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Cuando llegaron a la calle, la franja de Las Vegas se había convertido en una
jungla de neón. El calor del desierto seguía quemando el aire, llevándolos hacia la
comodidad de la limusina, pero Jimin se detuvo por un momento tirando hacia
atrás del brazo de Hoseok, sólo para poder mirar a su alrededor por un momento y
tomar todo. Sintiendo su fascinación por el lugar, él susurró en su oído, su voz
humeante y caliente. —Bienvenido a Las Vegas, pequeño Jimin.El le lanzó una sonrisa sexy, esperando que él pudiera leer cuán listo estaba para algo de la acción de la ciudad del pecado. Después del erótico espectáculo que acababan de ver juntos, y teniendo en cuenta que, por primera vez en meses, iba a pasar la noche con un hombre que le quería salvaje, se sentía aliviado de haber renunciado al intento de ser un buen chico... por ahora de todos modos.


Cuando entró en la limusina, Hoseok le dijo a su chófer que recorriera la Strip por un tiempo. 

 —Es la primera visita del caballero aquí—explicó. —Quiero que el vea la franja en toda su gloria—Esperaba que realmente quisiera decir: Quiero tener mi tiempo con ella en la parte posterior de la limusina.

Una vez que ambos estuvieron encerrados en el interior del lujoso y aireado coche con la ventana de privacidad subida entre ellos y el conductor, Hoseok abrió la mini-nevera, sacó una botella de vino, y la destapó. Luego encendió la música y sirvió dos copas de Chardonnay, ellos brindaron. —Por esta noche—él dijo, —y lo que sea que pueda suceder.


Jimin tomó un largo trago del ligero y afrutado vino, luego quitó sus copas y las puso a un lado.
Apuntando hacia Hoseok, curvó su dedo hacia adelante como si silenciosamente dijera, Ven aquí. Cuando empezó a avanzar, Jimin se movió sobre sus rodillas y alzó la mano para abrir el techo solar del vehículo. Las imágenes y los sonidos de Las Vegas parecían derramarse dentro por encima de ellos, pero eso no era suficiente, el menor quería sentirse caer en este lugar, absorbiéndolo, con Hoseok.
Manteniendo el equilibrio sobre sus tacones en el asiento de felpa, asomó su cabeza por el techo y dejó que el viento caliente soplara a través de su pelo. Facilitándose a través de la apertura para estar de pie detrás de el, Hoseok puso un brazo alrededor de su cintura para mantener su equilibrio, esto era más gustoso, pensó. Un hombre sexy sosteniéndolo cerca mientras ellos se batían a toda prisa a través de una de las ciudades más decadentes de la tierra.
Girándose ligeramente, estiró un brazo por detrás de su cuello y tiró de él hacia abajo por un beso sensual. Prácticamente ronroneó cuando su cálida lengua se metió en su boca, él besaba tan bien como había imaginado, y ese primer electrizante beso con Hoseok era mucho más que cualquier otro beso que alguna vez hubiera compartido con HyeJin.


Sus besos continuaron, volviéndose cada vez más sensuales y calientes a cada momento que pasaba mientras la limusina iba por Las Vegas Boulevard, con un millón de luces de los grandes hoteles y casinos rodeándolos por ambos lados.
Cuando su pene se endureció contra su culo, Jimin no pudo resistir moverse contra él. —Se siente tan bien—dijo el menor, su voz casi perdiéndose en el cálido viento batiéndose por encima del vehículo en movimiento.
Mientras miraba por encima de su hombro hacia sus ojos, las manos de él subieron de su cintura hacia sus pectorales.
Jimin lanzó un suave gemido por ser finalmente tocado en uno de sus más sensibles y doloridos lugares.
— ¿Está bien?—preguntó en voz suave cerca de su oído. —Quiero decir, teniendo en cuenta la situación con HyeJin.
El volvió su cabeza hacia el mayor de nuevo, casi ronroneando su respuesta. —Te lo dije, no estamos juntos ahora mismo. Y la razón eres tú. Te deseo mucho más de lo que alguna vez la he deseado a ella o a cualquiera, Hoseok. Ojalá no me sintiera de esta manera, pero no puedo evitarlo; lo hago.Detrás de él, lo escuchó contener la respiración ante su respuesta. —Estoy muy contento. Y, mmm, te sientes bien, encanto. Estos perfectos pectorales se sienten tan hermosos como se ven en ese caliente traje.
Aún mirando por encima de su hombro, dejó que su lengua se deslizara sensualmente sobre su labio superior.
En ese momento, sus grandes y capaces manos comenzaron a moverse sobre su pecho y estomago deliciosamente. 

Pecado en Las Vegas [HopeMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora