seis (parte I/II)

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Este capítulo está dividido en dos porque era muy largo y creo que así será más fácil de leer. De todas formas podréis leerlo entero si queréis ya que es DOBLE ACTUALIZACIÓN

Cap seis

-¡Escondete!¡Por el amor de Dios, Travis!-gruñi con furia- ¡Estamos en serios problemas por tu jodida culpa!

-¿Cómo iba a saber que era un grupo armado?- el castaño se cruzó de brazos mientras se escurría sentado detrás del contenedor de basura.

Solté un bufido- Esto es la vida real, Travis Maddox, la gente es impredecible.Y si por tu culpa me matan, te mataré lenta y dolorosamente.

-¿Si te matan como vas a matarme a mí?

-¡CALLATE!

Os preguntareis cómo he llegado a esta situación, ¿verdad? Pues todo fue gracias al estúpido Travis "Perro Loco" Maddox. Ahora mi vida corría peligro.
Pero para que lo entendáis todo, tenéis que saber que ocurrió exactamente..

Hace 6 horas.

Alice y yo estábamos desayunando en la cocina junto a Patch y Jace, quienes nos habían preparado un delicioso desayuno saludable. También nos habían informado de que Gus y Travis estaban durmiendo y que Cuatro y Christian habían ido a dar una vuelta.

-Por mi podéis quedaros todo el tiempo que queráis.- Al hablaba con la boca llena de tortitas de arándanos.- Siempre que cocineis.

Aquel comentario provocó la risa en nuestros dos acompañantes.

Al fin y al cabo, no iba a ser tan incómodo estar junto aquellos chicos.

Dos brazos fuertes rodearon mi cintura con sutileza. Sorprendida bajé la mirada hacia mi vientre, dónde un poco más abajo dos manos se entrelazaban, acorralandome. Los antebrazos estaban totalmente tatuados.

-Buenos días.-una voz ronca seguida por un aliento caliente me golpeó en cuello.

Con una velocidad vertiginosa me dí la vuelta, quedando cara a cara con el. El torso desnudo dejaba a la vista unos tatuajes en las partes opuestas del pecho y unos tribales decoraban sus anchos hombros.

Santa madre del amor hermoso, se podría rallar queso en ese cuerpo.

Los profundos ojos marrones de Travis me miraban con sorna y un hoyuelo hacia presencia en su mejilla izquierda, consecuencia de la traviesa sonrisa que dejaba a la vista sus blancos dientes.

-¿Se puede saber que mierda haces?- pregunté de mala manera.- Esto no es una playa nudista, ¿Acaso te parecería bien que Alice y yo estuviéramos por casa como dios nos trajo al mundo?

-A mi no me importaría, sinceramente.- río Jace, metiéndose en la conversación.- Sería un espectáculo agradable para la vista.

Bufé con molestia por su comentario y me removí y en mi lugar, consiguiendo que los brazos de Travis me soltaran. De reojo vislumbré a la pelirroja, quien se había puesto colorada con el comentario del rubio.

-Hoy es mi gran día- Travis alargó un brazo por la mesa para robar algo de comida.-¿A dónde piensas llevarme, pingüino?

Una mueca de asco cubrió mi rostro.-¿Acabas de llamarme pingüino?

El asintio encogiéndose de hombros, con aquel simple movimiento sus músculos se felxionaron, marcandse aún más.

Entre líneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora