Camila Cabello hizo caso omiso a la oleada de dolor que le atravesó el cuerpo.—Es sólo una punzada—susurró pasándose la palma de la mano por el abultado vientre—Vamos, cariño, no le hagas esto a mamá, ¿de acuerdo?
Había tenido dolores intermitentes durante todo el día, pero había decidido ignorarlos. Los libros decían que no había de qué preocuparse hasta que las contracciones fueran fuertes y separadas sólo por unos minutos. Y ella tenía una cada hora y media, aproximadamente, por lo que pensaba que no tenía de qué preocuparse.
Además, era viernes por la noche, el día perfecto para sacarse buenas propinas sirviendo cenas en el restaurante italiano:
"De Angeli's". Y en aquellos momentos, las propinas significaban mucho.
A su alrededor se escuchaba el ruido de la cocina: sartenes, cocineros diciendo palabrotas, el ruido de los platos de porcelana al chocar unos con otros...Era en cierto modo una música,los camareros y camareras, bailarines.
Camila llevaba cuatro años haciendo aquel trabajo y era muy buena. Cierto que mucha gente no consideraría ser camarera como una carrera profesional, pero a ella no le importaba.Le encantaba su trabajo, conocía gente nueva cada noche, tenía clientes fijos dispuestos a esperar media hora de más para sentarse en su zona y era estupendo trabajar para sus jefes.
Lejos de despedirla por haberse quedado embarazada, le ayudaban continuamente. Siempre había alguien cerca para ayudarla con las bandejas más pesadas y ya le habían asegurado que su puesto de trabajo la estaría esperando cuando regresara tras tomarse un tiempo para estar con el bebé.
—Ya lo verás—aseguró Camila sonriéndole a su vientre—Va a ser estupendo. Vamos a estar fenomenal.
—¿Va todo bien, Mila?
—Claro—Camila respondió, girándose para encontrarse de frente con Dinah, otra de las camareras—Estupendamente.
La otra mujer la miró como si no acabara de creerla, y Camila deseó para sus adentros mentir un poco mejor.
—¿Por qué no descansas un rato?—le sugirió Dinah—Yo cubriré tus mesas.
—No hace falta—aseguró Camila con firmeza para convencer no sólo a Dinah , sino también a ella misma—estoy bien. De verdad.
Su amiga la miró con el ceño fruncido.
—De acuerdo -dijo finalmente colocando dos platos de lasaña en la bandeja—pero te estaré vigilando.
Igual que el resto de la gente en De Angeli's, pensó Camila.
Agarró una jarra de café, empujó la puerta y entró en el comedor principal, se respiraba una atmósfera de natural elegancia. Las mesas estaban cubiertas con inmaculados manteles de lino blanco, y las velas brillaban con todo su esplendor dentro de candelabros de globo. A través de unos altavoces se escuchaban los suaves acordes de un violín.
Camila sonrió a los clientes mientras les ofrecía más café y tomaba nota de sus pedidos. Le hizo una mueca a un bebé que tendría aproximadamente un año y estaba sentado en una trona, muerto de risa porque se había tirado los espaguetis por encima de la cabeza.
La mayoría de los camareros odiaba tener niños en las mesas de su zona, normalmente suponía perder tiempo cuando los clientes se marchaban, porque tenían que limpiar completamente el desastre que los niños dejaban atrás antes de que se pudiera sentar nadie más. Y perder tiempo significaba perder dinero.
Pero a Camila siempre le habían gustado mucho los niños. Incluso los más revoltosos.
Un grupo de Marinos de aproximadamente treinta años siguieron a la recepcionista hacia la mesa del fondo de la zona de Camila.
Al pasar, la recepcionista le dirigió una mirada de disculpa mientras los acomodaba.
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Ángel (Camren)
FanfictionCuando te rompen el corazón, dejas de creer en el amor, y sientes que nunca podrás amar de nuevo.. Pero...que pasa si alguien diferente, entra en tu vida.. ¿Volverías a creer en el amor..? "Tenia miedo sentir pero tu, tu me ensenaste, a enfrentarme...