Hasta que llegaste - Kristan Higgins.

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Posey miró a aquella mujer que una vez fue un gran belleza, una personalidad temida y reverenciada en el pueblo y una amada esposa. Una mujer que nunca tuvo un hijo y cuyos familiares más cercanos solo la visitaban para asegurarse de que seguían incluidos en su testamento y que no dudarían en derribar lo que le era más preciado en cuanto falleciera.

—Puede que lo hagan, Viv —mintió—. Ya lo verás.

Vivían volvió a mirar la maqueta.

—No lo harán —dijo tras unos segundos—. Pero son mi familia, y al final uno termina perdonándoles todo, aunque sean el equivalente humano de las hienas. Porque eso es lo que hay hacer, Posey. Perdonar.

Frases que me gustan de libros que leo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora