llamar de nuevo? ¿Cómo tomarían el hecho de que ahora estaba casado y con una hija?

No podía ni pensarlo, solo podía recordar aquellos días en los que sus hermanos lo protegía, pero ahora en su mente pensaba en ellos, en sus hermanos, podía notar como no solo había perdido a sus hermanos, también ahora a su hija, a su pequeña manzanita, Lucifer, solo de desmorono.

——————

El viento soplaba fuertemente mientras que un joven de cabellos rubios cuidaba un portón de barandales dorados, lleva un abrigo de color obscuro, era un saco, volteo a ver a todos lados, suspiro levemente. Parecía que por esa noche no llegarían más almas, llevaría su mano derecha hacia sus cabellos rubios, para moverlos un poco cuando oyó una voz que decía su nombre.

—— ¿Uriel? ¿Qué haces afuera del paraíso? ¿Has acaso terminado de trabajar? Bueno aunque. . . Tu no haces mucho. —— Volteo a ver a su hermano, lleva una armadura plateada decorada con detalles azules.

—— ¡Miguel no seas malo! Solo vine a verte hermano, trabajas mucho desde ese día. . . ¿Esperas que vuelva? —— Vio al oji-carmesi a los ojos notando aun aquella tristeza.

—— Lucifer eligió ese camino Uriel, no puedo hacer más, incluso siendo mi hermano menor, el había retado a nuestro padre, no podía desobedecer a nuestro padre, yo solo hice lo que debía hacer. —— Suspiro, se notaba aun atormentado por aquel día.

Miguel Ángel lo recordaba bien, los gritos de ángeles. Todo era un caos, su hermano menor era quien lideraba todo, aun no lo creía el, podía verlo reír, no lo soportaba, veía como almas eran dañadas junto a sus hermanos, no podía permitir más bajas, rápido fue contra su hermano atacandolo, pero no matándolo, aun oía los gritos, el sabía que tenia la fuerza necesaria para acabarlos.

Miguel no deseaba hacerlo pero la voz de su padre resonó en su cabeza, empuñando su espada lanzo a su hermano sin piedad alguna hacia el infierno para toda la vida, a veces se preguntaba ¿si fuera algo cambiaría? ¿Me abrazaría? ¿Lloraría? ¿Me dejaría hablarle? De pronto de sus mejillas comenzaron a bajar lágrimas lentamente, Lucifer había cometido errores, pero incluso después de desterrarlo aun sentía un profundo dolor en su pecho.

—— Lucifer. . . ——

—— ¡Y-Ya se Miguel! Le diré a nuestro padre que nos permita bajar a la tierra de los pecadores para verlo. ——

—— Dirá que no, lo conoces, olvidalo Uriel. ——

Uriel solo hizo un puchero para irse de aquel lugar dejando bajo el manto de la noche a Miguel, este solo soltó un leve suspiro dejando salir una pequeña nube de vapor, hacia algo de frío, miraba el cielo estrellado.

—— Mi estrella brillante aun sigues siendo tu Lucifer. . . La estrella de la mañana. ——

Las lágrimas de Miguel seguían bajando rápidamente, no se molestaba en limpiaras, pues aun dolía y su pecado por haberlo alejado de el o no haberlo evitado era ese, vivir derramándo lágrimas días tras días hasta su muerte, hasta que pudiera alcanzar aquel perdón que no podia, ya había cometido aquello, no había forma de evitarlo, ahora ya no estaba ahí su hermano menor, ya no vea aquella sonrisa todos los días, la había perdido.

¿ᵠᵘᶤéⁿ ᵈᶤʳᶤᵃ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora