No sabía que hora era. Su cerebro aún estaba en descanso, pero algo más en su cuerpo estaba más despierto de lo normal.
Gruño entre dientes al sentir tus glúteos envolver su masculinidad. Sus manos se cerraron contra el aire y su cerebro logró procesar la situación.
Levantó su cabeza con cuidado, logrando ver tu expresión contra la poca iluminación que atravesaba las cortinas de la habitación. Tus labios estaban ligeramente separados y podía escuchar suave suspiros salir de ahí.
Mordió su labio con molestia, bajando su mirada hasta su nuevo problema.
Tus glúteos estaban contra él, sin mucho espacio libre entre sus caderas causando que el aire se quedara atravesado antes de llegar a sus pulmones.
— Ah~
Frustrado, sus manos sujetaron tus caderas con fuerza, acercando sus labios a los lugares expuestos de tu cuello antes de empezar una lenta fricción entre los dos.
Solo tenía que agarrar la ventaja de tu posición...
Su miembro se movió de la nada, sus manos temblaron contra tu cintura y maldiciendo entre dientes.
Sin mucha opción y con la frustración que estaba incrementando en él; encontró la banda de tus shorts, bajándolos lo suficiente como para mover la ultima prenda que separaba tu feminidad de su toque.Lujuria llenó su consciencia, con poca paciencia su miembro buscó el calor de tu interior. Absorbiéndolo sin mucho problema y causando un ronco gemido de su parte.
Era imposible no volverse adictivo. Como tus paredes lo aceptaba, el suave sonido de tus gemidos aún cuando mantenías tus ojos cerrados. Tan sólo ayudabas a volverlo más erecto. Sonriendo sádicamente, sosteniendo tu mandíbula antes de unir tus labios con los de él.
Sus caderas moviéndose más rápido y disfrutando el sonido que los dos causaban.
Por momento, sintió su corazón latir. Tus ojos por fin se abrieron, lo primero que observaron era él.
Sus ojos verdes brillando con lujuria, sus uñas enterrándose en tu mandíbula y uno de tus muslos, y su miembro encontrando cada rincón que te hacía temblar entre sus brazos aún más.
— Por fin despiertas~
Ahogaste un gemido, tu voz aún no lograba encontrarte. Pero él admiraba tus intentos.
Estabas completamente sumisa, y era lo mejor que podía pedir después de sentir tus glúteos por horas provocándolo.
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My ass is horny lmaoooooo