Una Flor

479 52 0
                                    

-Midoriya.

La grave voz caló en lo más profundo del corazón del peliverde, temiendo hasta cierto punto que los fuertes latidos de su corazón puedan llegar a ser escuchados por el bicolor.

-¿Q-qué pasa, T-Todoroki-kun?

Se sentía tan abochornado, sus manos sudaban y un pequeño malestar en su estómago empezaba a aparecer.

-¿Me darías permiso?

Se sintió aún mas avergonzado y entre balbuceos se apartó un poco para ceder el paso a su amor platónico.
Cuando ya lo veía irse, una oleada de adrenalina y valor lo consumió y quiso acercarse al bicolor para poder charlar más con él.

Cuando sus temblorosos pasos ya estaban adquiriendo más determinación, una figura femenina lo hizo detenerse.

La pelinegra abrazaba por detrás al de heterocromía, mientras este no se veía incómodo ante el tacto cariñoso de la muchacha.
Izuku no sabía bien cómo reaccionar, su amiga apareció por detrás, poniendo su mano en su hombro para darle confort. Ella entendía toda la situación y no podía evitar sentir algo de pena por su querido arbusto.
No era justo que una persona tan linda y de buenos sentimientos cómo él tenga que pasar por esto.

¿Pero qué más podía hacer? Nadie tenía potestad en los sentimientos de otra persona.

-Deku-kun...- llamó la castaña moviéndolo un poco- Se nos hace tarde, la clase está por comenzar, sabes que Aizawa se enfadará...

Pero ni aun así, el chico lograba apartar la mirada de la pareja. Era un completo masoquista al querer quedarse para ver cómo la chica podía hacer todo lo que él no.
Tocar su cabello, acariciar sus mejillas, abrazarlo de manera profunda, verlo a los ojos...

Darle un beso...

Él no podía hacer nada de eso, y ya era hora que se diera cuenta.
Se llevaba martirizando por eso durante esos 3 meses desde que esa pareja tan perfecta empezó a salir.

Pero simplemente, su corazón no quería dejar ir ese sentimiento.
Y era tan frustrante.

Pero sobretodo, dolía.

Su corazón se comprimía al verlos darse abrazos y besos, cómo él tenía que observar a la distancia a su amor ser tocado por otra persona.

Era un egoísta.

-Deku-kun... -llamó nuevamente la castaña más preocupada- Ven, vamos, se nos hará tarde, por favor...

Solo pudo asentir, y se dejó guiar por la chica que lo alejaba cada vez más de ellos.
De repente, sintió una arcada.
Paró su andar mientras se tapaba la boca con su mano, la chica lo miraba alarmada.

-Deku-kun, ¿qué te pasa?-

Cuando quiso acercarse el chico salió disparado al baño que, por suerte, se encontraba a unos cuantos metros.
La chica lo siguió, pero en su camino vio unos cuantos pétalos que la alarmaron aún más.

Cuando entró al baño de hombres, agradeciendo que no había ninguno, encontró a su amigo recostado en el retrete. Llorando a mares mientras que la sangre y las flores definían una historia que no terminaría en un final feliz.

Flores [Hanahaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora