Se encontraba junto a John, empacando sus maletas, su vuelo saldría en unas horas y debía estar en el aeropuerto con anticipación.
— Sólo son unos días, sólo la firma del libro y regreso, cuida mucho a mis niños por favor, tienen comida suficiente, les sirves agua, limpia su caja de arena por favor, te los encargo muchísimo, son mi vida — decía un Emilio bastante apurado.
— Emilio, sí, sí, ya me lo dijiste unas veintiún veces — John trataba de calmarlo, sin embargo Emilio estaba bastante ansioso.
Tomó sus maletas y se despidió de sus gatos una vez más, subió su maleta al auto donde John lo esperaba y subió, yendo directo a una gran aventura.
Aunque todo el camino se mantuvo pensativo, no podía quitar la imagen de Joaquín siendo así de feliz, no dejaba de preguntarse cientos de cosas, entre ellas.
¿Cómo reaccionaría a mis cartas?
Definitivamente nunca se las enviaría, moriría de pena si Joaquín supiera todo lo que él dice en esas cartas.
— ¿En qué tanto piensas Mailo? — preguntó John, había notado a Emilio raro desde que empezó el recorrido, sin embargo pensó que serían los nervios de volar.
— Estoy pensando en lo de siempre — suspiró — un poco inútil, ¿no?
— Para nada, ¿lo extrañas aun cierto? — John volteó un segundo a verlo y hasta el mismo se sorprendía.
Ya no era el mismo Emilio de hace meses, no era el mismo que encontró tomándose una botella de vodka la primera vez que lo visitó, no era el mismo que fumaba cada vez que recordaba a su familia, simplemente ya no era el mismo chico en ruinas.
Pero lo veía en sus ojos, a estos aún les faltaba o más bien alguien, y él se encargaría de ayudar a esos ojos a recuperar su brillo.
Emilio no contestó a su pregunta, porque ambos sabían la respuesta.
John dejó a Emilio en el aeropuerto, deseándole mucha suerte porque vaya que la necesitaría.
Cuando lo vio irse a documentar todo se retiró, era momento de darle un empujón a Emilio.
Condujo hasta el departamento del rizado, sabía que estaba mal, pero sabía que esto traería sus buenos frutos y si no, pues ya apoyaría a su primo de nuevo.
Tomó todas las cartas que su primo tenía perfectamente guardadas en sobres y las metió en una pequeña caja decorada de un papel color crema y detalles menta, algo muy sencillo.
Fue rumbo a la casa del ex de su primo, pero antes de, se detuvo a comprar unas rosas rojas, ya que su primo una vez le dijo que eran las favoritas de Joaquín y que si algún día le entregaba las cartas, sería con un millón de rosas, aunque claro que él no podía comprar un millón sí compró una y la puso dentro de la caja.
“Porque una flor le da color a todo y es algo tan sencillo que no se necesita nada más”
Eran palabras que había escuchado de Emilio alguna vez mientras este escribía su libro.
Con todo listo, retomó su viaje, pensando en la reacción de su primo cuando se enterara.
Cuando llegó a la casa de Joaquín únicamente dejó la pequeña caja en el suelo y desapareció, alguien ya la encontraría.
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Narra Joaquín:Se me hacía bastante tarde para llegar a la oficina, así que tomé todas mis cosas y salí de mi casa, aunque sin darme cuenta casi piso una caja, ¿qué hacía una estúpida caja aquí?
Agarré la caja y entré de nuevo a casa para verificar qué demonios tenía dentro, cuando vi que esta traía una nota.
“Un regalo puede ser cualquier cosa, una rosa, un chocolate o incluso una carta.
Pero el mejor regalo que tú me haz dado es dejarme verte sonreír todos los días, tal vez no te des cuenta, pero sólo con verte reír alegras mi mundo entero, tú le das color a mi vida, brillo mío”
Me quedé helado, no podía ser cierto.
Esta frase era del libro de Emilio, una frase muy parecida a la que un día me dijo.
— Debe ser una broma de mal gusto.
Abrí la caja y me encontré con una linda rosa, recordé cuando Emilio siempre me compraba ramos enteros de ellas, cuando éramos felices.
Había muchos sobres atados con un lazo muy lindo, vi el primer sobre y decía.
“Para: Joaquín
De: La primer persona a la que le dijiste amor”Entonces supe que todas esas cartas eran de Emilio.
Mi Emilio.
F i n a l
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15 razones por las cuales me odio ༊*·. [Emiliaco]
FanficEmilio se deslinda de su dolor haciendo pequeñas cartas para su ex novio, aunque él esté consciente que nunca tendrán respuesta. ¿Oh si?