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Una semana más tarde, Jimin seguía pensando en su conversación
telefónica con Hoseok.

Pensaba en ello cuando se vestía cada mañana, cada que rozaba su pectoral con la camisa y su hormigueante entrepierna con la ropa interior, la camiseta apretada en sus pezones y el bóxer apresando su miembro, luego poniéndose un traje y recordando que los hombres profesionales lo excitaban.

Pensaba en ello cuando se acostaba por la noche, reviviendo su lenguaje
sucio en el teléfono hasta que no podía resistir volver a vivir otra parte de ello,
también al deslizar su mano en su bóxer y tomar su eje rodeándolo hasta que alcanzaba esos pocos benditos segundos de éxtasis.

Y pensaba en ello en todo momento en el medio.

Mientras caminaba por la calle hacia su oficina en la ciudad de Gangnam, una brisa del cercano puerto movió la parte baja de su cabello y corrió por entremedio de la camisa y su cuello , parecía pasar rozando con frialdad, haciendo que un escalofrío le recorriera el cuerpo. Sus pezones apresados por la camisa apretada se endurecieron volviéndose previsiblemente cálido. Una pequeña sonrisa se desplegó en su rostro, tanto más dulce porque ninguno de los otros trajeados pasándolo en la acera sabían por qué el estaba tan feliz.

Siempre había sido una persona muy sexual, pero su conversación telefónica
con Hoseok había parecido renovar algo dentro de él, dándole justo el tipo de
emoción que había estado ausente de su vida últimamente. Por su elección, por
supuesto. Buen Chico, buen chico, susurró en su interior, tengo que ser un buen chico, apretó los músculos de sus muslos  mientras caminaba, pensando que eso acabaría con la sensación de hormigueo, pero sólo la intensificó.
Lo cual llevó sus pensamientos directamente de vuelta a Hoseok. Cómo él le había pedido que se tocara para él. Lo mal que él había querido ver su desnudo y
duro eje.

Después de que ambos se corrieron, habían hablado un poco más y Jimin
había sugerido que mientras estuvieran en el trabajo no mencionarían lo que
acababan de compartir, temía que sería incomodo ya que se les exigía hablar el uno al otro con mucha frecuencia. Y también porque no quería recordar que había sido tan chico malo. Que había disfrutado de ser tan malo. Que sólo deseaba poder seguir siendo malo.

Sin embargo y de una vez por todas, tenía que poner esos días detrás, no
importa cuántas brisas le hicieran cosquillas, no importa lo tentador que era pedirle a Hoseok que lo llamara de nuevo a casa alguna noche y le sacara de esa misma manera.

Jimin había sido un chico malo durante toda su vida, y sus maneras
salvajes habían puesto a sus padres en situaciones de gran preocupación y
decepción. Había perdido su virginidad, de muy buena gana, a los quince años en
su dormitorio, con un estudiante universitario de su barrio que había llegado a casa para el verano viéndose tan caliente como los fuegos artificiales del Año nuevo y su madre había entrado justo cuando ellos estaban terminando la segunda ronda.
Por los siguientes tres años, se había escapado de la casa constantemente y había experimentado con más que unos pocos chicos y chicas en el asiento trasero de sus coches.
Si estaba saliendo con un chico, el sexo parecía ser una progresión natural. Nunca
se había preocupado porque alguien pensara o no sobre si sus acciones se veían mal. Desde la pubertad, simplemente había anhelado el sexo tan profundamente que no podía negarse el placer cuando se le ofrecía.

Añade a eso ser atrapado bebiendo en varias ocasiones, y una vez incluso ser
llevada a la cárcel con un grupo de niños que habían sido atrapados con alcohol en
una fiesta sin vigilancia, por no hablar de un millar de otros pequeños conflictos
sobre demasiado promiscuo y pantalones muy apretados y Jimin sabía que había sido un montón para manejar.

Ahora su hermana mayor Sunhee había roto su perfectamente visto compromiso
y se había terminado enganchando con un atractivo investigador privado de Seúl, y aunque Jimin estaba muy feliz de ver a su hermana por fin salir de su caparazón conservador y encontrar la felicidad con un tipo terriblemente bueno, el también se sentía de alguna manera responsable de llenar su lugar.

Pecado en Las Vegas [HopeMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora