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- Pepper, ya te lo he dicho miles de veces, estoy bien. – menciono el castaño mientras una preocupada peli-naranja palpaba su rostro en búsqueda de algún desperfecto.

- Debe haber alguna clase de brujería en todo esto, tal vez son tus delirios por la abstinencia con las drogas. – Se alejó para agarrar ambos parpados y abrirlos de un tirón causándole un terrible ardor cuando esta le obligo a mantenerlos abiertos más de un minuto.

-Auch… ya… ya basta, estoy bien solo es mi decisión. – Se alejó de su agarre haciendo que sus piernas se impulsaran hacia atrás deslizándose con su asiento por el rincón de su despacho.

-Y es precisamente tu decisión la que me aterra, Tony le habías dicho a Rhodes que irías a la fiesta, si estas planeando algo absurdo como escapar y dejarme todo el trabajo a mí, déjame recordarte que--- -

-Hey, hey, alto ahí, no es ningún plan, tampoco brujería ni mucho menos por quedar bien con ustedes, creo que yo… lo quiero así... es todo, no le busques más patas al gato. –

-No lo sé, esto no me agrada, temo que empieces a delirar en cuestión de segundos. – se cruzó de brazos tomando una distancia considerable del castaño quien estaba frunciendo el ceño por las palabras de su amiga.

-Oh por dios, estas exagerando las cosas, tampoco es que fuera un adicto de día y noche para empezar a convulsionar en cualquier momento Potts. – simulo una plegaria al cielo mientras la chica suspiro pesadamente.

-Mira Tony, compréndeme un poco ¿quieres?, Es solo que… has pasado tanto tiempo haciendo la misma rutina que me asuste que de un día a otro quieras… ya sabes tomar las riendas de tu vida, lo sé, lo sé no me veas así, sé que sueno terrible cuando te lo digo de esta forma, pero temo por ti. – miro en dirección al millonario quien la miraba como si fuera la cosa más extraña del mundo, Virginia se cruzó de brazos dirigiendo su mano derecha a sus labios para acariciar del contorno con la yema de sus dedos, quería llorar.

-Querida, ven acércate un poco…- levanto su brazo dirigiéndose a ella desde su lugar, espero a que la otra se acercara y tomara su mano, cosa que hizo con miedo en sus pasos. -No hay nada que temer, yo entiendo que estén hartos de las mismas promesas, pero de nada te servirá el miedo si no me dejas por lo menos intentarlo, no prometo maravillas soy nuevo en esto, pero sé qué al menos estoy tratando, ¿ok? ¿todo bien ahora? – acaricio con delicadeza la suave piel de su amiga haciendo que todas sus preocupaciones se fueran poco a poco, sonrió ante la respuesta de Stark a lo que fue a abrazarlo con todo el cariño del mundo, de verdad quería confiar en él, de verdad quería, pero no podía.

-Uh… ok paremos aquí, no quiero tener que desordenar mi escritorio lo acabo de arreglar hace 15 minutos. – sonrió pícaramente ganándose un leve golpe en su pecho izquierdo por el puño furico de Potts.

-Bien hecho acabas de matar el momento. – fue alejándose poco a poco sin dejar de escuchar la burla en su risa contagiándola rápidamente dejando caer su cabeza en forma de derrota.

De pronto un tono de llamada impacto en el lugar sacando a ambos de su ensoñación, no le hizo esperar más al ver como la otra asentía con la cabeza en señal de que contestara, se dirigió al asiento de enfrente para acomodar del papeleo en el escritorio mientras Stark presiono el botón de altavoz para que la otra pudiera escuchar, grave error.

- ¿Hola, señor Stark? – respondió una voz dudosa.

-Sí, el habla. – contesto confiadamente sin dejo de nerviosismo alguno.

-Habla Michael señor, me preguntaba por qué todavía no le veo por aquí, ¿ocurrió algo malo en el camino? – en el trasfondo de su voz se escuchaba una multitud eufórica disfrutando de la buena música mientras este esperaba por su respuesta.

-Oh… sobre eso… yo… - su boca se secó, desabotono su traje con desesperación manteniendo la mirada fija por debajo de su escritorio donde sus piernas se movían inconscientemente, sí que le costaba trabajo medir su tentación.

-Si es por el tráfico no hay prisa señor, mi padre estará encantado de esperar hasta su llegada. – algo se quebró en su cabeza, pensó en su viejo amigo y el apoyo que le brindo con anterioridad, acerco su silla hasta su escritorio desplegando sus brazos sobre la mesa ocasionando un seco estruendo en ellos, su dedo índice picaba sin descontrol de la mesa, no quería decepcionar a ninguna de estas personas, no sabía qué hacer, su garganta se secó.

-No, no, no es eso… yo he decidido que… - fue interrumpido por el leve tacto que le ofreció Virginia, se había olvida de su presencia por un instante a lo que la desesperación en su cuerpo fue reduciendo por el leve masaje que ella ejercía sobre sus nudillos con sus suaves pulgares, la miro por unos segundos obteniendo como respuesta una media sonrisa seguido de un asentimiento leve que entendió de inmediato, ella había decidido confiar en él.

-I… iba a pasar por unos cigarrillos antes chico. – menciono con algo de nerviosismo en su voz, esperaba que el otro no lo hubiese notado para no quedar como un imbécil.

-No se hubiese molestado señor, sabe que por aquí ofrecen de los mejores. –

-Ya es mi costumbre, tengo mi propio lugar para adquirirlos. – dijo en tono de burla ocasionándole unas carcajadas al otro lado de la línea.

-Está bien, está bien, aquí le veo señor. –

-Bye. –

La llamada había terminado, soltó el aire que almacenaba en sus pulmones siendo consciente de que no estaba respirando hace unos segundos, volvió a mirar a Pepper quien no tan segura le otorgó una sonrisa para que se relajara, estaba más preocupada por sus ataques de ansiedad que de la fiesta a la que asistiría, corto el agarre para volver a su papeleo haciendo que Stark se preocupara un poco.

-Oye Potts… ¿es---- -

-Tony… no estoy molesta, solo preocupada no te lo negare, me has demostrado que puedo confiar en ti, tampoco no soy nadie para prohibirte la diversión. –
Esbozo una gran sonrisa para la peli-naranja haciendo que la felicidad se hiciera levantarse de su asiento en dirección a la puerta no sin antes ser detenido por la voz de su asistente.

-Solo… hazme un favor… - Quedo de espaldas al castaño evitando hacer contacto visual para no arrepentirse de lo que había hecho, este no hablo siquiera solo espero la petición de su amiga con toda la calma del mundo.

-Ten cuidado… - más que un favor sonó como una plegaria, haciendo que el otro saliera de inmediato para evitar sentirse mal, dejando a su preocupada asistente en el rincón de su oficina tratando de no perder la fe en él, continuando así con sus labores.

                                                  *

Horas más tarde, un Lamborghini dorado cubierto de oro con incrustaciones de diamante con detalles en platino recorría las oscuras y solitarias calles de la ciudad aventurándose hacia su destino en Brooklyn.

El ruido del motor era música para los odios de Stark, escuchar el ronroneo de su bebe le llenaba el ego, quería ir bien preparado para demostrar de todo lo que era capaz de hacer y tener en sus manos.

Se detuvo a mitad de la calle esperando el cambio del semáforo mientras tarareaba una canción con el movimiento de sus dedos sobre su volante, iba realmente impecable muy característico de él, llevaba su loción favorita regada en todo el cuerpo, infestando los asientos de su automóvil para más deleite.

Después de unos minutos de espera, siguió avanzando aprovechando el vacío trayecto para pisar del acelerador a fondo realizando maniobras profesionales que lograba capturar la mirada de una que otras personas que se paseaban por las calles.

Hizo un rápido cambio de velocidades para calcular el espacio en el que se estacionaria, había más carros a medida que avanzaba, viendo las reacciones de la gente en los alrededores admirando la belleza de aquel automóvil deportivo, este fue reduciendo la velocidad para capturar algunas miradas respondiéndoles con una enorme sonrisa que derretía a cualquiera, busco sus lentes sobre la cobertura de su automóvil, coloco de ellos al mismo tiempo que aceleraba para acomodarse en aquel espacio con encargados de perfecto uniforme azul en las esquinas, coloco las direccionales para verificar que todo estuviera en su lugar, abrió la segunda cobertura y miro los condones en el lugar, trago duro al enfrentarse con lo que parecía ser malos hábitos, pasaron unos minutos para decidirse haciendo que al final tomara dos condones para guardarlos en sus bolsillos mientras salía del auto tan rápido que le mareo.

Acomodo su traje seguido de sus lentes de fina textura y llamativa marca en la esquina inferior derecha, inmediatamente sonrió a sus alrededores ganándose algunos gritos por su llamativa entrada, obviamente todos reconocían a un Stark.

Se dirigió a la alfombra roja que daba a la entrada del hotel no sin antes entregarle la llave a un nervioso encargado que trataba de no estorbarle en su elegante caminata.

-Sin rasguño alguno chico. –

-S…sí señor. –

Sintió los lentes de las cámaras enfocados en su figura, haciendo que su interior explotara de felicidad, nuevamente era el centro de atención para todas aquellas personas que estaban sorprendidas a mitad de la entrada, los camarógrafos luchaban por encontrar un buen lugar para dar con la toma perfecta del hombre, los reporteros fueron llegando poco a poco a medida que gritaban su nombre para una primicia, este solo les sonreía de oreja a oreja saludando a la cámara con tan característicos movimientos seductores.

Pasaron unos segundos hasta que decidió seguir su camino hasta la entrada, ya les había dado suficiente de su tiempo para que seleccionaran buenas tomas de él, cosa que supervisaría más tarde.

Era una horda de bullicios y gritos que inundaban la zona, reduciéndole el espacio a sus espaldas, camino más rápido para acceder al lugar sintiendo como estos estaban a punto de pisarle los talones, tenía un límite para esto y cuando él decía ya, era ya.

-Adelante señor Stark. –

-¿Señor? Oh por favor solo tengo 22, un “joven Stark” no se escucharía nada mal. – corrigió al encargado de seguridad poniendo su dedo índice sobre su pecho obligando al otro a retroceder, eso había figurado una sonrisa en su rostro.

-Y tú, quita esa expresión aburrida de tu rostro por dios, es una fiesta no un funeral, espantas a todo el mundo. – hizo un absurdo movimiento con su mano para seguir con su camino ganándose las miradas de desprecio de ambos guardias.

Fue caminando hasta la zona de la celebración en el primer piso viendo como una multitud comenzaba a acercarse hacia él, abrió sus ojos de golpe al no ver a nadie atractivo en este lugar, paso de ellos pretendiendo revisar la hora de su reloj con profunda “curiosidad”.

-Señor Stark, felicidades por el incremento de producción este año, es un honor tenerlo por aquí. – un señor de edad avanzada, aspecto deteriorado y altura mediana, de inmediato reflejo un falso interés, con copa en mano se acercó por detrás de él para intentar llevarle el paso, cosa que no logro.

Por un momento se creyó atrapado en medio de la muchedumbre, por más que miraba una y otra vez no encontraba nada ni a nadie que pudiera ayudarlo, hasta que vio un elevador a unos pasos de él, es como si estuviera esperando por el en todo momento, dio una sonrisa victoriosa que los demás empresarios notaron, tratando de evitar que escapara.

-Llevo algo de prisa, oh mire la hora que es y no le he dado mis felicitaciones al cumpleañero, nos vemos. – corrió hacia el elevador para presionar el botón mil veces rezando porque las puertas se cerrarán y no dejarán pasar a los asquerosos sujetos.

Como si fuera una señal del cielo las compuertas se cerraron, dejo caer su espalda sobre el frío metal soltando un enorme suspiro mientras reposaba por unos segundos, no tardo en escuchar el sonido del elevador indicándole su destino en la planta número dos, este ya conocía a la familia que organizaba estas fiestas, rentaban todo el hotel para realizar la fiesta en cada piso estrictamente categorizado por la edad, los Hamilton eran conocidos por la obsesión que le tenían al orden, no podían ni respirar cerca de algo que no estuviera como ellos querían, sino todo se volvería un terrible desastre, por suerte el hijo de sus amigos no era así, era más relajado y hasta a veces algo despistado para algunas cosas, no le gustaba alardear tanto sobre su poderosa cabecilla en el mundo de la economía estadounidense, claro que como cualquier adolescente busca la atención y popularidad de las personas, ser el centro de atención in excepción alguna, podría gustarle todo eso pero jamás menospreciaría a las personas como solían hacerlo otras, era algo que le agradaba del chico.

Las compuertas se abrieron a la par, trato de asomarse sin salir completamente del lugar, buscando con la mirada a sus viejos amigos, todo estaba bajo una tenue luz convirtiendo el ambiente en algo tan elegante para la zona intermedia, allí solo bebían y comían platillos absurdamente caros mientras los rastros de música jazz resonaba en el centro de baile donde múltiples parejas bailaban sincronizadamente, con tanto amor que lo hizo asquear.

-Noup. – se metió rápidamente decidió a no volver a ese piso, las compuertas se cerraron mientras analizaba detenidamente la categoría de las edades, si en el primer piso estaban los cavernícolas y había 17 pisos en total, quedarían descartados los primeros 10, a excepción de 2 pisos que eran habitaciones exclusivas.

-A la mierda. – Selecciono el más alto de una sola vez, estaba desperdiciando el tiempo con absurdos cálculos que no servirían en nada más que en agotar su paciencia.

Aguardo unos segundos hasta llegar a la cima, el ascensor paro indicándole que había llegado a su destino, fue engrandeciendo su sonrisa al escuchar la música electrónica profanar las paredes metálicas las cuales se abrieron a los segundos de estar allí.

Salió de la cabina para contemplar a la multitud disfrutando de la música donde se movían al compás del ritmo intensificado por las enormes bocinas a los costados, fue abriéndose paso entre las personas, robándose miradas, suspiros y bullicios.

Fue caminando lentamente topándose con miradas que lo invitaban a ondear más allá de un simple baile, no se dejó caer tan fácil haciendo el juego más divertido al emprender sus técnicas de seducción, una pose firme, sonrisa ladina dejaban mucho que desear de ese hombre que a cada paso que daba convertía el centro en su propia pasarela.

Stark orgulloso de las reacciones en sus juveniles rostros, rodeo el terreno para buscar al causante de todo esto, todo a su alrededor deslumbraba por las luces que atravesaban cada rincón del lugar, la pista de baile estaba llena de adolescentes alebrestados por el momento, la vista era digna de una loca fiesta universitaria, no había duda alguna de que la juventud de hoy en día lo dejaba boquiabierto.

Todo perfectamente decorado, ordenado e ilustrado, las paredes permanecían con un color dorado que simulaba la estructura pulida del oro con enormes destellos que se mezclaban con la plata de la mobiliaria, el mármol del suelo brillaba exageradamente al contener el reflejo de los materiales y de las personas en movimiento.

Por si eso no fuera poco, la fiesta continuaba a las afueras de la enorme terraza con una gran vista hacia la ciudad, los destellos eran majestuosos a su perspectiva, las ráfagas del aire corrían con más intensidad desde la cima, haciendo el ambiente más ameno por la exquisita sensación que le otorgaba la baja temperatura.

- ¡Señor Stark! – giro en dirección a su llamado para encontrarse con el risueño Michael saludándole desde su grupo de amigos que quedaron sorprendidos en una esquina de la terraza, rápidamente se abrió paso entre la multitud continuando su camino hasta llegar al otro extremo del balcón, este contemplaba la vista desde su posición.

-Busque a tus padres, pero fue un caos allí abajo. – hizo una mueca que le ocasiono unas enormes carcajadas al chico ganándose la mirada de todos en la terraza, se preguntaba que había sido eso, tal vez era por la atención de todo el mundo para que notaran con quien se encontraba hablando o tan solo era el alcohol en su organismo.

-Ellos se fueron hace mucho Señor, esos cigarrillos le tomaron más tiempo de lo que pensé, ¿gusta? – le señalo su cerveza al tener su mirada fija en el frio liquido de la botella.

-No planeo estar mucho tiempo por aquí, quería aprovechar la oportunidad de saludar a tus padres, pero ya que no están aquí pues… -

-Oh vamos, no sea tan aburrido, usted suele hacer las mejores fiestas y ahora me dice que se va a ir, quédese un poco más. – no le dejo responder ya que este había ido por cerveza.

Genial”.

Dio un recorrido por el estrepitoso terreno percatándose rápidamente de aquellos adolescentes para nada disimulados que se lo comían con la mirada, trago duro ante la tentación pues todos parecían unos críos, claro que había unos rostros muy sexuales que lo hacían jadear de la sorpresa con la que le retaban.

Había de todos los dulces y sabores, no perdió el tiempo al mantener por lo menos un pequeño duelo de miradas en las que se encargaba de atraer y seducir a sus víctimas desde la lejanía había de todo un poco, tanto hombres como mujeres, claro que ellas eran menos disimuladas que los chicos quienes no le quitaban la mirada de encima, pero no se atrevían a cruzar aquella franja.

Un grupo de 5 chicas con unos vestidos tan cortos que comenzaba a creer que no había nada debajo, dos rubias de largas extensiones que jugueteaban con los rizos de sus trenzas y tres pelirrojas con una buena figura muy delgadas para su gusto, pareciera que de una ráfaga se las llevaría volando, a fin de cuenta adolescentes.

Jugaron con la talla de sus ropas toqueteándose de arriba abajo, haciendo que la pequeña cobertura del vestido se alzara dejando muy claras sus intenciones a la señalación de sus descubiertos muslos, bailaban para el formando de este su pequeño entretenimiento por dé mientras, se movían muy bien, no perdían ni un segundo al otorgarle una excelente demostración de esas caderas al ritmo de la música, la más delgada agarró a la rubia de la cintura para simular unas embestidas que lograron hacerlo sonreír, sí que se estaban esforzando.

Comenzaba a aburrirse a lo que miro su reloj para después buscar a Michael con la mirada, reconoció muy a lo lejos la sonrisa del chico viendo como no solo había buscado una cerveza, sino todo un paquete que venía en una monstruosa nevera.

-Haa… sí que me costó encontrar las bebidas en medio de todo ese desastre, lástima que el hielo todavía no llega. – dejo caer el paquete para agacharse y despojar a la nevera de la encimera.

- Que curioso, tus padres rentan un gran hotel que tiene todo lo necesario para una fiesta, pero ¿no hay ni un solo cubito de hielo? Que porquería de lugar han rentado.- bromeó el castaño escuchando la pronunciada carcajada de Michael cubrir el lugar, capturando la atención de los chicos a su alrededor que comenzaban a crear bullicio ante la presencia del millonario.

"You never throw back" |||Stony|||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora