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Después de ese jueves, todo en su vida cambió radicalmente. No tenía permitido salir solo, siempre tenía que estar acompañado de al menos uno de sus hermanos o sus padres. Cada tercer semana sin falta alguien lo acompañaba a la farmacia más cercana a comprar sus supresores. Un collar de cuero se volvió, junto con su chamarra azul y lentes de sol, parte de su conjunto diario. Ni siquiera le dieron el gusto de escoger el collar que estaba decorado con cristales brillantes azules, conformándose con uno de cuero negro y terciopelo. Entre menos llames la atención, mejor. Advirtió su madre. 

Era una de las cosas que más le irritaba de su situación, tener que privar al mundo de su grandiosa persona. ¿Qué iba a pasar con sus 'Karamatsu girls'? ¿Llorarían al saber la situación de su magnífico 'Guilt Guy'? Le reconfortaba pensar que sí.

Pero lo que sí le molestó más, fue ver que sus hermanos lo comenzaron a tratar diferente. Para empezar, Todomatsu se volvió más frío con él, más de lo usual. Desde niños se habían separado en pares por tener mejor química con cierto hermano, como Ososmatsu y Choromatsu o Jyushimatsu con Ichimatsu. Él y Totty tenián bastante en común, como el cuidado personal, a veces les gustaba hacer su propio spa o se compartían tips de ejercicio.  Pero ahora parecía que el menor lo trataba de evitar lo más posible, y si se encontraban, Totty tenía una actitud seria. 

En cuanto a sus otros hermanos, hubo una ocasión en que Jyushimatsu, siendo la bomba de energía que es, en una loquera Choromatsu lo regañó diciéndole que tuviese cuidado con Karamatsu. Su bienestar realmente nunca les importó a ellos, y ahora su sobreprotección rebasaba lo que él podía tolerar. Sobretodo Osomatsu. Contínuamente pasaba a revisar en qué habitación de la casa estaba Karamatsu; si quería salir, Osomatsu siempre lo impregnada de su aroma para bloquear el suyo y que otros Alfas no se percataran de él.

-Mi querido Buraza, aprecio la atención que tienes para conmigo, sé que buscas solo mi bienestar, pero estoy seguro que no es tan necesaria.-

- ¡Duele! ¡Duele! Karamatsu...Escucha, a tu Onii-chan no le molesta, no me gustaría que a nuestro pequeño Omega se lo llevara un malo Alfa de por allí. Papá y mamá me castrarían.-Y en el fondo, Kara sabía que su hermano mayor no lo podía controlar, el instinto de cuidar a su manada le pegaba mucho más que al otro Alfa de la casa.

Ichimatsu, por otro lado, había disminuido su maltrato, el físico al menos, hacia él aunque no del todo. Cosas como llamarle Cacamatsu o que hiciera al gato jugar con sus lentes de sol para que los rompiera continuaban sucediendo. Pero el aura negativa de Ichimatsu contra el Omega aumentaba cuando Osomatsu le exigía a Karamatsu  que le prestara atención. Al mayor de todos le gustaba abrazar al segundo para hundir su rostro en la cuenca de su cuello e inhalar hasta el tope sus pulmones con el aroma del Omega, pues éste tenía cualidades estimulantes y relajantes a la vez. Pero lo que más disfrutaba era acostarse y colocar su cabeza en el regazo de Karamatsu mientras ambos emanaban su aroma. Pues así el cuerpo del Omega se impregnaba de su aroma, y a la vez, el Alfa podía olerlo. Esta acción era sumamente íntima, solo hecha con personas realmente cercanas. Tanto que casi rayaba el nivel del sexo, pero en un aspecto sentimental e instintivo.

Ichimatsu detestaba estar presente en esos momentos.

A Karamatsu realmente le afectaba que uno de los Alfas en casa lo rechazara a tal grado. Y por mucho tiempo hizo varios intentos para tratar de enmendar el vínculo con su hermano menor, sin éxito.

Y la situación empeoró cuando Osomatsu los encontró solos.

No es que estuviesen haciendo algo indebido, pero Karamatsu llegó a un punto donde se armó de valor para acorralar a Ichimatsu, queriendo lograr un poco de convivencia.

Pero a Osomatsu no le había gustado que el único Omega de la manada estuviese solo con el otro Alfa.  La cara que había puesto fue terrorífica. Un rostro que heló la sangre de sus hermanos menores y reafirmó, una vez más, por qué él era el Alfa Líder. Había caminado despacio, sin expresión, con ojos que mostraban lo dispuesto que estaba a derramar sangre. Tomó a Karamatsu de la muñeca con demasiada fuerza para dejar marca y sonriendo un poco lo jaló saliendo de la sala común.

-Karamacchan~, ¿Qué andabas haciendo con Ichimatsu. Mmm?- Karamatsu ni podía hablar, porque no sabía qué responder, ni cuál era una buena respuesta, ¿Qué podía decir para al menos apaciguar el aura asesina de su hermano mayor?

- No mucho, en realidad. Solo, quería platicar con él. Es todo.-

-Hmm. Ya veo. Bueno, pero a la próxima es mejor que esté yo o alguno de los otros. No queremos que piques al tigre con un palo y ocurra algo. ¿Sale?-

No creo que Ichimatsu llegue a ese punto. Había pensado, pero no lo dijo temiendo empeorar la situación. Y el resto de la tarde Karamatsu se la pasó acariciando la cabeza de Osomatsu y emanando su aroma, notando en un movimiento donde pasaba sus dedos por el cabello del otro, la marca del agarre del Alfa en su muñeca. Y nunca más volvió a estar solo con Ichimatsu.

-Oye, Karamatsu. ¿Qué vas a hacer con Osomatsu?- preguntó un día Choromatsu mientras los dos hermanos estaban sentados en la sala común.

-¿A qué te refieres, querido hermano?- la pregunta le extrañó, ¿Osomatsu? ¿Cómo que qué haría?

-Bueno, no sé qué planes tengas para el futuro, pero será mejor que vayas poniendo distancia con él. Se pega a ti como chicle. ¿Qué pasará cuando quieras salir con otro Alfa?-

Hasta ese momento, no había contemplado la posibilidad de ver más allá de su tiempo presente. ¿Salir con un Alfa?¿Que no sea Osomatsu? A veces se le olvidaba qué implicaba ser Omega.

-Cuando aparezca esa persona, lo pensaré, mientras tanto puedo dejar a mi hermano cuidar mi maravillosa persona.-

-¡Cacamatsu eso duele!-

Nunca se le ocurrió que tendría que tomar esa decisión más rápido de lo que pensó.

Semillas MalasWhere stories live. Discover now