Parte VI

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- Hola.

Lena no podía evitar sonreír cada vez que escuchaba la voz de Kara. Al principio (y suponía que era en parte por los medicamentos que le administraba Amy) era complicado mantener la ansiedad bajo control, una lucha constante y agotadora contra el miedo, que por lo general terminaba perdiendo. Escuchar a Kara conseguía calmarla, concentrarse en otra cosa que no fuera la angustia de la oscuridad, de no saber si sería para siempre, y la ponía a flote con la certeza de que ella se encontraba a su lado. Era cierto que la oscuridad seguía ahí, pero al menos ya no se encontraba sola.

De todas las cosas que en algún momento imaginó que le podían suceder (y la lista era larga), perder la vista no había estado en sus planes. ¿Atentados contra su vida? Claro. ¿Secuestros? Muy posiblemente. ¿Ser manipulada por su familia? Totalmente. Pero ser privada del sentido de la vista la había tomado totalmente por sorpresa, y estaba de más decir que era como estar en una pesadilla todo el tiempo. Lo raro era, que a veces la oscuridad no era total. De vez en cuando su cerebro la regalaba una especie de destello colorido, pero era sólo eso, colores sin forma definida, azules, marrones, violetas, y era curioso pero la voz de Kara era como una luz sutil en su campo de visión, algo que estaba en todos lados pero era imposible de tocarse. Por eso sonreía al escucharla, porque le daba tranquilidad, era un respiro en medio de la pesadilla.

Sin embargo, en ese momento la voz de Kara tenía una inflexión que no le había escuchado antes, o quizá sí pero nunca había puesto especial atención. Identificar las emociones en su voz cuando no podía tener como referencia las expresiones de su rostro era difícil, pero estaba mejorando. Suponía que era una especie de nerviosismo o inseguridad lo que predominaba en su voz.

- Hola.

Le respondió y hubo un silencio incómodo, Lena no quería pensar demasiado en las causas. A veces no le gustaban mucho los silencios de Kara porque le era imposible saber la manera en que la rubia la observaba, y eso la frustraba. Después de todo, ella estaba tratando de ignorar lo que había sucedido horas antes y había conseguido convencerse de que todo había sido producto de su imaginación. Que lo había malinterpretado, que Kara nunca había estado a punto de besarla y que ella no lo había deseado tanto en ningún otro momento. Pero la cercanía de su cuerpo, la calidez de sus brazos y su aliento tibio acariciando su rostro habían sido tan reales que cada vez que lo recordaba era como estar ahí otra vez.

- Traje algo para distraernos.

- ¿Si?

- Es un ajedrez, las piezas tienen marcas sensibles al tacto y el tablero tiene algunas perforaciones para que embonen y puedas hacer los movimientos sin tirar el resto de las piezas.

Lena sonrió otra vez. Los esfuerzos de Kara para mantenerla alejada de pensamientos deprimentes la hacían sentir una calidez especial en el corazón.

- Genial. - le respondió, y escuchó a la rubia exhalar como si se sintiera aliviada y contenta al mismo tiempo.

No hablaron mucho después de eso. Se enfrascaron en el juego y Lena descubrió que Kara era mucho más hábil de lo que decía ser. En algún momento se preguntó si no la había dejado ganar la primera partida, pero no pudo identificar hipocresía en la exclamación de Kara cuando se dio cuenta de que había perdido.

- P-pero... ¿cómo?

La imagen de Kara con la mirada confundida apareció en su mente, divirtiéndola.

- Necesita más práctica Señorita Danvers. Y ahora entiendo perfectamente la expresión de que cuando eres bueno en algo, puedes hacerlo hasta con los ojos cerrados.

- Vamos a hacer esto más interesante. – le dijo Kara en un tono pícaro, y Lena alzó las cejas.

- ¿Como el strip póker pero con ajedrez? ¿Por prendas? No es justo, ¿cuál es el punto si no te puedo ver?

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