he loves your attitude; shu s.

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Eras de lo peor.

Parecías una niña menor de diez años, y él no podía evitar pero odiarte con todo su ser.

Eras inteligente, hermosa y con muchos talentos. Pero eras demasiado estúpida en otros momentos, momentos en los cuales nada iba a tu favor y terminabas encerrada en tu propio mundo.

Tus ojos parecían lejanos, una botella de agua en tus manos, codos sobre tus rodillas y sangre adornando tus labios de una pelea en la cual no querías ser parte.

De nuevo, eras estúpida en unos momentos tan raros y fuera de lo común.

Nadie, o ningún humano que él ha conocido, ha ayudado a un desconocido por reflejo. Él sólo logró ver cómo te metías en una pelea en la cual no debías, cómo recibiste un golpe, como terminaste sosteniendo al instigador y como los profesores llegaban y se hacían cargo de la situación.

Tú con un labio partido sentada en la clínica sin nadie más alrededor aparte de él.

— Eres una idiota

Sonreíste de lado, causando que sus cejas de juntaran antes de aparecer delante tuyo. Manos sobre tus rodillas y rostros a centímetros de distancia.

— Pero sigues aquí — él odiaba que tuvieras la razón en momentos de tu estupidez, pero no podía evitar la sonrisa que elevó sus labios.

Sus ojos admiraron el labio partido, su lengua saliendo para recoger los rastros de sangre antes de empujar su cuerpo contra el tuyo.

— S-shu, estamos en la clínica - moviste tu rostro a un lado, cuello expuesto ante él, una invitación sin pensar.

— Lo sé – sonrío, colmillos rozando la piel — La puerta esta cerrada y con llave, nadie entrará y nadie saldrá – lo último en susurro, selló lo que iba a pasar en las siguientes hora.

No pudiste hacer nada más que suspirar, tus uñas rasguñando la piel expuesta en su nuca, y él devolviendo el favor con sus colmillos haciendo más mordidas en todo tu cuello.

Sus manos trabajaron la falda del uniforme, elevando la pieza hasta tener una mano en tu feminidad, suspirando con deleite.

— Cada qué haces algo estúpido, tengo que castigarte — gruñó al escuchar tus gemidos, tan sólo dos dedos presionando y tu cuerpo respondía perfectamente para él — Tal vez por eso amas actuar sin pensar — besó lentamente tu pecho, bajando hasta tu cuente, lengua volviendo a salir como una tentación, una idea llena de lujuria — Tal vez por eso amo tu actitud~

— Cada qué haces algo estúpido, tengo que castigarte — gruñó al escuchar tus gemidos, tan sólo dos dedos presionando y tu cuerpo respondía perfectamente para él — Tal vez por eso amas actuar sin pensar — besó lentamente tu pecho, bajando hasta tu ...

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50 reasons to have sex; diabolik loversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora