Capitulo 8

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-Claro, sabes que puedes contar con nosotros- como aprecio a Emma

-Tengo que volver-me miraron con cara de confundidos- a mi casa- y la cara de Logan se tornó seria.

-Qué? Tú no puedes volver Tamara, tu padre te pega, tu madre también, ese no es un lugar para ti!- se levantó del suelo.

-No quiero hacerlo, pero tengo que!- estalle, también me pare.

-No tienes porque Tamara-dijo Emma

-Claro que sí, que clase de hermana sería entonces, mi pobre hermana está allá!

-Te hemos dicho que puede vivir con nosotros también-Logan, ese gran corazón, no lo merezco

-Y lo agradezco, pero me estaría aprovechando de su bondad, además, Lía necesita terapias, mis padres pagan esas terapias, si me la llevará crees que las pagarán- no todo era color rosa y ahora todo parecía teñirse de un color oscuro y opaco.

-Lo sé, lo sé, pero no puedo permitir que vuelvas ahí, por favor, toma conciencia!- las lágrimas no tardaron en salir, esto me hacía mucho daño

-Logan, de verdad que me gusta estar con ustedes y estoy muy agradecida, pero tengo que volver, enfrentar a mi padre y a mi madre, tal vez algún día logre sacar a mí hermana y a mí de ahí, pero no es ahora

-Puede ser ahora, Tamara, aprovecha está oportunidad, escúchame, tu hermana no necesita verte derrotada, ella necesita saber que todo va a estar bien, que tú estás bien-me derrumbe y Emma me abrazó, no sé porque, pero su abrazó me decía que Logan tenía razón.

-Tamara-esa voz no era de ninguna de las 2 personas que estaban enfrente mío, levante la vista y vi al padre de Logan-presta atención a lo que te voy a decir.

-Está bien- sorbí mi nariz, que ya estaba goteando

-Tal vez creas que estás de extraña en esta casa, cosa que no es cierto, quiero que traigas a tu hermana-lo corté

-No puedo, ya le dije

-Si, lo escuche, pero déjame terminar-lo mire con cara de perdón- te parece trabajar en esta casa, sería normal verdad, te pagaría un salario, tendrías cama adentro que compartirías con tu hermana-era una buena propuesta

-Puedo hacer eso?- él asintió- prometo hacer todos los deberes y cocinar después del colegio-me levanté muy agradecida y abrace al padre de Logan.

-Tómalo con calma, más tarde Logan y Emma te acompañaran a casa, Logan entrará contigo para sacar a tu hermana y sus cosa, así evitaremos que ese señor que se hace llamar tú padre no te vuelva a tocar un pelo- me sonrió, como es que no pude conocer personas así antes.

-Gracias, por todo- le brinde una de mis más honestas sonrisas.

Logan se había tranquilizado, pero no me hablaba, Emma había dejado de llorar, pero siempre me miraba con pucheros, yo me estaba alistando para sacar a mi hermana de ese infierno.

Sabía que había riesgos, si mis padres imponían una denuncia, se llevarían a mi hermana y yo iría a un reformatorio o quién sabe.

Llegó la media tarde, ya estaba lista, al igual que Emma y Logan. Emma usaba uno de sus vestidos floreados, con corte princesa, el cabello rubio recogido en un moño y un listón rojo, con unas balerinas negras; simplemente bella.

Logan un pantalón de mezclilla azulino, que por cierto no le quedaba nada mal, creo le quedaba demasiado bien, aparte llevaba una camisa a cuadros con los botones de arriba abierto, se veía como modelo de revista.

Y claro, ahí estaba yo, con una leggin negra, que por suerte no traslucía, más una polera ancha ploma, mis botas militares y un moño desordenado y estaba lista.

Logan iba a manejar, sería la primera vez, me fui a la parte trasera, porque me sentía muy incómoda como para ir al frente. Cabe recalcar que todo el camino fue un silencio sepulcral.

Cuando llegamos a la puerta de mi casa, supe que mis padres estaban ahí, el viejo carro de mi abuelo, las luces de la sala prendida; los nervios salieron a flote.

Salí del auto, sin esperar que alguien más saliera conmigo, eso paso, ni Logan, ni Emma salieron tras de mí, me deprimió. La puerta de mi casa siempre estaba abierta hasta las 8, siempre pelee contra eso, porque era muy peligroso, porque podían hacerle daño a mi hermana, que era la única que se quedaba en casa.

Tome un gran respiro y abrí la puerta, mis padres no estaban en la sala, no había nadie detrás de mí, lo que me deprimió aún más. Puse los primeros pies dentro de la casa, aún no había nadie detrás de mí. Cerré la puerta tras de mí, me asegure y no, no había nadie atrás, estaba sola, como desde el principio, como tal vez merecía quedarme.

Subí corriendo al segundo piso, no quería darles la oportunidad a mis padres de retenerme, una vez arriba entre en la habitación de mi hermana. Estaba ella leyendo un libro, la sirenia, su favorita, algo que me entristeció fue ver como sus ojitos se llenaban de lágrimas y de alegría por verme, corrió a mis brazos y fue el mejor que he recibido.

La mire a los ojos, le bese las mejillas.

-Listo, nos vamos

-Qué? Adonde?-no le respondí, cogí una mochila y empecé a meter sus cosas, ropa, algún libro, zapatos- Tamara!

-Lo siento, Lía, nos iremos de la casa, tendremos un nuevo comienzo, yo te ayudaré y no tendremos que soportar los maltratos de papá y mamá-la miré y sonreí, ella me devolvió una un poco insegura, pero igual tomo mi mano y bajamos.

Pero siempre todo se ve arruinado, mis padres bloqueando la puerta, con esa clase de mirada malévola, de "te voy a mandar a un internado, así que despídete del mundo". No me importo, seguí caminando y jalando a mi hermana conmigo y sosteniendo la maleta con manos temblorosas.

-Jovencita, adonde crees que vas?-la voz estúpi*da de mi madre fue la primera en resonar

-Me voy de casa y si, me llevó a mi hermana conmigo- intenté volver a pasar, pero mi padre me empujó, supe que iba a empezar una pelea y sí no había nadie detrás de mí, solté la mano de mi hermana y miré a mi padre desafiante.

-A donde puede ir una mocosa como tú?- se burló cruelmente

-Puedo ir a muchas partes, sin necesitar tu apoyo, así que eso haré-lo encaré como siempre desee

-Y quién pagará las deudas de tu hermana, su medicación, aparatos, la vida no es tan sencilla mocosa, así que sube a tú habitación y tal vez te perdone la paliza que te mereces- me tomó fuertemente el brazo, justo el herido, siempre pasa eso no?, te agarran el malo. Sentía nueva sangre salir

Arrebate mi brazo de su agarre, ya no me iba a dejar pisotear, no por él, por esa miserable existencia.

-Tengo un trabajo, digno, donde puedo conseguir el dinero necesario, no necesito tu apoyo, nunca más- le grité

Fue cuando su puño aterrizó en mi mejilla, otra vez no había nadie detrás de mí. Mi mirada, intuí, se volvió furiosa, me levanté e ignore todo, empecé a caminar otra vez hacía la puerta, volvió a empujarme; no había nadie detrás de mí.

-Ya papá, para!-gritó mi pobre hermanita, que no tenía por qué ver con esta familia de porquería.

-Y tu mocosa, sube a tú habitación, no te vas a librar de nosotros- mi padre casi le pega, eso sí que no iba a soportar.

Me puse en frente y le pegué un rodillazo en la canilla, aproveche ese momento y corrí a la puerta jalando a mí hermana conmigo.

-Sube a ese auto y no hables por favor- después de no haber encontrado nadie detrás de mí, empecé a dudar de ellos, demasiado.

-Está bien-corrió y abrió la puerta, yo volví dentro, la mochila la había dejado tirada

Algo inesperado pasó, mi madre me esperaba ahí con la mochila en las manos, si no lo veía no lo creía.

-Toma esto y vete, pero no vuelvas, no te atrevas a volver, porque si lo haces, me asegurare de que tú acabes en un manicomio y tú hermana en un hogar adoptivo- me tiró la maleta, me miró mal, pero aun así podía ver dolor- cuídense- antes de que pudiera decir nada, se dio media vuelta y cerró la puerta.

Había acabado, esa casa que solo me llenaba de dolor, donde no podía refugiarme, ahora la dejaba y mi hermana también.

I Want To DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora