Parte III

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- ¿Puedes creerlo?- preguntó Kara a su hermana mientras devoraba la quinta rosquilla glaseada de la caja que le había llevado Alex. - Es claro que no está bien, no puede dormir, tiene ataques de pánico, Amy la está medicando, casi no come, no quiere otra opinión médica, está pensando en vender acciones de L-Corp y-

- Kara, respira. - le recordó Alex colocando una mano sobre su brazo.

La rubia detuvo su frenético discurso y mordió la rosquilla mientras se las arreglaba para mantener el gesto angustiado en su rostro.

- En algunos casos los medicamentos pueden ayudar, eso no es algo necesariamente malo. - le dijo Alex - Pero es importante vigilar las dosis porque pueden causar adicción. Se supone que la están tratando profesionales así que no creo que tengas que preocuparte. Respecto a lo de su compañía y lo demás... dale tiempo, no está viviendo algo fácil. Es normal que se sienta sobrepasada por todo esto. Sólo puedes estar ahí para ella.

- ¡Lo estaría si me dejara! Todo el tiempo. Pero todavía no estoy segura de que me haya perdonado.

Alex sonrió mientras la observaba tomar la sexta rosquilla, esta vez de chocolate.

- ¿Vas a verla hoy?

La rubia asintió.

- Espero que lo que tengo pensado la distraiga un poco.

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- Kara, si vas a jugarme una broma te juro que-

- Por supuesto que no.

Lena suspiró, se acomodó en el sofá y extendió la mano que no tenía lastimada.

- Sólo son pequeños muñecos de felpa casi del tamaño de tu mano, y tienes que identificar cuál es tan solo tocándolo.

- Esto es estúpido.

- ¡Hey!

- Lo siento.

- Me gasté una fortuna en esto, y no quieres jugar conmigo. Los guardias en la entrada de tu edificio me retuvieron más de lo necesario para revisarlos.

Era cierto, aunque las caras del personal de seguridad cuando tuvo que vaciar la bolsa y se encontraron con unos treinta animales de felpa había sido lo mejor. El tono ofendido de Kara al parecer consiguió hacer sentir culpable a Lena.

- No quise decir eso, perdóname.

- No hay problema- le dijo Kara, tocando levemente su brazo para reafirmárselo. -Vamos a empezar. Si aciertas más de diez veces tienes derecho a elegir la comida.

- Trato hecho.- respondió Lena.

Kara le entregó el primer muñeco, Lena lo tomó entre sus manos y lo tocó durante varios segundos, sintiendo la forma, textura y tratando de guiarse por los pequeños detalles para adivinar qué tipo de animal era.

- ¿Es un oso?- le dijo.

- Correcto. Siguiente.

Kara retiró el pequeño oso y colocó el siguiente muñeco entre las manos de Lena, que se tardó varios segundos en identificarlo.

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