cuatro

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Minho estaba molesto. Desde la mañana Chan no se había dignado a nisiquiera mirarlo, ¿es que a caso no lo quería ya? Lo veía caminar de un lado para otro con papeles en la mano mientras escribía o decía cosas por lo bajo sin sentido, o que no entendía, también era probable que no le entendiera.

Cada vez que se acercaba, Chris le decía que después y que no molestara.

Minho no entendía, quería recibir mimos y Christopher nunca se habia negado antes a mimarlo, ¿había hecho algo mal y por eso Chris no lo mimaba? ¿porque estaba molesto?

La tarde se hacía aburrida para el pobre híbrido que buscaba sentir las manos de Chris sobre su cabeza, sus dedos enredandose en su cabello y acariciando sus mejillas de vez en cuando... con tan solo pensarlo hacía su corazoncito removerse y soltar pequeños ronroneos.

— Channie — reclamó Lee, una de las miles de veces que lo había hecho a lo largo del día.

Chris se volteó un segundo y luego alzó su mano abierta, dando a entender que esperara un poco más. Lee frunció su ceño y vió los tantos papeles que tenía en la mesa.

— mimos...

— Dios, Minho. Espera, ¿quieres? — el rubio respondió tajante.

Tan así que el felino sintió su corazón doler... era tan extraño ser un humano, las cosas dolían profundamente, cuando era un gato jamás se sintió así de afectado.

Se dirigió a la habitación de Chris y con pequeñas lágrimas en sus ojos se recostó en la cama, enrollándose en las sábanas mientras sentía el aroma del humano. No comprendía qué había hecho mal, incluso ordenó la sala para que Chris lo felicitara con algún abrazo o un besito en la mejilla, pero nada.

Nada fue su recompenza, nisiquiera una mirada llena de alegría.

Más horas pasaron y Minho seguía despierto. El reloj marcaba las diez de la noche, el felino solía dormir a las ocho con treinta o a veces a las nueve, pero ahí estaba moviendo su colita de lado a lado y sus orejas gachas esperando a que el rubio se dignara a asomarse por la puerta de su propia habitación.

Bostezó por décima vez sintiéndose muy cansado, pero debía esperar a Chris, recibir sus mimos y dormir, como solían hacerlo todas las noches.

Unos pasos dirigiéndose a la habitación hicieron que Minho se sentara en la cama rápidamente y alzara sus orejas gatunas.

Y apareció Chan, con ojos cansados y los labios resecos. Pero apareció, y eso hizo que el corazón de Minho volviera a palpitar con fuerza y mayor ritmo.

— Aún no, Honnie.

— Channie...

— Dije que aún no, ¿sí? — Chan tomó otra carpeta de papeles y se retiró, dejando a Minho incluso más decaído que antes.

Sollozó, sin darse cuenta había comenzado a llorar en silencio. Se había vuelto muy dependiente de Chris y eso no le gustaba, pero no podía hacer nada al respecto porque después de todo era un híbrido y la única persona que lo ayudó hasta ahora era Chan.

Pero su corazoncito se sentía tan extraño cada que lo veía, lo necesitaba cada que sentía que estaba cerca, sus mejillas se sentían tibias y eso era tan... raro.

Se levantó bastante cansado y a pasos largos y lentos llegó hasta donde Bang. Se sentó en su regazo y lo abrazó con suavidad, no queriendo salir de ahí. Inmediatamente comenzó a ronronear y su cola comenzó a moverse de un lado a otro con pereza.

— Perdón... — Minho habló en voz bajita. — No sé p-porque estás moles-... to con...migo, pero perdón...

Las palabras somnolientas de Minho lo hicieron entrar en razón, dios, ¿cómo pudo haber ignorado a su gatito todo el día? Estuvo ocupado estudiando pero ni cuenta se dió de todas las veces que lo rechazó y le dijo que luego, cuando ese luego se volvió en horas infinitas.

— No pidas perdón, no estoy molesto — el rubio llevó su mano derecha hasta la cadera de Minho para sostenerlo con cuidado y su mano libre fue directo hasta los cabellos y orejitas del menor para poder mimar su cabeza. - Estuve ocupado estudiando, supongo que tendrás que acostumbrarte, no estaré unos días pero Hyunjin ye cuidará, ¿sí? No estarás solito

El castaño mantenía sus delicados ojos cerrados y sus ronroneos se hacían mas fuertes.

— No quiero... que te va-vayas

— Tengo qué, bebé. ¿Te parece si ahora vamos a dormir? Puedo estudiar mañana

Minho abrió sus ojitos con cuidado y asintió suavemente con su cabeza. Chris sonrió con cuidado y tomó el delicado cuerpo del menor para poder llevárselo a su cuarto, donde lo tendió en la cama con cuidado.

— Descansa

Lee se acurrucó al lado del rubio, al fin podría dormir a su lado y sentir su presencia...

Chris se alteró internamente al sentir los labios de Minho sobre los suyos y lo miró nervioso y avergonzado, dándose cuenta de que Minho se estaba escondiendo en una almohada para que no le viera.

ambos rieron suavemente y finalmente se abrazaron para continuar una corta sesión de mimos y dormir.

mimos | chanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora