( Capítulo 4 )

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- ¡Nuevo día!~ Hoy tendremos que hacer una parada imprevista, intenté lo posible para que pudiera sacarte un tiempo pero dudo que se pueda. - Llegó el chico pelirrojo con su característica emocion, entrando al pequeño cuarto con una bandeja en mano.

- Oh, por cierto, Nezuko va a venir pronto, le encargaron una pequeña tarea. - Sabía por excelencia que en los últimos 3 días ella se llevaba mucho mejor con su hermana. Y no la culpaba, ella era increíble.

Luego de haber esperado que se despertara, hace tres días, la "rehén" no mencionaba palabra alguna, o bueno, no cuando Tanjiro estaba presente.
Pero lo que le preocupaba al chico, en su medida, era que aquel olor a miedo no se iba.

Varias veces intentó dar indicios para que Kanao hablara, pero siempre se mostraba reacia a mostrar algún signo de "debilidad", como ella pensaba.

- Uh, creo que no has comido la cena de ayer. - Estaba intacta en el mismo mueble donde el la dejó. - Pero no te preocupes, de seguro esta si estará mejor. - Con un movimiento rápido intercambió la bandeja.

Se percató de que la chica miraba un punto fijo, cosa que desde que llegó le llamaba la atención.
Parecía ser de pocas palabras en general, y a pesar de todo lo que vivió en estos últimos días seguía con esa mirada que se podía describir como tranquila, pero él sabía que no era así.

- Veo que te gusta mirar demasiado las cosas, ¿no? Siempre te quedas perdida viendo un punto fijo. Me pregunto qué es lo que piensas. - El silencio comenzaba a ser agradable, en cierto punto era como conversar con su hermana.

- En nada, solo mantengo mi mente en blanco y me concentro en el objeto. - Tan pronto como respondió aquello escuchó un estruendo que le hizo exaltarse.

Aquel ahora torpe tripulante había soltado la bandeja.

- ¡Hablaste! No me esperaba que lo hicieras, pero me alegro. - Al parecer no le importó para nada el desastre que causó. - Oh, creo que tendré que limpiar. Ahora vuelvo.

Salió corriendo del cuarto, de seguro buscando útiles de aseo, dejándola otra vez en la soledad.

- Kanae-san, Shinobu-san... Las necesito. - Murmuró con voz rota, mientras volvía a enfocar su vista en cualquier lugar para concentrarse en algo que no sea estar en un barco, en medio del inmenso mar.

Escuchó la puerta nuevamente abrirse, pero esta vez la menor de los Kamados entró por esta.

- Oh, Nezuko. - Con ella se podía permitir hablar.
La contraria era alguien muy callada, tal vez demasiado, incluso ya tenía una idea de la razón pero tampoco inferia mucho en eso.

- Tierra firme... - Rezaba para que pudiera por fin salir de este barco, aunque sea por unos pocos minutos.

- ¡Y acá está! Oh, Nezuko, no me esperaba verte acá. - Y pequeña paz silenciosa que ambas habían logrado se desmoronaba en segundos, con la aparición del torpe hablador.

Tardó unos 5 minutos en limpiar, lo cual lo pasaron en silencio pero no por ello no era agradable, al contrario, disfrutaron esa paz interior.
Bueno, al menos solo dos de ellos, Kanao seguía con la latente sensación de estar en el mar.

- Por cierto, hoy el clima está increíble, ¿No lo creen, chicas? ‐ Aunque una no podía verlo. - Está como para pasar un refrescante día en la playa... Eso me recuerda a la vez que-

Y ahí otra vez ese olor incrementándose.
No se esperaba una reacción de esa manera, pero pronto comenzó a hacer cuenta las veces en las cuales la chica se tensaba al escuchar algo relacionado al océano, también sus expresiones que uno a simple vista no podría entender.

- Ey... ¿Te da miedo el mar? - Ah, por eso la pillaron durmiendo hace días atrás... - Vaya, lo siento, soy muy despistado. Recién lo noté, debiste haber estado cargando con ello desde que llegaste...

- No necesito lástima por tu parte. - ¿Cómo es que se había dado cuenta? Fue lo que más intentó disimular desde que se enteró donde estaban.

- No es lástima, solo quiero ayudar. - Ya se imaginaba lo terrible que debió ser para ella. - Nezuko, quédate con ella un poco, ¿sí? Se llevan muy bien, no habrá problemas... intenta hacer que diga su nombre. - Con esas palabras salió nuevamente del lugar.

- Que hiperactivo. - Se preguntaba hacia donde iría, pero tampoco es que tenía muchas ganas de saberlo realmente. - Kanao, ese es mi nombre. - ¿De qué servia ocultarlo? Si seguramente moriría a la semana.

Pasó un tiempo luego de que el se fuera, pero en realidad poco le importaba ahora mismo.
Nezuko era alguien que traía confianza y paz, al menos por ahora.

- ¡Ya llegamos al lugar! A que no te lo crees, ¡puedes salir! Bueno, conmigo. Y no por mucho tiempo, pero será suficiente, ¿verdad? - Le extendió la mano para que Kanao pudiera aceptarla, cosa que no sucedió.

- Vamos, tu sabes que quieres esto. - Podía mirar la duda en ella, pero muy pronto se vio disipada cuando aceptó a regañadientes, provocando una sonrisa en el pelirrojo.

[...]

- ¿Ves que tiene su lado hermoso? - Mencionaba Tanjiro mientras que con sus dedos tocaba cuidadosamente aquella pintura del mar.

- Solo es una pintura.

- Si... El mar es mucho mejor que esto, ¿verdad Nezuko? - La pequeña solo asintió con una sonrisa. - ¿Ves? Y no hay persona más honesta que mi hermanita.

Esos dos derrochaban ternura ante cualquiera que los viera.
Algo repulsivamente adorable, respectivamente.

- Si nos hubiéramos conocidos en otros términos entonces te ayudaría mucho mejor, pero hasta el momento es lo único que puedo hacer... - Era complicada la situación.
Ella luego tendría que ir nuevamente al barco, ¡y era imposible que lo olvidara en un día!

- Pero prometo que en muy poco tiempo podrás ver el mar tranquilamente, ¿sí? - Y aunque en realidad fueron unos pocos minutos en los cuales pudo estar al aire libre, fueron suficientes para ella, ya que con eso pudo relajarse, olvidar todo e intentar pensar positivo.

Pero bueno, lástima que la realidad le haya caído tan rápido.
No podía esperar mucho de piratas. Sobre todo si estos la mantenían como rehén, por muy amables que parecieran ser.




[Otra vez de la cagada uwu]

Thalasophie [TanjiroxKanao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora