*En la Corte del Cielo, Despensa de Hanuman* *Justo después del capítulo anterior*
Apolo: Aunque, la verdad, es que vuestro plan no me termina de agradar. Es como que es muy forzado.
Hermes: No hay ningún guión.
Apolo: No, no digo que sea forzado de esa manera, ya lo sabes. Simplemente es que no lo veo de todo natural. ¿Por qué no podemos decir la palabra?
Hanuman: *suspira* Porque se va a percatar de que realmente tenemos a las cosas con pelos en el almacén.
Apolo: *resopla* Por nosotros, ¿no os chirría los oídos al escuchar aquello?
Hermes: Es como una censura de las que hemos tenido que lidiar anteriormente, como en la saga de Afrodita, que no podíamos decir más que partes nobles o algunos otros eufemismos que terminaban siendo bastante originales.
Apolo: Ya, pero, ¿qué daño puede hacer decir la palabra...
Hanuman: *le tapa la boca* ¿Puedes callarte? No digas qué daño puede hacer, simplemente no lo digas.
Apolo: *se quita la mano de Hanuman* ¿Quieres dejar de taparme la boca? No quiero volver a tener en mi preciosa boca tu mano que, por cierto, sabe bastante mal.
Hermes: Bueno, promete que no lo volverás a decir, porque a la próxima te ponemos una cinta en la boca.
Cosas random para todos...
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¡Son unos problemáticos!
De TodoNo es que tuviésemos suficiente con los griegos, romanos, nórdicos y egipcios danzando por ahí y liándola parda, sino que tenían que aparecer también los hindúes. Fueron mencionados en el anterior libro, aunque solamente tuvieron el último capítulo...