Karamatsu se sintió como una hormiga diminuta e insignificante cuando estuvieron a punto de entrar al estacionamiento de uno de los edificios de oficina más altos que había visto. Se estacionaron en un lugar que estaba reservado con un letrero que tenía escrito la abreviatura del puesto del Alfa. El Omega no tenía ni idea qué significaba, pero suponía que era un puesto importante si tenía su propio espacio de estacionamiento. -Necesitas cambiarte, ¿Cierto? Mmm, hay un lugar al que podemos ir. Ven, por aquí.- Karamatsu siguió a Atushi-san hasta que llegaron a los elevadores. El Omega casi le da algo al ver que había tecleado el piso 55.
Poco a poco comenzó a subir y ambos hombres estuvieron en silencio durante un rato. Karamatsu de pronto se puso sumamente nervioso, dándose cuenta de que estaba en un espacio cerrado con Atsushi-san, pero solo podía ocultarlo de un modo, diciendo algo doloroso. -Agradezco la cortesía que tuviste conmigo de invitarme a esta fiesta, Atsushi-san. Una gran oportunidad que aprovecharé para brillar a tu lado.- El Alfa lo miró fijo unos segundos para después botarse de risa sujetando la mano del Omega sonriendo al ver que pegó un pequeño salto. -Siempre me la paso muy bien contigo, Karamatsu-san...Y me gusta ver que puedo ponerte nervioso.- Karamatsu al instante sintió caliente sus mejillas, algo que Atsushi disfrutó y se preguntó, ¿Qué pasaría si...?
Sujetó la mandíbula de Kara y con cuidado lo acercó hasta que darle un suave beso. Al instante el Matsu lo correspondió dejando que el Alfa tomara las riendas, dándole permiso de profundizarlo y prolongarlo. Una de las manos de Atsushi se deslizó por la lateral de su cuerpo hasta que se detuvo en uno de los glúteos del otro haciendo que soltará un gemido de sorpresa. Atsushi no desaprovechó y con su lengua recorrió lo más que pudo la curiosamente dulce boca de Karamatsu.
El viaje al piso 55 al inicio parecía eterno, pero cuando menos pensaron las puertas se abrieron y ambos se separaron con un beso tronado. Con la parte superior de sus dedos el Omega retiró de sus labios el exceso de su diversión en el elevador. Jadeando, el corazón de Karamatsu casi sale de su pecho, ¿Qué acaba de pasar?
Sin soltar la mano de Kara, el Alfa lo guío a través de el piso de oficinas completamente vacío y oscuro. A medida que pasaban prendía las luces para ver mejor hasta que llegaron a unas puertas de vidrio mate. Atsushi sacó unas llaves y abrió entrando.
-Esta es mi oficina, puedes cambiarte aquí, no hay nadie por el momento... Seguramente todos están abajo en la fiesta.- Karamatsu escaneó el lugar en búsqueda de algún lugar para cambiarse, pero no había ningún armario o baño privado.
-Um ¿Atsushi-san?¿Me cambio...Aqui? Así, ¿Sin más?- Atsushi-san se rió y se volteó dándole la espalda al otro, Kara entendió y comenzó a desvestirse un poco sonrojado, estando tan vulnerable a unos cuantos pasos de un Alfa que hace un momento le dejó sin aliento con el mejor beso de su vida. Su cuerpo se sintió tan caliente, y por ello decidió no pensar tanto en ello. Se quitó su chamarra y camisa blanca doblando cada prenda para volverla a meter a la mochila.
Atsushi intentó abstenerse de espiar, pero fue inevitable ver el reflejo del Omega en el estante de espejo frente a él. Y lo poco que pudo ver solo aumento la fascinación que tenía por él. Karamatsu se inclino para bajarse los pantalones y el Alfa juró que seguramente no habría mejor vista que esa. Negó con su cabeza y con mucha fuerza de voluntad miró a otro lado pero al fin y al cabo ya había visto todo.
-Listo. Ya puedes voltear.- Giró su cuerpo y sonrío ante lo que vio. Karamatsu se veía muy bien con ropa formal, pero supuso que ahora que había visto un poco lo que había debajo de esas ropas, ahora parecía que eso había hecho más atractivo al Omega.
Caminó hacia él mirándolo de abajo hacia arriba lentamente. Karamatsu ahora sentía sus piernas temblar y su estómago hacerse un nudo. Pero, eran sensaciones agradables, no sabía cómo explicarlo, pero le gustaba que Atsushi-san lo mirara.
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Semillas Malas
FanfictionKaramatsu estaba bien antes, cuando era beta. Todo era más fácil aún si todo el tiempo sus hermanos hacían el mayor esfuerzo para ignorarlo y fingir que en realidad eran 5 y no 6. Su vida ahora era tan mala que él deseaba regresar a esa época. ATEN...