#Capitulo4

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    Fue a hacerse los exámenes que le pidieron y durante la espera de los resultados estuvo ansiosa y preocupada, tenía miedo, algo le decía que nada bueno resultaría, lo sabía por la cara que puso el doctor cuándo vio aquello dentro de ella. El resultado fue cáncer, era un tumor maligno el cuál había que extraer cuanto antes y en cuanto se recuperará de la cirugía, tomar tratamiento de quimioterapia por un tiempo y ver que tanto retrocedía el cáncer, para Mónica fue como un golpe certero a su poca esperanza, fue como si ella fuera un insecto y de pronto le mataran con algún insecticida o de un pisotón, además para colmo era diciembre y ese mes la tenía aún más deprimida y melancólica, así se pusiera a decorar el pino y poner su nacimiento en casa, nada cambió en su animo, estaba pensativa y a penas terminar el año sería operada ¿Qué clase de cumpleaños sería el suyo ese año?  Se iba volviendo mayor y sentía que no evolucionaba en el sentido de tener algo mas que dinero o cosas materiales, ella se sentía aún como esa estúpida joven de años atrás que no tenía de nada más que preocuparse que de si misma, pero ya no había nadie en su vida por la que seguir adelante, pensó en todo por lo que debía pasar para tratarse y el resultado sería el mismo al final de los meses o años: la muerte. Esa la tenía segura, así que no veía la razón para que seguir adelante con todo ese sufrimiento, era mejor morir de una vez, acortar los días de agonía y de dolor.

   Los días de diciembre y sobre todo las tardes se habían pintado grises, las nubes comenzaban a tapar el cálido sol para dejar lugar a la llovizna y al frío por las tardes y noches, esa tarde ya había comenzado a lloviznar, esa tarde Mónica había buscado una cuerda, no había ido a trabajar ese viernes, dijo estar enferma, ese día la había pasado sentada en un sofá de la sala pensando en las formas de acabar con su vida y la forma que encontró fue colgarse de una soga, la cuál estaba terminado de poner cuando alguien toco a su puerta, le fue extraño ya que nadie tocaba a su puerta en las horas que se encontraba ahí, nadie la visitaba, iba ignorar el llamado pero volvieron a tocar y con algo de curiosidad fue abrir la puerta, encontró a una joven mujer con una sombrilla, una pequeña maleta y un bebé en brazos, el aire azotó de pronto y le hizo sentir a Mónica un escalofrío, miró a la mujer a la cara y descubrió que tenía un golpe cerca de un ojo y que sus ojos eran de un color café claro o mas bien color miel, hermosos, pero después reparó en la criatura que llevaba en brazos envuelta por mantas.

-Disculpe si la interrumpo – le dijo – busco empleó, se hacer de todo, cocinar, barrer, lavar, planchar, la criatura no da molestias – dijo con voz suplicante, desesperada y castañeaba al hablar.

-Pasa – le dijo por ver el estado de la mujer y sobre todo por ver que traía a la criatura con ella en ese clima.

-Muchas gracias – dijo la mujer sorprendida de que la había dejado pasar, ya que en la mayorías de las casas en que tocó, le dieron con la puerta en las narices sin importarles que llevaba a su bebé en brazos.

-No deberías salir con este tiempo y ese bebé en brazos – le dijo Mónica una vez que cerró la puerta.

-Lo sé, pero no tenemos a donde ir, no tengo dinero, por eso es que estoy buscando trabajó de lo que sea.

-Toma asiento ¿Quieres algo de beber?

-Si me regala un vaso de agua.

-Te daré un vaso de agua y luego te daré algo caliente, te vendría bien, debes tener frío.

-Un poco.

   Mónica fue a la cocina por el vaso de agua de la mujer desconocida que ya se había sentado en uno de los sillones, dejado su pequeña maleta en el suelo junto a su sombrilla y había descubierto un poco al bebé para alimentarlo, Mónica pensó que en lugar de un té le vendría mejor a esa pobre mujer un chocolate caliente así que regresó otra vez a la cocina para prepararlo, minutos después volvió con una taza de chocolate caliente y galletas.

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