Capítulo 3: Oscuridad

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Juliven Howard

Mientras espero en la sala me entra una llamada:

— ¿Bueno, Joseph?

— Hola hermano, ¿cómo va todo?

— Hola, pues las cosas no van como yo quería.

— ¿Por qué, cuéntame qué sucede?

— Hoy se va Barclay, y por su actitud es obvio que no quiere irse, piensa que lo estoy alejando de mí.

— Joder colega, cierto que me dijiste que se iba en unos días, pero no pensé que se iría tan pronto, ¿estás seguro de esta decisión? 

— Créeme que estoy pensando más en él que en mí. 

— Pero es un niño Juliven, ¿sabes por todo lo qué va a pasar?

— Lo sé, a nosotros también nos tocó vivirlo, y si lo logramos, él también puede.

— Respeto tu decisión, pero sigo pensando que eran épocas y momentos diferentes, eres muy severo con él.

— No le va a quedar grande ¿sabes?, él es mejor. Si tan solo supiera que me d...

— Estoy listo— Escucho mencionar a Barclay.

— ¿Si tan solo supiera qué?—pregunta Joseph.

— No nada, ya bajó Barclay, te hablo luego, pasaré a llevarlo al aeropuerto y luego paso a la oficina para que continuemos con el negocio.

— Okay, señor Howard.

— Perfecto, señor Blake. 

Colgué la llamada y me dirigí hacia Barclay, luego de una pequeña conversación tomé su equipaje y subí a mi auto mientras lo esperaba para ir a comer algo antes de tomar el vuelo.

Al llegar al restaurant seguía igual de callado como en todo el camino, sabía que quería decir algo pero se lo guardaba, hasta que en un instante decidió hacerme una pregunta y de ahí otra y otra más obligándome a tener una conversación que sabía que tarde o temprano tendríamos. Al pasar los minutos el choque entre nosotros creció y él decidió irse enojado al auto. La verdad entendía su enojo, pero no fue la reacción correcta. Terminé de comer y pedí una hamburguesa para dársela y que la tuviera para el camino. 

Regresé a mi auto y seguí mi camino rumbo al aeropuerto, al llegar Barclay se hizo cargo de todo lo requerido para su viaje.

Es cierto, ya no eres un niño, como has crecido Bar...

El momento de despedirnos había llegado, sé que no sería fácil para ninguno de los dos, se podía sentir la tensión en el ambiente, nuestras miradas ni siquiera se encontraban directamente, así que saqué mi mano ofreciéndosela y esperando que la estrechara, la verdad no paso mucho tiempo para que la sujetara, y en ese instante un impulso de hermandad me hizo traerlo con fuerza hacia mí para abrazarlo... hace mucho no lo abrazaba con tanta calidez de hermanos, creo que desde el funeral de nuestros padres. Cuando vi que se alejaba para abordar el avión, un fuerte nudo en mi garganta me hizo saber cuanto iba a extrañarlo y una lagrima recorriendo mi mejilla me lo confirmaba.

Perdóname hermanito... 

Me fui del lugar antes de que Barclay notara mi debilidad. 

¿Sabes? es irónico pero de camino a la oficina la soledad fue mi única compañía. Con lagrimas en mis ojos llamé a Joseph:

— ¿Bueno?— Contesta.

— ¿Ya estás en la oficina?— Pregunté con la voz entrecortada.

HEREDEROS DE STOWEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora