Oh como odiaba tu personalidad...
Eras una de las pocas estudiantes que lograba acercarse a él y a sus hermanos y actuar como si fueran conocidos de infancia; que idiotez.
Odiaba como tus ojos se llenaban de vida en cuanto hacías contacto visual con él. Odiaba como tu sonrisa lo hacía sentir bien.
Odiaba como el calor que emanaba de tu cuerpo lo tranquilizaba.
— Yuma-san?
Gruñó desde lo más profundo de su garganta, algo molesto por sentir tus manos moviéndolo. Tan solo quería tomar una siesta antes de volver a clase, pero parecía que eso no iba a pasar por tu culpa.
— Que quieres, (...)?
Ella rió y sin pensarlo tanto, sus piernas quedaron a cada lado de la cadera del vampiro.
Esto sorprendió al contrario, pero no hizo nada. Sus ojos se abrieron lentamente para observar cómo la femenina se acostaba sobre él.
Sin ningún problema.
Sin temer lo que él era realmente.
Idiota.
Sus colmillos crecieron en segundos y sin mucho esfuerzo tomó a la femenina de los muslos, sentándose con ella aún en su regazo y sintiendo sus intimidades rozar.
— W-wow! – el sonrojo de hizo presente en sus mejillas, riendo nerviosa antes de poner sus manos sobre el pecho contrario — Alto ahí, vaquero. Este no era mi p-plan
Yuma arqueó una ceja, con algo de molestia y burla en su expresión.
Sus uñas se enterraron en los muslos de la femenina, disfrutando como sus labios se separaban lentamente y el rubor en sus mejillas empeoraba.
— Que mal~ Porque ahora – sus labios trazaron la clavícula contraria, subiendo hasta su oído y suspirando provocativamente — yo voy a controlar lo que sucederá en los siguientes minutos~
Sin perder más tiempo, sujeto la cadera de ella, moviéndola contra su miembro con lentitud.
Un escalofrío recorrió su espalda al sentir como ella temblaba, como sus labios soltaban suaves suspiros y no podía evitar aumentar la velocidad y fuerza.
— H-huh~ Haré que esa actitud tan rebelde que tienes desaparezca~
