Mineralia | YM PAUSADA

Poder.

El mago oscuro después de haber soltado la mano del príncipe hizo que en la mano de este se materializara un anillo de onix blanco el cuál le daba una mínima cantidad de magia que para los cambia-formas normales resultaría bastante lo que de alguna extraña manera hizo que Yoongi se sintiese más vivo.

El pelirojo miro su nuevo anillo sonriendo, ahora ni su abuela sería capaz de levantarle la mano una sola vez, y mucho menos se dejaría llevar por esa historia barata para tener el poder que conllevaba tomar a Jimin.

Ambos se miraron a los ojos, onix sonrió y pronunció un "hágase la oscuridad" haciendo que un mechón del cabello rojo como el fuego del príncipe se tornara completamente cenizo.

Ahora tenía la marca de la oscuridad de la cual no se libraría tan fácilmente, lo único que lo haría sería la luz que produciría unirse con su destinado y Yoongi no tenía en mente unirse alguna vez.

- El trato esta hecho príncipe del Rubí - una nube de polvos diamantina brillantes cubrieron al mago que se convirtió en un gran búho negro de ojos amarillos que voló hasta la torre del príncipe azul y se posó en la cumbre del alargado tejado.

Yoongi cubría su mirada del sol para ver al búho que parecía invitarlo a hacer el mal, y estaba hecho, la oscuridad estaba comenzando a nacer en su interior, onix tenía la intención de hundir todo el planeta en la misera oscuridad, haría que el mismo hijo de la luna llegase a odiarla tanto como para derrocarla y que este tomará el puesto del nuevo y único dios lunar y que  mejor que alguien como onix que controlaría al nuevo regidor del mundo.

Hundiría a Diana en el panteón de la mitología lunar, así como ella sepulto al amor de su vida.

Lo que onix no entendía aún es que su lux tarde o temprano iba a volver, él definitivamente no sabía que la primogénita entre el amor bicolor entre los príncipes le darían y traerían de vuelta a la luz que de nuevo iluminaría sus días.

Que Diana no le quito la vida a la hechicera de la luciferina como si de algo tan simple se tratará, la poseedora de la luz se había manchado de oscuridad de alguna u otra manera apagando su luz de poco a poco y es que el hechicero oscuro nunca la había contagiado de oscuridad, era ella misma la que comenzó a padecer y desear cosas que la luz no podía darle lo que la llevo a enfermar y solo porque se arrepintió de desear aquello Diana le perdono y la dejo renacer pero par asegurarse de que no volvería a pasar le dejaría ser parte de su línea sanguínea.

Todo había sido planeado desde el principio y antes de que una guerra sin razón estuviese a punto de desatarse, pero simplemente la oscuridad en onix reinaba en su totalidad, era como un ying y un yang.

El debía tener a la luz junto a su lado para controlar la oscuridad en él y él debía estar junto a la luz para controlar su intensidad sino provocaría que la luz en ella al ser tanta produjera un corto lumínico comenzando a apagarla...

Y es que eso fue justamente lo que paso, Onix casi siempre se encontraba viajando dejando a su amada esposa en la soledad y no es que lo hiciera por mero gusto, sino porque él era encargado total de toda la región de Mineralia hasta que el hijo de la luna lo relevara de aquel puesto.

Mientras tanto Yoongi se encontraba ya dentro del castillo, se sentía poderoso y por ahora aquel mago le había recomendado actuar normal, como si no lo conociera y que permitiera a los pequeños ser protegidos y enviados al reino Amatista porque después de todo Onix no era tan malo.

- Príncipe Min de Rubelina - saludo un soldado azul - Llegó una notificación de su reino por parte de la Reina y matriarca del Rubí.

- ¿Mi abuela? - asintió el soldado y le tendió la carta que tenía un sello del reino del Rubí en cera roja, con una seña entonces despacho al soldado que no tardo en dar media vuelta e irse.

El príncipe camino hasta su habitación en el castillo del reino del Zafiro y se sentó en la gran cama, miro la carta entre sus manos y la abrió.

Min Yoongi.

Príncipe y heredero del reino del Rubí.

Es urgente que regreses al reino lo más pronto posible y que por supuesto traigas contigo al Rey de Azulona, Park Jimin, tu pareja.

Sin más por decir y por no revelar motivos, tu abuela.

-¿Qué diablos? - dijo volteando a ver si el sello era correcto, observaba la escritura una y otra vez hasta que no había cabida para las dudas, extrañado por la parte de no revelar en el motivo le hizo entrar en un momento de alerta... Algo definitivamente iba mal.

Escondió la carta en sus ropajes y se decidió a ir donde el ex rey de Azulona para informar su partida junto a la de Jimin, ahora que sabía que lo necesitaba no dejaría que nadie le pasará hasta el gran día que Onix le había prometido.