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Los días se hicieron semanas, e incluso meses en los que Stark sufría en silencio por la lejanía que habían tomado sus amigos, ¿y que había hecho él? Nada como siempre, estaba acostumbrado a que todos llegaran corriendo a sus pies haciendo que la iniciativa en él fuera desapareciendo con el tiempo, pero el tener a sus amigos ignorándolo no le hacía ni la más mínima gracia.

"Te gusta hacerlo, pero no que te lo hagan a ti ¿verdad Tony? "

La voz en sus sueños resonó en su cabeza, estaba harto de que hasta su subconsciente lo traicionara de esa forma, cuando podría relajarse y tomar las cosas con calma, nunca por lo visto, había pasado meses totalmente tranquilo para las fiestas, claro que en el sexo no podía parar, pero el ambiente liberal parecía huir de él cuándo de divertirse se trataba.

Desde el primer día la idea de la iniciativa nunca fue mala idea, ya que muy en el fondo sabía perfectamente que tenía que hacerlo, pues había sido su culpa, un Stark arregla las cosas cara cara a lo que se sometió a sus sentimientos para involucrar el plan que tanto tiempo le causo un vuelco en su cabeza, fue a su computador para buscar un lugar cercano y con disponibilidad del horario que fuera a la par con el de su amigo, este había llegado a Nueva york desde hace 3 meses, pero jamás contesto sus llamadas, ni las visitas a su trabajo, ni por las horas que se quedaba plantado frente a su casa esperando a que llegara, todo tenía que hacerlo solo, no podía contar con nadie mucho menos la ayuda de Pepper quien estaba hecha una furia, al parecer ya se había dado su tiempo para charlar con la "victima" cosa que lo molesto ya que ahora eran dos sujetos en su contra, aunque bien sabía que si Rhodey lo perdonaba, Pepper también lo haría.

Marco el número de su viejo amigo mientras buscaba un lugar para charlar como antes, encontró algo que creyó demolido, era el antiguo restaurante en el que iban a payasear cada día saliendo de la escuela, fue así hasta que Rhodey decidió tomar un rumbo diferente para la universidad, aunque seguían en contacto, pero ya no tan cerca el uno del otro, fueron olvidando ese espacio hasta que termino su carrera y ejercer de lleno su profesión en la bella ciudad de Nueva York junto a el, ahora vivían en otra zona no muy lejos de su antigua escuela.

"No vendría mal un paseo de vez en cuando" pensó Stark con teléfono en mano aun escuchando aquel infinito pitido que daba el teléfono sin tener respuesta de la voz de su amigo, no se iba a cansar, conocía muy bien a Rhodey para decir que estaba atento al sonido impertinente que solo una persona podía darle.

Otro pitido interminable fue dado, había intentado durante 7 horas continuas, ni cuando fue por su almuerzo fue excusa para terminar, si alguien sabia jugar ese era el con su interminable paciencia, cuando se enfocaba en algo llegaba a obsesionarse tanto que lo enfermaba, mientras conducía en su fino Lamborghini dónde monitoreo su teléfono en sincronización con la pantalla, temporizada para estar llamando cada segundo y en el tiempo que fuera posible.

Volvió a su trabajo continuado con sus aburridos deberes que lo tenían harto, pero no tan cansado como el horrible pitido que se seguía escuchando en cualquier momento, llego a quedarse dormido sobre el montón de papeleo durante una media hora cuando escucho su puerta golpear, el pitido seguía en espera a lo que no paro en ningún momento, limpio los rastros de su saliva por encima de su manga de costosa tela de diseñador para atender a la inoportuna visita.

-Adelante. -

La puerta se abrió lentamente haciendo que una figura tan bien conocida ingresara a su despacho, este solo sonrió por la alegría que le daba verla, acto seguido profeso un encantador saludo que fue ignorado por su encantadora asistente, Potts solo le miro y siguió su camino en dirección del parlanchín millonario, con la misma seriedad le entrego 4 paquetes de documentos que debía firmar, al menos dos por ahora debían ser entregados a ella mientras que el resto debían ser firmados y resellados por su puño y letra a más tardar a las 8:00 p.m. su cabeza daba vueltas con tanta información acumulada en su escritorio, pero eso no fue excusa para que dejara de alardear de lo que estaba planeando para la reconciliación de su queridísimo amigo, cosa que paso por indiferente la secretaria, sus labios se mantuvieron sellados en una fuerte línea recta donde podía percibir presión en su quijada, estaba enojada.

"You never throw back" |||Stony|||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora